El 23 de enero de 2019 Venezuela entró en una nueva fase de un golpe que se inició el 11 de abril de 2002, se intensificó en 2013 tras la muerte del Comandante Chávez, y recrudeció con la violencia opositora de las guarimbas en 2014 y 2017. La guerra hibrida que vive Venezuela ha tenido […]
El 23 de enero de 2019 Venezuela entró en una nueva fase de un golpe que se inició el 11 de abril de 2002, se intensificó en 2013 tras la muerte del Comandante Chávez, y recrudeció con la violencia opositora de las guarimbas en 2014 y 2017.
La guerra hibrida que vive Venezuela ha tenido en la desinformación y manipulación mediática una de sus principales armas de combate. Leemos y escuchamos mentiras que analistas que nunca han estado en Venezuela repiten tantas veces que se convierten en realidad para la opinión pública.
1. Venezuela tiene 2 presidentes. Nada más lejos de la realidad. La Constitución venezolana establece en su artículo 233 como falta absoluta del Presidente su muerte, renuncia, destitución decretada por el Tribunal Supremo de Justicia, incapacidad física o mental decretada por una junta médica, el abandono del cargo, o la revocatoria popular de su mandato.
Guaidó no tiene ningún argumento Constitucional para autoproclamarse Presidente pues no hay falta absoluta del Presidente, que tomó juramento tal y como lo establece la Constitución en su artículo 231: el 10 de enero y ante el Tribunal Supremo de Justicia. Además, según esa misma Constitución, si hubiera falta absoluta del Presidente es la Vicepresidenta quien debe asumir la presidencia, y convocar a elecciones.
Esa crisis ha provocado una migración económica a la que se ha pretendido disfrazar de exilio político, algo que los datos desmienten (entre enero y agosto de 2018 la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado recibió 3.500 solitudes de asilo de venezolanos, por un total de 6.523 solicitudes de refugio de ciudadanos hondureños, casi el doble).
8. En Venezuela se violan los Derechos Humanos. Analicemos las cifras de las guarimbas de 2017: 131 personas muertas, 13 de las cuales por disparos de las fuerzas de seguridad (hechos por los que hay 40 miembros detenidos y procesados); 9 efectivos de las diferentes policías y Guardia Nacional Bolivariana asesinados; 5 personas quemadas vivas o linchadas por la oposición. El resto de muertos en su mayoría lo fueron mientras manipulaban explosivos o intentaban saltarse barricadas de la oposición.
9. En Venezuela no hay libertad de expresión. No hay más que ver las imágenes de Guaidó hablando ante decenas de micrófonos en plena vía pública, o dando entrevistas a medios internacionales un día sí y otro también para saber que esto no es cierto. En Venezuela, además, a diferencia de México, no asesinan o desaparecen a periodistas por hacer su trabajo.
10. La comunidad internacional está preocupada por el estado de la democracia en Venezuela. A la «comunidad internacional», representada por Estados Unidos y el Grupo de Lima, no le preocupan los presos torturados en Guantánamo; no le preocupan los líderes sociales y defensores de Derechos Humanos que a diario son asesinados en Colombia; no le preocupan las caravanas de migrantes que huyen de la doctrina del shock neoliberal en Honduras; no le preocupan las relaciones de los hijos de Bolsonaro con las milicias paramilitares que asesinaron a Marielle Franco.
No, nadie juzga las graves violaciones de Derechos Humanos en esos países del Grupo de Lima y su aliado Estados Unidos. Lo que se esconde detrás de esa preocupación no se llama democracia, se llama petróleo, se llama oro, se llama coltán.
Además, ya no se preocupan en esconderlo, con el ex Director de la CIA Mike Pompeo hablándole por videoconferencia al Grupo de Lima, o nombrando como enviado especial para Venezuela a Elliott Abrams, veterano de la administración Reagan, impulsor de escuadrones de la muerte en El Salvador o de la contra en Nicaragua.
El conflicto, por tanto, es geopolítico y se disputa en 2 escenarios, el de la diplomacia, y el mediático, en una guerra hibrida que nos bombardea con tanta información que nos deja heridos de desinformación.
A estos 2 escenarios se le suman 2 variables para completar la ecuación, el congelamiento de activos económicos y la posible introducción de mercenarios en territorio venezolano, ecuación más similar a los conflictos bélicos en Medio Oriente que a la nueva generación de golpes suaves en América Latina, que utilizan la vía parlamentaria o judicial, como han escrito compas como Marco Teruggi que están informando y haciendo análisis desde el terreno, desde las calles venezolanas.
Para despejar esta ecuación, además de la unidad cívico-militar que intentan resquebrajar en Venezuela, la propuesta de mediación de los gobiernos de México y Uruguay, secundada por el Papa Francisco, y esperemos por Naciones Unidas, se antoja la única vía posible para que este escenario no desemboque en más violencia y sufrimiento para el pueblo venezolano.
La paz de Venezuela, y de todo América Latina, depende de ello.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.