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15-M:»Hacía mucho tiempo que esperábamos este momento»

Fuentes: Rebelión

Una de las ventajas que tiene para la humanidad el hecho de desconocer por completo su origen es la facilidad que poseemos para  crear momentos fundacionales de todo o casi todo lo que hacemos en este mundo. Así que, como no podía ser menos, la acampada de protesta de la Plaza de Catalunya -unida al […]

Una de las ventajas que tiene para la humanidad el hecho de desconocer por completo su origen es la facilidad que poseemos para  crear momentos fundacionales de todo o casi todo lo que hacemos en este mundo. Así que, como no podía ser menos, la acampada de protesta de la Plaza de Catalunya -unida al movimiento del 15M- también tuvo su pequeño momento fundacional.

Y lo tuvo, además, con mucha gracia: la noche del 16 de mayo, un chico y una chica disfrazados de astronautas entraron en la plaza barcelonesa imitando el caminar ingrávido de las conocidas imágenes de la llamada «llegada del Hombre a la Luna» en 1969. Al igual que los cosmonautas norteamericanos, los jóvenes llevaban una bandera que clavaron justo en el centro de la plaza. La bandera era la bandera okupa.

Así comenzaba,entre las risas y los aplausos de un pequeño número de personas, la ocupación popular del espacio público que -en pocos días- llegaría a sobrepasar de forma masiva toda expectativa de participación en la protesta. Y esto ocurría en un momento en el que, desde la izquierda más sesuda, hacía tiempo que ya casi nadie daba un céntimo por la eficacia de cualquier brote insurreccional y, menos aún, por cualquier tipo de espontaneidad movilizadora.  Sin embargo, entre los muchos carteles anónimos que se han podido leer en la plaza figuraban lemas como estos: «Esta plaza no tiene precio» y «Esto es lo mejor que ha ocurrido en los últimos treinta años».

Pero sería injusto que, por el mero elogio de la multitud, no reparáramos en otro momento fundacional -discreto, pero no menos exento de magia- como es el que han supuesto las  sonrisas cruzadas y los guiños de complicidad de todas las personas que, en las últimas décadas, han dedicado su energía a los movimientos sociales y a todas las luchas que, muchas veces, se creyeron inútiles ante la actitud pasiva de la inmensa mayoría de la población. La prueba  está   en que el sentimiento más común de estas personas ha quedado reunido en una sola frase: «Hacía mucho tiempo que esperábamos este momento». Son ellas, pues, las que, con el ánimo renovado de lucha, bien pueden decir aquello de «Más vale tarde que nunca».

Alfonso López Rojo, semanario Directa, núm. 233, junio de 2011

http://alfonsolopezrojo.wordpress.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.