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Reseña de Un lugar que pueda habitar la abeja. Entrevistas con Jorge Riechmann, de Alberto García Teresa (editor), La Oveja Roja, Madrid, 433 páginas.

66 entrevistas sustantivas

Fuentes: El Viejo Topo

Lo esencial de esta aproximación: no se pierdan este libro de conversaciones con Jorge Riechmann. No es, en absoluto, un libro menor. Más bien lo contrario: es uno de los mejores instrumentos para profundizar, o para aproximarse si fuera el caso, a uno de nuestros intelectuales y activistas más lúcidos, informados, críticos y poliédricos. Un […]

Lo esencial de esta aproximación: no se pierdan este libro de conversaciones con Jorge Riechmann. No es, en absoluto, un libro menor. Más bien lo contrario: es uno de los mejores instrumentos para profundizar, o para aproximarse si fuera el caso, a uno de nuestros intelectuales y activistas más lúcidos, informados, críticos y poliédricos. Un lugar que pueda habitar la abeja. Entrevistas con Jorge Riechmann permite acercarse a los numerosos compases de su obra, intuir la armonía de fondo que los agrupa, admirarse por la solidez y lucidez de las propuestas y conjeturas y tomar consciencia de la evolución de las preocupaciones, sugerencias y tesis del autor. Conviene reparar también en el hermoso castellano que nos regala Riechmann a lo largo de estas páginas, tan interesantes, en mi opinión, como un libro de conversaciones con el traductor de El Capital que se editó hace ya muchos años con el título Acerca de Manuel Sacristán.

Un apunte (probablemente innecesario) sobre el entrevistado. Del editor del volumen, Alberto García Teresa: «Jorge Riechmann (Madrid, 1962) es uno de nuestros pensadores más lucidos y uno de los que, de forma más tenaz y menos evasiva, se está adentrado en las raíces de la problemática de nuestra época. Al mismo tiempo, resulta un poeta básico para comprender la poesía española contemporánea y uno de sus referentes de mayor influencia, tanto por sus versos como por su trabajo teórico en este terreno. Ha publicado por un lado, cerca de una treintena de poemarios y plaquetas junto con una decena de libros de reflexión sobre poética, estética y política, así como, por otra parte, más de veinte volúmenes sobe política, ecología, ética y filosofía de manera individual, y otros tantos de manera colectiva». Entre estos últimos libros, recordemos, tres con uno de sus maestros y amigos: Francisco Fernández Buey. Ni tribunos y Redes que dan libertad. También, como editores y autores, Trabajar para construir.

Se recogen en el volumen la práctica totalidad de las entrevistas concebidas por JR (evitando paisajes reiterativos) y publicadas en papel. La primera data de 1990, la última de 2017. Un amplio arco de conocimiento y de reflexión de 28 años en total. Se han incorporado también entrevistas que no llegaron a ser publicadas finalmente y las ofrecidas a medios extranjeros. Han sido traducidas expresamente para el libro.

Las temáticas de Un lugar que pueda habitar las abejas (¡qué hermoso título!), me apoyo de nuevo en el editor, giran alrededor de seis ejes esenciales en la obra (y en el hacer) de JR: la poesía, el ecologismo (ecosocialismo), la crítica literaria, la política en sentido amplio, su labor socrática de traducción y la educación. La singularidad del libro, destaca con razón Alberto García Teresa [AGT], radica en «que estos textos ofrecen la posibilidad de acercarnos a los elementos clásicos del pensamiento de Riechmann de una manera sintética». El editor considera, y yo con él, que «se trata de una puerta y un paseo por las aportaciones que ha realizado Riechmann en esos terrenos, pero también de escalera mediante las cuales profundizar en su pensamiento». Leer las reflexiones y las exposiciones de JR, concluye AGT, «también es asistir a un proceso de continuo cuestionamiento que tata de entender, que trata de ayudar a comprender y a cambiar el mundo».

¿Qué puede destacarse del volumen? Todo. A riesgo de ser muy injustos señalamos:

1. Las interesantes y singulares reflexiones de JR sobre el hacer poético, sobre «la poesía comprometida», sobre la «poesía social».

2. El importante papel que ha jugado en su formación y en la obra realizada sus trabajos de traducción, un asunto nada menor entre sus aportaciones sobre el que a veces no se insiste suficientemente.

3. La apabullante información y estudio que subyace a sus análisis, observaciones y propuestas ecosocialistas.

4. La lucidez de su reflexión política nunca acomodada, nunca cegada por lo más inmediato y, por supuesto, no centrada en un Yo muy destacado, y nunca satisfecho, que aspira a figurar y deslumbrar al lector.

5. Los comentarios que, aunque no de forma central, nos va regalando JR sobre sus preferencias literarias y políticas. «El pensamiento de inspiración ecologista, en lo que tiene de filosofía moral, puede cifrarse en el antes y en el después; dos, pensar en los límites».

6. La demostración concreta de que pensar con la propia cabeza, asunto nada trivial, es pensar con la propia cabeza, apoyada en clásicos y en autores que considera maestros o referentes.

7. Destaco: una de las mejores aproximaciones a la obra de Manuel Sacristán que he leído hasta el momento, en la que, en mi opinión, es una de las mejores entrevistas incluidas, la realizada por José Sarrión en 2015 para ConCiencia Social, pp. 373-389.

8. Los magníficos aforismos, otro de sus géneros, que JR nos regala en la mayoría de las conversaciones.

9. Su potente concepto de ecosocialismo descalzo y su aproximación temperada, contracorriente e informada a las propuestas decrecentistas. «Lo queramos o no, por las buenas o por las malas, habrá decrecimiento material y energético».

10. Su lucidez activa y sus propuestas con urgencia en lo que con acierto llama el Siglo de la Gran Prueba. Hay dinámicas muy potentes, afirma, que nos arrastran hacia un abismo ecológico-social, «podemos afirmar que las posibilidades de colapso se han ido haciendo más fuertes».

11. Su interesantes y sustantivas reflexiones sobre el concepto de democracia.

12. La importancia de su filosofía de la autocontención y autoconstrucción, la transformación cultural que necesitamos afirma en una de las entrevistas.

13. Sus comentarios críticos sobre la filosofía del transhumanismo.

14. Su temperada aproximación a la tecnociencia contemporánea. Ni tecnofobia ni tecnolatría.

15. Su sólida formación científica. Su no hablar por hablar en asuntos en los que no cabe hacerlo.

16. La profundidad de sus reflexiones sobre el hacer poético y sobre su propia práctica como poeta, como autor, como creador.

17. Su renuncia al pesimismo paralizador. Se le pregunta por el mundo que imagina, cerrando los ojos, dentro de cien años; su respuesta: «Prefiero no hacer ese ejercicio, que induciría a la melancolía, y seguir esperando que seamos capaces de dar un verdadero vuelvo a la situación».

18. Su prudente y matizada defensa de la noción de progreso. «De acuerdo con esta noción laica y «deflacionaria» de progreso, creo que se puede discernir un posible progreso al menos en dos ámbitos: en el del conocimiento científico, y en el ético-político (y alguna cosa también en cuanto a la cultura material)».

El trabajo del editor ha sido impecable. La Oveja Roja, como nos tiene acostumbrados, ha editado con excelencia, mimo y sensibilidad.

Con las siguientes palabras finaliza JR la última de estas entrevistas: «El poeta es un ser desorientado que arroja las palabras delante de sí como otros arrojan los datos o reparten los naipes, con la esperanza de que las figuras resultantes iluminen al menos algunas zonas de la espesa tiniebla». Con estas mismas palabras, es justo que finalicemos este reseña que insiste en la idea inicial: no se lo pierdan, estamos ante uno de los mejores instrumentos para acercarnos a la obra de uno de nuestros intelectuales y poetas concernidos más esenciales. Un libro para leer, recomendar y releer.

Fuente: El Viejo Topo, abril de 2019.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.