El pasado 19 de abril se cumplieron 70 años del levantamiento del gueto de Varsovia, salvajemente reprimido por destacamentos especiales de las SS. Se realizaron conmovedores homenajes y actos de memoria histórica en el lugar arrasado donde se erigía el ignominioso lugar de concentración. Se ha aprovechado la ocasión para inaugurar un Museo sobre Historia […]
El pasado 19 de abril se cumplieron 70 años del levantamiento del gueto de Varsovia, salvajemente reprimido por destacamentos especiales de las SS. Se realizaron conmovedores homenajes y actos de memoria histórica en el lugar arrasado donde se erigía el ignominioso lugar de concentración. Se ha aprovechado la ocasión para inaugurar un Museo sobre Historia de los judíos polacos.
Al exterminio que los nazis iniciaron en 1940, rodeando con un muro de 2,5 metros 800 manzanas en las que vivían hacinados 380 mil judíos, le siguió la aniquilación sistemática llamada eufemísticamente Grossaktion en la sofisticada «Lingua Tertii Imperii» del Nacionalsocialismo. Se inició el 19 de abril de 1943, comandada por un nuevo comandante, Jürgen Stroop (su nombre era Josef, pero como muchos alemanes se lo cambió por uno más ario). Según su informe minucioso, la operación se realizó con un núcleo duro de 850 comandos, penetrando el gueto en dos secciones, que fueron reforzadas por SS Panzergrenadier, tropas de caballería, SS y regimientos de policía, tropas de apoyo técnico, SD, ingenieros de la Wehrmacht, incluso Trawniki-Männer del campo de entrenamiento Trawniki, además de policía polaca. Hasta el 16 de mayo arrasaron una veintena de manzanas, matando a más de 65 mil personas.
La mecha que encendió la rebelión fueron las deportaciones masivas del año anterior y el estado cada vez más crítico de la población más débil. Heroica rebelión, digna como ninguna, los pobres y famélicos soldados judíos del ZOB (no pasban de 750 hombres y mujeres con disparatado armamento) resistieron más tiempo que la gloriosa Francia en 1940. Recordemos que las primeras acciones militares fueron contra la propia policía judía del gueto, dependiente del «Judenrat». La última acción épica de las tropas de Stroop el 16 de mayo fue la demolición de la histórica gran sinagoga de Varsovia, la damnatio memorae es una especialidad fascista. En su informe final en frio lenguaje de burócrata, confirma que de un total de 56,065 judíos prisioneros, 22,000 fueron deportados a Majdanek, 16,000 a Poniatowa, 5,000 – 6,000 a Trawniki, y 7,000 a Treblinka. 5,000-6,000 perdieron sus vidas por explosiones e incendios. Las pérdidas propias, alrededor de 300 muertos, fueron disminuidas.
Ilustrando su burocrático informe con un álbum de fotos, Stroop recomienda crear, «ahí mismo», en las ruinas humeantes de los barrios, un «KZ», un campo de concentración ad hoc, para limpiar y refaccionar hasta la muerte el pasaje urbano arrasado y aprovechar ladrillos, acero y hierro para la sedienta industria bélica. Su racional idea germánica será llevada a cabo con gran éxito con el nombre de «KZ Warschau». El valiente Stroop se rindió a las tropas americanas en el Rhin, pensando en escapar a la justicia soviética, un tribunal militar lo sentenció a muerte en Dachau, se le extraditó a Polonia donde fue juzgado, condenado a muerte y ahorcado el 6 de mayo de 1952.
Algunos testimonios de sobrevivientes nos permiten atisbar el infierno del racismo nacionalista y el terror desatado por los destacamentos en la Grossaktion. También en libros recientes, o en películas donde la resistencia es un telón de fondo terrible, como «El Pianista», «La noche de los tres generales» y el documental «The Warsaw Ghetto Urprising», con testimonio de un sobreviviente, Marek Edelman. Hay páginas escalofriantes donde puede verse la épica y desigual lucha «then and now». Pero la historia se repite y ya no como farsa. Al parecer el ejército israelí, Tsahal, en una vuelta de tuerca impensable, estudia y aplica los métodos de Stroop para combatir a la resistencia palestina dentro de los centros urbanos.
El manifiesto de febrero de 1943 tiene la misma actualidad hoy que ayer:
«¡Pueblo, despierta, y lucha por tu vida!
¡Que cada madre se convierta en una leona que defiende a sus hijos!
¡Que ningún padre se quede viendo morir a sus hijos sin hacer nada! […]
¡Que cada casa se convierta en una fortaleza!
¡Pueblo, despierta y lucha! Tu salvación está en la lucha.
Quien lucha por su vida puede salvarse. Nos levantamos en el nombre de la lucha por la vida de los indefensos, a quienes deseamos salvar».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.