A partir de los últimos días de abril de 2015, bajo la presión de los dirigentes europeos, Tsipras apartó a Varoufakis de las negociaciones en Bruselas, pero sin retirarle el cargo de ministro de Finanzas. Lo reemplazó por Euclides Tsakalotos y además concedió cada vez más peso a Georges Chouliarakis quien, objetivamente, actuaba en pro […]
A partir de los últimos días de abril de 2015, bajo la presión de los dirigentes europeos, Tsipras apartó a Varoufakis de las negociaciones en Bruselas, pero sin retirarle el cargo de ministro de Finanzas. Lo reemplazó por Euclides Tsakalotos y además concedió cada vez más peso a Georges Chouliarakis quien, objetivamente, actuaba en pro de los intereses de los acreedores desde febrero de 2015. Dijsselbloem y Juncker le habían insistido a Tsipras de que Choulariakis estuviera en el centro de las negociaciones ya que era el representante griego en el que tenían mayor confianza [1].
Tsipras aceptó hacer nuevas concesiones a la Troika, con la que multiplicaba los contactos y las discusiones. Según Varoufakis, Tsipras envió un correo electrónico a la Troika a finales de abril de 2015, en el que comunicaba su aceptación de liberar un excedente presupuestario primario del 3,5 % cada año durante el período 2018-2028. Ese nuevo desistimiento volvía imposible el fin de la austeridad, puesto que necesitaba nuevos recortes en los presupuestos sociales y una aceleración de las privatizaciones. Eso no era suficiente para la Troika, que deseaba más concesiones, y no se llegó a un acuerdo.