Ilustrativo artículo del profesor de Filosofía del Derecho Jorge Urdánoz Ganuza en la Universidad Pública de Navarra titulado: «Charles Darwin y las estrellas». Transcendental temática que abarca un todo científico-espiritual sobre nuestro origen estelar y futuro existencial, y que desde su primer párrafo: «Charles Darwin ha quedado en el imaginario social como el paradigma de […]
Ilustrativo artículo del profesor de Filosofía del Derecho Jorge Urdánoz Ganuza en la Universidad Pública de Navarra titulado: «Charles Darwin y las estrellas». Transcendental temática que abarca un todo científico-espiritual sobre nuestro origen estelar y futuro existencial, y que desde su primer párrafo: «Charles Darwin ha quedado en el imaginario social como el paradigma de cierto ateísmo científico que niega a Dios apelando a razones puramente materiales.»…suscita gran interés a unos pocos.
Recientemente en página de opinión de otro medio titulaban: «Un Dios humano, un humano Dios..?» Se escribe mucho de ciencia y religión, más de religión y espiritualidad, pero poco sobre ciencia y espiritualidad, quizás por no reconocer uno de los rasgos más destacables de Dios nacido humano en sus venidas a la Tierra, caminarla y caer y levantarse como nosotros; hablarnos de igual a igual, al recordarnos la razón de nuestra existencia, descubrirnos nuestra verdadera realidad de ser, educarnos en el respeto al hablar, en la alimentación y relación con el resto de criaturas, etc..desde la ciencia del sentir
El profesor Urdánoz demuestra ser conocedor de su obra y autobiografría, pues a lo largo del artículo, desdice el mito sobre la militancia atea de Darwin al asegurarnos: No pasa de constituir un lamentable malentendido.
Tanto los contenidos esenciales de la teoría evolucionista como los genuinos de la creacionista, entroncan en una misma raíz o logos original, al asimilarlos como ciencia de evoluciones genéticas paralelas: mamífera y espiritual, dentro de un mismo cuerpo y alma respectivamente. Una, de evolución orgánica finita por mutaciones y cambios para perfeccionamiento de imagen..hasta la erguida.
Restaría aplicarnos para lograr la semejanza de creación infinita. ¿Dónde hallamos esa Fuente de saber que las religiones llaman «misterio» y no es tal? Jorge Urdánoz nos recuerda la respuesta de Unamuno al preguntarle sobre la existencia de Dios: «Dígame que entiende por creer, por existir y por Dios… y le contesto». Pudiera ser una pista que lleva al Camino de esa Verdad oculta, entre tanto deshilachado que de ella han hecho las religiones y toda esa turbia espiritualidad intelectualizada en imágenes y relatos de un dios castigador.
Razón que como a Einstein llevó al agnosticismo, pues ambos sentían lo divino ligado a la ciencia y no a la religión. Relación con un Dios creador al modo que lo «dibujó» otro gran racionalista, Baruch de Spinoza: «Deja de creer en mi; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mi, quiero que me sientas en ti. No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro…ahí estoy, latiendo en ti»….en comunión con las palabras del Maestro: «Antes de ser ya te conocía», que trayéndolas al aquí y ahora del hoy, encajan con lo leido de la escritora madrileña Manuela Hernán Matesanz: Anterior a nacer de nuestros padres físicos ya existíamos como latido en la atmósfera.
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