El 9 de enero del año 2000 en cadena nacional, el entonces presidente del Ecuador, Jamil Mahuad Witt, anunciaba la decisión de dolarizar la economía ecuatoriana. Sin preparación alguna, se impuso la dolarización, es decir la périda de la política monetaria y cambiaria. El país, en el marco de los ajsutes neoliberales, vivía entonces un […]
El 9 de enero del año 2000 en cadena nacional, el entonces presidente del Ecuador, Jamil Mahuad Witt, anunciaba la decisión de dolarizar la economía ecuatoriana. Sin preparación alguna, se impuso la dolarización, es decir la périda de la política monetaria y cambiaria. El país, en el marco de los ajsutes neoliberales, vivía entonces un proceso doloroso para la mayoría de la población; basta recordar el congelamiento de casi el 60% del patrimonio de los ciudadanos y ciudadanas, patrimonio que aún no ha sido recuperado en su totalidad y que provocó, entre otras cosas, la emigración de miles de personas a España y Estados Unidos principalmente.
Son 15 años que el Ecuador ha usado al dólar como moneda corriente y oficial. Alberto Acosta, reconocido economista ecuatoriano, nos cuenta en esta entrevista, cuáles han sido los resultados de la dolarización, que es defenida por el rpesidente Rafael Correa, que antes fue uno de sus más duros críticos.
1. Después de 15 años de aplicación de la dolarización en el Ecuador (8 de esos durante este gobierno), ¿cuáles creen que han sido los beneficios y perjuicios para la economía del Ecuador?
La aparente estabilidad cambiaria, propia de un régimen de cambio rígido, ha creado una burbuja de confianza sobre todo entre los consumidores. Esta es la principal ventaja y a la vez una amenaza, en tanto esta situación ha alentado el consumismo, cubierto en forma creciente por importaciones, sin que el gobierno haya logrado impulsar la producción nacional y menos aún transformar la matriz productiva. La ausencia de una política monetaria y cambiaria ha impedido obtener mejores resultados del favorable entorno económico internacional y ahora enfrentar con más tranquilidad la crisis.
2. Usted ha calificado este sistema como un ‘lastre’, ¿por qué lo considera así? ¿Cuál cree que era el camino en ese entonces para frenar la hiperinflación y la devaluación del sucre?
El relativamente buen desempeño de la economía se ha logrado a pesar de la dolarización. Sin esta, y con un adecuado manejo monetario y cambiario, la economía pudo haber crecido en unos dos puntos porcentuales más por año. En Ecuador no ha habido nunca hiperinflación, ni condiciones para que esta se produzca. Entonces había propuestas concretas para enfrentar la crisis, como la que presentamos con Jürgen Schuldt, en el libro: «La hora de la reactivación», publicado por la ESPOL en el año 1999, pero que no fueron consideradas. Se impuso la dolarización aprovechando una suerte de «entontecimiento» generalizado de la sociedad y la profunda incapacidad del gobierno democristiano de Mahuad.
3. Transcurrido 15 años, ¿considera necesario salir de este sistema? ¿El dinero electrónico puede ser una primera puerta de salida?
No es una cuestión de plazos. Ahora cuando el ciclo económico expansivo se desinfla veremos si se puede sostener la dolarización y a que costo. No es una simple cuestión de voluntad política o de acciones adecuadas. Si no hay dólares y la sociedad percibe que el sistema se hunde, la dolarización nos expulsará inexorablemente, si antes no desplegamos una estrategia para desdolarizar la economía. Por supuesto que el dinero electrónico es un paso en un proceso de salida de la dolarización, esperemos que sea ordenado.
4. Si bien este gobierno, del que usted fue parte como ministro, ha dicho que no está de acuerdo con la dolarización, ha decidido mantenerla porque ha dicho que los efectos de salir serían desastrosos. ¿Habría un efecto de esta magnitud al salir?
El ingreso a la dolarización ya fue desastroso. Una salida desordenada también lo sería. Pero sí hay como impulsar una salida ordenada, que nos permitiría recuperar una importante herramienta económica, como lo es la política monetaria y cambiaria; que nos sería de enorme utilidad en esta época de crisis.
5. ¿Qué factores han vuelto sostenible la dolarización en este tiempo, considerando que la inflación se ha mantenido baja, pero tenemos un elevado gasto público y gasto corriente y las tasas de interés siguen siendo elevadas en relación a otros países con este sistema?
La dolarización se ha sostenido gracias a una serie de factores externos. Realmente ha tenido mucha suerte. Primero fueron las remesas de nuestros compatriotas que trabajan en el exterior, que llegaron a representar casi el 10% del PIB. Luego los elevados precios del petróleo: el gobierno de Correa ha recibido mucho más de la mitad de todos los ingresos por este concepto desde que comenzamos a exportar el crudo amazónico desde hace casi 45 años. La recuperación de los precios de otros productos de exportación, como los camarones, ha permitido también obtener más dólares. Y entre otros factores, hay que destacar algo muy importante: la depreciación del dólar ha contribuido a mejorar la competitividad de nuestras exportaciones.
6. ¿Puede ser sostenible por más tiempo considerando la apreciación actual del dólar?
La apreciación del dólar, sumada a la caída de los precios del petróleo y el deterioro de la imagen del país en el mercado financiero (las tasas de interés serán más altas para Ecuador), constituyen una receta demoledora. Este es un asunto de mucho cuidado sobre todo porque el gobierno no ha logrado transformar la matriz productiva, por lo que nuestra economía sigue dependiendo del petróleo y otros bienes primarios y, por otro lado, el mercado interno se abastece de las importaciones.
7. En el 2004, en un artículo titulado Dolarización o desdolarización ¡no es toda la cuestión!, publicado en la revista ICONOSA de la FLACSO, usted, plantea tres principios para una salida ordenada como que no se obligue a nadie a devolver sus dólares ni a congelar sus cuentas en moneda extranjera, fortalecer el Banco Central y darle capacidad de emisión y que el Estado maximice sus fuentes de financiamiento a partir de una reforma fiscal progresiva y del control de la mayor cantidad de ingresos petroleros posible, ¿puede aplicarse esos mismos principios para volver a tener moneda propia?
Me ratifico en esos tres puntos que deberían servir de guía para una salida ordenada de la trampa cambiaria: la dolarización. Además hay que establecer una suerte de seguridad financiera y externa, para impedir una corrida bancaria y una fuga de capitales. Una potente herramienta que asegurara el éxito de esta operación es la confianza de la sociedad, que se conseguirá con un gobierno capaz de concertar y dialogar, algo que no ha podido el régimen de Correa. Y, por cierto, es fundamental entender que no basta solo con salir de la dolarización para capear la actual crisis, sino que se requiere transformar estructuralmente la economía ecuatoriana; ese era justamente el reto de estos casi ocho años de bonanza, reto que le quedó muy grande al correísmo.-