A través de distintas fuentes, siempre difíciles de conseguir y ubicar, se ha podido comprobar la infiltración e injerencia de la Central de Inteligencia Americana (CIA) en América Latina. Además, es raro que algún agente rompa el silencio y denuncie su propio trabajo. Documentos desclasificados por la misma agencia o aquellos difundidos por la red […]
A través de distintas fuentes, siempre difíciles de conseguir y ubicar, se ha podido comprobar la infiltración e injerencia de la Central de Inteligencia Americana (CIA) en América Latina. Además, es raro que algún agente rompa el silencio y denuncie su propio trabajo.
Documentos desclasificados por la misma agencia o aquellos difundidos por la red WikiLeaks resultan excepcionales. Pero, más allá de la documentación y las fuentes, es la misma historia de América Latina la que demuestra la existencia del trabajo de la CIA y la presencia de la diplomacia imperialista en múltiples momentos de la vida de la región.
En la década de 1960, después del triunfo de la Revolución Cubana (1959), que sirvió como pretexto para instaurar la guerra fría directa en América Latina, las acciones de la CIA se dirigieron a lograr el bloqueo continental contra Cuba, atacar el fortalecimiento de los sectores y partidos de izquierda en la región e impedir, a cualquier costo, todo gobierno de esta tendencia o ajeno a los intereses de EE.UU.
Como en esas raras ocasiones antes referidas, las acciones de la CIA en Ecuador, entre 1960-1963, fueron descubiertas al mundo por el libro Inside the Company. CIA Diary (http://goo.gl/eNYkas), publicado por primera vez en 1975, y cuyo autor es Philip Agee (1935-2008), nada menos que el agente de la CIA asignado a Ecuador en aquellos tiempos.
Agee rompe el silencio y detalla las acciones encubiertas que ejecutó con el propósito de sembrar la idea del «peligro comunista» en manos de las fuerzas de izquierda; las que sirvieron para lograr que Ecuador rompiera con Cuba (1962); y las que, finalmente, llevaron al derrocamiento del presidente Carlos Julio Arosemena (1961-1963), suplantado por una Junta Militar (1963-1966) absolutamente anticomunista y pronorteamericana, en la cual uno de sus miembros era «close collaborator of the Quito station». Agee también identifica una lista de 137 personas e instituciones que trabajaron para la CIA o fueron infiltradas por ella. Cuando en 1975 se conocieron esos nombres en Ecuador, se desató un revuelo periodístico que duró varios meses, pues allí constaban un vicepresidente de la República y presidente del Congreso, reconocidos políticos, líderes empresariales, dirigentes sindicales, periodistas y medios de comunicación, intelectuales, funcionarios públicos, etc.
La publicación del libro La CIA contra América Latina. Caso especial: Ecuador (http://goo.gl/Ur6qrt), presentado por el Ministerio de Relaciones Exteriores la semana pasada, y que contiene las entrevistas que Jaime Galarza y Francisco Herrera hicieran a P. Agee, ha servido para actualizar el tema de las actividades de la CIA, que nunca han cesado en América Latina, porque no solo Ecuador ha sido víctima de ellas. Se ha demostrado que no importan soberanías ni democracias, cuando se trata de que prevalezcan los intereses imperialistas. Pero también que, atraídos por cualquier motivación, siempre ha habido personajes capaces de traicionar a su patria y ponerse al servicio de intereses foráneos.
Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. http://puce.the.pazymino.com
Fuente: http://alainet.org/active/81343