Recomiendo:
0

Entrevista a Carlos Larrea, investigador y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar

«El Gobierno ecuatoriano debe plantear una nueva estrategia económica y social»

Fuentes: La línea de fuego

Para el actual investigador y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, Carlos Larrea, tanto América Latina como Ecuador han entrado en un nuevo periodo después de una década de expansión económica y de una enorme inversión social. Con él charlamos sobre este nuevo contexto regional y nacional, las dificultades a las que se enfrenta […]

Para el actual investigador y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, Carlos Larrea, tanto América Latina como Ecuador han entrado en un nuevo periodo después de una década de expansión económica y de una enorme inversión social. Con él charlamos sobre este nuevo contexto regional y nacional, las dificultades a las que se enfrenta la economía ecuatoriana y sobre algunas medidas que podrían llevarse a cabo para intentar superar este escenario adverso.

¿Nos encontramos ante un cambio de ciclo económico?

Estamos en el inicio de un nuevo periodo dentro de la economía ecuatoriana. Esto es difícil de presentarlo categóricamente porque es difícil predecir el futuro sobre todo en variables tan volátiles como los precios del petróleo, pero hay varias razones de fondo para pensar que un periodo de aproximadamente diez años que comprendería el intervalo 2004-2014, no solamente para el Ecuador sino para América Latina, se ha terminado. Este periodo tuvo algunas características que es necesario entender para tratar de comprender lo que está ocurriendo ahora.

¿Cuáles son esas características?

La primera es que la región en su conjunto y el Ecuador en particular, tuvieron un crecimiento económico que no se había visto en América Latina desde los años ochenta. Un crecimiento acelerado, más o menos persistente. La segunda es que este crecimiento no estuvo vinculado con una diversificación productiva o con una mejora en las condiciones económicas de la región, sino que básicamente fue el resultado de un agente externo que fue principalmente el crecimiento de la economía china. Entonces América latina, lejos de diversificarse o de modernizarse o de mejorar sus niveles tecnológicos o educativos, simplemente fue favorecida por un enorme crecimiento de los precios de las materias primas, pero principalmente del petróleo, los minerales y también de ciertos productos agrícolas como la soya. Esto condujo a lo que se ha llamado reprimarización de las economías latinoamericanas.

En el caso ecuatoriano esto repercutió en un esfuerzo muy grande que hizo el Gobierno, sobre todo a partir de 2013, por expandir la frontera petrolera y para disminuir las declinantes tasas de extracción de petróleo. Por ejemplo, se abandonó la iniciativa Yasuní-ITT y se convocó la XI Ronda Petrolera cuyos resultados fueron muy negativos, pero en todo caso el Gobierno lo intentó. Además, trató de expandir la producción minera a cielo abierto a base de un solo proyecto que logró firmarse, como es Cóndor Mirador, aunque no ha entrado en producción.

La tercera cuestión es que muchos gobiernos de América Latina en este periodo abandonaron las clásicas políticas neoliberales. Algunos de ellos tendieron, sobre todo en América del Sur, a fortalecer el Estado y hacer una inversión social bastante pronunciada, incluso gobiernos de derecha como Colombia y Perú. El resultado de esto fue una reducción de la pobreza y una mejora en las condiciones sociales casi generalizada en la región, con muy pocas excepciones. Todo esto llega a su fin hacia 2014.

¿Qué dificultades presenta la economía ecuatoriana ante este nuevo contexto?

En este nuevo contexto la economía ecuatoriana sufre tres dificultades estructurales y graves. La primera es la caída de los precios del petróleo y las materias primas que básicamente conduce a un estrangulamiento de los ingresos fiscales. Es por eso que la estrategia del Gobierno, que puede sintetizarse en la frase «profundizar el extractivismo para salir de él», simplemente no es viable. Nosotros habíamos cuestionado que no era la mejor y que no es una buena estrategia para el futuro del Ecuador por muchas razones ambientales, sociales, etc. Pero ahora simplemente pensamos que no es posible. Entonces uno de los efectos inmediatos que produce esta crisis es que desmantela la factibilidad de la respuesta estratégica que había dado el Gobierno a través de sus planes de desarrollo.

La segunda es el encarecimiento del dólar. Ecuador tiene una vulnerabilidad que no tiene Perú o Colombia. Esto quiere decir que ante una crisis económica no puede abaratar sus exportaciones devaluando su moneda porque no tiene. El dólar se ha encarecido frente a las otras monedas del mundo como un 17%. Ecuador automáticamente, como produce en dólares o paga salarios en dólares, sus productos se vuelven más caros en el mercado. Nuestros competidores resuelven esto devaluando su moneda.

A esto se suma un tercer problema, que en parte es incontrolable pero en parte es producido por nosotros, que es el tema de posibles amenazas de tipo ambiental. Una de ellas tiene que ver con los volcanes, principalmente tenemos la amenaza del Cotopaxi y es un tema serio porque en caso de que se produzca una erupción va a requerir una inversión pública muy grande y un esfuerzo enorme posterior de recuperación que es muy complejo. El fenómeno más grave es el de El Niño que, según los expertos, en el año 2016 puede llegar a ser al menos tan grave como el de 1998. Esperamos que no sea así, pero si eso ocurre el impacto que eso ha tenido en la economía nacional es gigantesco. No solo en la economía, también en la sociedad, en las condiciones de vida, en las condiciones de salud, etc. Digo que este fenómeno no es solo natural porque está asociado al cambio climático y la tendencia a largo plazo es que se vuelva más frecuente y más intenso. Y aunque tenemos mejores represas, carreteras y hemos construido algo de infraestructura preventiva, creo que en general no estamos preparados para un fenómeno así.

Estos tres elementos configuran una situación difícil. Añadiría tal vez un cuarto que tiene que ver con la tendencia al agotamiento de las fuentes de crédito internacional del país. Durante los años de bonanza, el crecimiento económico y la inversión social se financiaron no solamente por los mejores precios del petróleo, sino principalmente también por un endeudamiento muy amplio que tuvimos con China. Pero el cambio en las políticas chinas ha conducido a que este Gobierno ya no esté tan dispuesto a prestarle al Ecuador, y un buen ejemplo de esto es que nunca se construyó la Refinería del Pacífico cuyo principal financista iba a ser el Gobierno chino. Los créditos chinos tienden a disminuir; no han desaparecido del todo pero tienen a disminuir. Y el Gobierno ecuatoriano ha intentado buscar otras fuentes de financiamiento como, por ejemplo, con la venta anticipada de petróleo a Tailandia. En todo caso el endeudamiento del Ecuador se vuelve cada vez más caro y cada vez menos viable. Por consiguiente, si bien el Gobierno ha recurrido al endeudamiento como una solución de corto plazo, esa solución tiende a agotarse.

¿Qué medidas podrían llevarse a cabo para enfrentar esta situación?

Pensaría en por lo menos dos medidas que me parece que podrían implementarse. Una en el corto plazo es la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles. Aunque esto puede ser un tanto impopular, hay muchas maneras de hacerlo. El Ecuador en estos subsidios está gastando al menos 2500 millones de dólares al año, que es una cifra muy grande tomando en cuenta la crítica situación financiera del sector público. Estos subsidios benefician principalmente a los ricos, sobre todo el subsidio a la gasolina. Entiendo que hay formas en las cuales puede reducirse o eliminarse este subsidio sin afectar la inflación y la canasta básica de alimentos. Puede subirse el precio de la gasolina, sobre todo la súper, con algunas excepciones como por ejemplo los taxis, y el precio de la gasolina extra, y mantener el precio del diésel. De tal manera que el conjunto de combustibles dejen de tener subsidios, pero haya uno indirecto al principal combustible que se usa para el transporte de carga y de pasajeros en el país que es el diésel. Eso reduciría enormemente el impacto sobre la inflación que podría tener una elevación del precio de los combustibles.

En cuanto al gas, pienso que el Gobierno tiene planes interesantes como el de las cocinas de inducción pero me parece que la situación actual justifica que se acelere el proceso de la eliminación del subsidio al gas. También creando un subsidio cruzado, es decir, que los hogares que, por ejemplo, reciben el Bono de Desarrollo Humano puedan comprar un cilindro al precio anterior o tengan algún cupón que les permita adquirir gas a un precio especial. Medidas como estas me parece que son muy importantes y además pueden reducir una expansión descontrolada que hemos tenido de la demanda interna de derivados del petróleo, que crea un problema económico muy grave. No van a resolver el problema, pero pueden contribuir a estabilizar la economía. También desde el punto de vista ambiental es una medida absolutamente necesaria.

¿Y a largo plazo?

En el largo plazo el Ecuador debe abandonar definitivamente la estrategia extractivista. Esto no quiere decir que cerremos los pozos petroleros. Nunca se ha planteado eso. Lo que quiere decir es que deben abandonarse proyectos que siempre han sido muy controvertidos como el ITT y plantearse la conservación del Parque Nacional Yasuní como una prioridad. También debe abandonarse la expansión de la frontera petrolera en la Cuenca del Pastaza y todo tipo de proyectos extractivistas, sobre todo la minería a cielo abierto de cobre y oro.

Por otro lado, hay que promover agresivamente una política más amigable con la naturaleza. Esto significa fomentar actividades como el ecoturismo o el turismo comunitario. No la expansión turística de hoteles de cinco estrellas que está planteando el Gobierno, sino una expansión de actividades turísticas de alta generación de empleo que tienen un enorme impacto local, como por ejemplo lo ocurrido en Mindo o en Baños, y tratar de hacer una transición hacia una economía de servicios en el país que sea amigable con la biodiversidad. Al mismo tiempo, las políticas agrarias deben favorecer al pequeño productor para garantizar la seguridad alimentaria en un contexto de crisis internacional. Si el comercio internacional es débil y es inestable, debemos tratar de privilegiar el acceso a alimentos seguros en el país por un largo periodo de tiempo y en ese sentido, es muy importante para la conservación de los suelos y de las fuentes de agua girar hacia una estrategia basada en la agroecología.

Estos son algunos de los elementos que pueden contribuir en el corto y largo plazo a un cambio en la estrategia de desarrollo. De tal manera que mediante programas que además impliquen una expansión del acceso al crédito, a la asistencia técnica, a la capacitación de pequeños emprendimientos, tanto urbanos como rurales, de alguna manera los sectores populares tengan mejores posibilidades de enfrentar la crisis.

¿Han sido acertadas hasta ahora las respuestas del Gobierno ecuatoriano?

Mi impresión es que el Gobierno todavía no ha formulado una política coherente para enfrentar la crisis y que esa política debe surgir de un debate nacional más participativo. Es necesario construir una nueva agenda nacional. No veo en este momento por parte de las propuestas del Gobierno una alternativa más allá de medidas muy de corto plazo que pueden tener algún sentido, como por ejemplo las salvaguardias, o una restricción del 5% en el gasto público, o medidas bastantes sensatas como la que planteó el mismo presidente de la República de que el presupuesto del próximo año se calculará con una base de 40 dólares al precio del petróleo. Todo esto está bien, pero el problema es que es insuficiente. Esto sería una muy buena estrategia si es que tenemos una recuperación de los precios del petróleo pronto pero si eso no se da, como es bastante probable, entonces esta estrategia no funciona. Simplemente posterga el problema. La mayoría de los créditos que hemos obtenido son de corto plazo con altas tasas de interés y hay que pagarlos. Entonces, si además de una reducción dramática de los ingresos tenemos que pagar deudas adquiridas en este año o los siguientes, el problema evidentemente no se resuelve sino que se agrava.

De alguna manera tienen que hacerse más cosas y en ese sentido no solamente son necesarios pequeños ajustes de corta duración sino que es necesario que el Gobierno plantee una nueva estrategia económica y social. Y esto todavía no veo que se haya elaborado por parte del Gobierno.

Orlan Cazorla (@orlancazorla) es periodista freelance en América Latina. Autor de www.orlancazorla.net

Fuente original: http://lalineadefuego.info/2015/09/29/13349/