La lectura de la obra de don Vicente Lombardo Toledano, editada con minucioso tacto por el Centro de Investigaciones que lleva su nombre, nos coloca ante la oportunidad de revitalizar los enlaces de su expresión, que es la de mayor alcance intelectual en la historia de México, con la raíz de la cultura latina que […]
La lectura de la obra de don Vicente Lombardo Toledano, editada con minucioso tacto por el Centro de Investigaciones que lleva su nombre, nos coloca ante la oportunidad de revitalizar los enlaces de su expresión, que es la de mayor alcance intelectual en la historia de México, con la raíz de la cultura latina que siempre atrajo al doctor Lombardo, cuyo centro está en Francia. Su abordaje mayor corrió por cuenta de Alain Peyrefitte.
Las nociones mayores y menores en el orden cultural, llegadas a México hace alrededor de un siglo, nos permiten la comprensión estratégica que tiene ese arsenal portador de valores para la defensa de las naciones que se expresan en lenguas de raigambre latina intensa, de la Europa judeolatina y de la civilización hoy amenazada por torbellinos destructores y autodestructores, desde las finanzas y la economía criminalizadas hasta el empobrecimiento de la educación en todas partes.
Ese enlace cultural es indispensable para entender la crisis de todas las crisis que afecta de manera ontológica a las élites, la clase política mundial y sobre todo a la de México que son las más deficientes y vulnerables, con las aportaciones del análisis del mundo moderno a cargo de los filósofos Alain Benajam y Philippe Grasset.
Es impostergable, como tarea de la mayor importancia, que se despierte el interés de México por los diagnósticos del geopolítico criminólogo doctor Xavier Raufer, el único pensador europeo que aporta al desastroso presente, como alternativa, el formulario estratégico para la sobrevivencia de los estados nacionales, cuyas élites no entienden la intensidad de los impactos geopolíticos que no han permitido el buen gobierno en muchos países.
El doctor Gonzalo Aguirre Beltrán
Un documento fundamental entre los muchos editados por el Centro de Estudios es el titulado Aportación de Vicente Lombardo Toledano al indigenismo mexicano, reimpreso en 1991. Un documento que vsale la pena rescatar del olvido como parte de una arsenal de las ideas nacidas en México que pueden contribuir a la normalización del futuro
El interés por la antropología y la etnología del maestro Lombardo Toledano difundido también en francés, le procuró la atención del eminente antropólogo veracruzano. Después de todo los grupos náhuas y totonacas situados en el límite serrano de Veracruz y la Puebla natal de VLT hizo coincidir el interés científico de ambos personajes.
Aguirre Beltrán llama la atención de su análisis sobre la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, de 1929, que tuvo lugar en Buenos Aires. Era la época en la que el tema de las razas gozaba de alta prioridad en la arena política que dominaba en Europa y América Latina. El fascismo alemán aún no alcanzaba el poder pero la aspiración mussoliniana a controlar el mare nostrum puso el tema en el primer escalón de la polémica cultural. A la aspiración hegemónica de las razas en pugna se le dio el nombre de darwinismo social, que vemos renacer este año 2016. Esta reaparición es una segunda etapa de las pugnas interétnicas alentadas por antropólogos formados en las escuelas anglosajonas de avivamiento del autonomismo.
Ello explica que la crítica de la izquierda estuviese influida en ese tiempo por las tesis de José Carlos Mariátegui, contenidas en su libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Los postulados de este libro permearon la visión de la izquierda comunista mientras El libro rojo de Mao Tse tung estaba a la espera de poner en movimiento el autonomismo de las «comunidades» que ha sido tan bien aprovechado por la antropología anglosajona.
Las tesis de Mariátegui llevaron a los comunistas de la América Latina a una estrategia distinta, como lo demuestra que el doctor Aguirre Beltrán calificara al texto de José Carlos de obra genial enmarcada por el materialismo dialéctico pero con luces y cualidades propias.
En 1929 aún se sentía la fuerte presencia del anarquismo como fuerza precursora de la nueva factura ideológica y estratégica del movimiento obrero y de la organización comunista mexicana. La Komintern y sus primeros cuatro congresos leninistas fueron bien comprendidos por el encargado del poder ejecutivo mexicano Venustiano Carranza bajo cuyo aliento se formó el Partido Comunista de México con la contribución de anarquistas estadounidenses e italianos y la Casa del Obrero Mundial (COM). Al ocupar el poder presidencial el general Alvaro Obregón en 1920 el Partido Comunista comenzó a dispersar su influencia en el territorio nacional.
A la vez, la CROM apoyada en la COM aparece en 1918 como la mayor central del movimiento obrero mexicano y alcanza su mayor relieve al participar en las actividades electorales de los generales Alvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, en 1920 y 1924. VLT ocupó en 1921 la cartera de secretario de Educación en la central recién formada. También fue el gobierno obregonista el que fomentó el muralismo mexicano al poner los edificios públicos a disposición de la labor creativa de los pintores con Diego Rivera a la cabeza.
¿Es hoy parte de la ortodoxia marxista hablar de una nueva latinidad?
Los historiadores Alfred y Kathryn Hanna dicen en su libro Napoleón III y México que el objetivo perseguido por el emperador francés, antiguo carbonario, era el de formar un bloque latino con París en calidad de árbitro cultural y económico y con Roma como cabeza espiritual. Este diseño a todas luces emanado de la influencia recibida por el Napoleón emperador del ambiente aristocrático en el que se apoyó para lanzar su estrategia «latina» sobre los países de habla española y portuguesa de América Latina a partir de los Estados Confederados de América, apoyados por Inglaterra y la creación de monarquías en América del Sur. Napoleón terminó siendo derrotado por quienes implantaron el diseño republicano en el continente: Lincoln y Juárez.
La tesis de la latinidad resurge en 1944 cuando estando el bloque fascista a punto de perder la contienda mundial los grupos derechistas comienzan a lamentar que los países latinos con Italia y Francia a la cabeza no serán sentados a la mesa de las grandes negociaciones de la posguerra.
Lombardo Toledano atacó esta postura y destacó que los países latinos, protagonistas de la mayor resistencia al fascismo como los dos mencionados, formarían regímenes republicanos y democráticos precisamente por su destacado papel en esa Resistencia.
Pero estamos en 2016 y la humanidad entera se encuentra bajo la amenaza de la destrucción y la autodestrucción de sus estructuras progresistas. La lucha de razas ha recuperado el espacio perdido con el final de la Segunda guerra Mundial. El marxismo ha sufrido fuertes descalificaciones como método capaz de afrontar lo que se denomina la crisis de todas las crisis o crisis final; la lucha de clases ocupa un rango tan insignificante a juicio de los críticos que se desliza en medio de la complejidad como un dato más del caos. La pérdida de la fe en el futuro comunista de la humanidad gana terreno.
El site francés Boulevard Voltaire nace como recurso crítico de la gran crisis del mundo y en él se dan cita izquierdas y derechas, incluso las monarquistas, coincidiendo todos en sus señalamientos. Francia sigue siendo la reserva cultural del planeta, la fuente de preguntas y soluciones como las que da el criminalista doctor Xavier Raufer. Vale la pena reflexionar sobre estos temas.
México ya cuenta para su autodefensa con la obra completa de don Vicente Lombardo Toledano como arsenal para la defensa de la cultura porque como dice Raufer, la guerra no ha hecho más que comenzar.
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