El título hace alusión a las doctrinas que el pensamiento estratégico del imperialismo ha desarrollado a lo largo del tiempo para acrecentar, conservar y si es el caso, ejecutar acciones ofensivas para sostener sus intereses geopolíticos, lo que incluye el diseño de una guía para operaciones geoestratégicas. Estos centros de pensamiento estratégico más conocidos como […]
El título hace alusión a las doctrinas que el pensamiento estratégico del imperialismo ha desarrollado a lo largo del tiempo para acrecentar, conservar y si es el caso, ejecutar acciones ofensivas para sostener sus intereses geopolíticos, lo que incluye el diseño de una guía para operaciones geoestratégicas.
Estos centros de pensamiento estratégico más conocidos como think tanks, cuentan con enormes presupuestos y la mayoría de los existentes se concentra en Occidente, y como hemos señalado en otras ocasiones, suelen ser muy leninistas, es decir, a más de creer en la lucha de clases profundamente -otra cosa es lo que su discurso muestra en el escaparate de sus medios y voceros orgánicos-, suelen hacer sofisticados análisis concretos de la situación concreta. Es decir, conciben doctrina para enfrentar las amenazas al sostén de su hegemonía para cada contexto específico. Así, para graficar, en el período de las luchas insurgentes de los pueblos latinoamericanos y del mundo, crearon la doctrina de la contrainsurgencia. Los EE.UU aprendieron mucho de su derrota en Vietnam, y esas lecciones las aplicaron para combatir la insurgencia latinoamericana, en unos casos con éxito, en otros no. Y en donde perdieron, siguieron enfrentando esos procesos que buscaron independencia con otros métodos, como sucedió con el empleo de los «contras» nicaragüenses. Como es conocido, para financiar esos «emprendimientos» se asociaron con el narcotráfico, sin ningún empacho ético; el objetivo es impedir a toda costa el desarrollo soberano de los pueblos. Otra característica de esos tanques de pensamiento es que procesan sus lecciones, aprenden y justamente eso les sirve para crear doctrina. Esto no suele ocurrir en el campo popular y revolucionario, a menudo no se aprende de la historia y de los errores o deficiencias de sus propios procesos.
Esos tanques de pensamiento de Occidente suelen estar integrados por los mejores egresados de las universidades que tienen tradición en formar civiles y militares con habilidades para el análisis estratégico y capacidades subjetivas para la generación de ideas innovadoras. Así, por ejemplo, en el gobierno del expresidente Obama, su estrategia de seguridad se guío bajo la doctrina del ‘Poder Inteligente’, doctrina que seguramente inspiró otra: la de la ‘Guerra Híbrida’, estrategia aplicada en Libia, Siria e Irak. A la vez, doctrinas inspiradas en otras, como la estrategia indirecta, que recoge mucho ese antiguo concepto chino: «matar con una espada prestada». Los antiguos comprendieron muy bien la importancia del estudio de la estrategia, Julio César consideraba que la estrategia era más importante que las armas y Lenin señalaba que la política es el alma de la estrategia y aquella no puede existir sin estrategia.
Con esta introducción la pregunta obvia es: ¿qué doctrina emplea el Imperio para preservar sus intereses en su aún considerado ‘patio trasero’ para neutralizar la amenaza que significa para el los gobiernos nacional-populares? Partimos de una certeza, solo los gobiernos caracterizados como progresistas, de izquierda o nacional-populares, han sufrido constantes ataques desestabilizadores o golpes de estado. Es decir, estos gobiernos no enfrentan a una oposición democrática, sino a una oposición que busca subvertir el orden constitucional e institucional logrado de forma democrática en sucesivas lides electorales.
Es evidente que en este momento a Ecuador se le aplica lo que hemos nombrado como doctrina contrademocrática, entendiendo esto como un cuerpo de pensamiento estratégico encaminado a destruir los procesos de nueva democracia logrados en Nuestra América. Esta doctrina es integral, es decir, incluye una combinación compleja de todas las variables que buscan sabotear, debilitar y dificultar por todos los medios posibles el normal desarrollo de esos procesos, nada nuevo por lo demás, la historia nos enseña que toda revolución padeció su contrarrevolución. Esta verdad no excluye otra, en ocasiones los errores y las distenciones éticas de los procesos revolucionarios son tantos, que terminan por facilitar el objetivo del enemigo. En el siglo XX el caso más emblemático de implosión de un proceso revolucionario es el de la ex Unión Soviética.
La doctrina de la contrademocracia incluye entre otras técnicas o tácticas, el golpe suave o blando, el golpe continuado, el sabotaje económico, la presión diplomática, operaciones psicológicas y especiales, terrorismo mediático, terrorismo tal cual, descomposición por infiltración interna, infiltración en la sociedad a través de ONG especializados en insertarse en determinadas instituciones u organismos del estado cual «células durmientes» listas para actuar en el momento oportuno, asesinatos selectivos y ahora muy tecnológicos, como se sospecha fue el caso del comandante Hugo Chávez. Es decir, la idea general es matar con una espada que no se manifieste como tal. Aparentar que no es espada sino cualquier otra cosa que otorgue justificación y cierta «legitimidad» ya que la política es el alma de esa estrategia, al menos en el contexto de las democracias latinoamericanas, ya que no estamos en el próximo o medio oriente, ahí la espada se vale de otras metodologías. Esto no descarta que agotada la etapa de la contrademocracia, se pase a una etapa que los estrategas occidentales la han llamado de «caos creativo», hasta llegar a la simple agresión militar, lo que podría suceder en Venezuela. Pero la prioridad es la política como estrategia, no estamos en el contexto de las dictaduras del siglo XX, eso actualmente es inviable. Por ello es sintomático que el departamento de Estado de los EE.UU felicite al candidato ganador solo cuatro días después de producirse el triunfo electoral, es decir, cuando ya políticamente no hay nada que hacer, hay que guardar las apariencias… pero solo por el momento.
En estos momentos tenemos a un excandidato a la presidencia de la República, el banquero Lasso, que siempre tuvo en sus planes fomentar el escenario del fraude, pues sabían de la fortaleza de Alianza PAIS. Hoy vemos que no quiere reconocer su derrota y lleva a cabo varios shows, no importa cuán solidos o sensatos sean sus argumentos, no es un tema de actuación responsable, que es en lo que se han centrado la mayoría de analistas, sino que tiene que ver con una estrategia claramente establecida. Dentro del marco de la contrademocracia se tiene que dejar establecidos soportes para seguir desplegando el juego de la desestabilización hasta extenuar y equivocar al actor que lleva a cabo el proceso de la revolución ciudadana, claro, siempre y cuando este se lo permita; este actor creemos no debe entenderse solo como su expresión político electoral: Alianza PAIS, sino como todo el colectivo social y ciudadano que lo apoya, tema que por cierto debe ser evaluado con profundidad para corregir tendencias negativas y construir un renovado movimiento social.
Para ir finalizando, dentro de la propuesta expuesta queremos referirnos a la academia y al sector seguridad y defensa. Partiendo de la premisa de que no estamos frente a un juego político limpio, natural, normal o convencional, por parte de los actores que desplieguen la doctrina de la contrademocracia, actitud por lo demás lógica, ya que su instinto les dice que no pueden seguir permitiendo que el proceso de la revolución ciudadana avance, porque sus intereses de clase se ven afectados, como lo habíamos dicho, ellos si creen y practican la lucha de clases; esos actores políticos como siempre lo han hecho, se asocian con el hegemón para implementar la doctrina de la contrademocracia.
Si hay actores internos asociados a fuerzas extranjeras para subvertir el orden constitucional e institucional que el pueblo se ha dado de manera democrática, quiere decir que el sector seguridad y defensa juega un rol en este caso. No es lo mismo el juego político normal entre actores democráticos que respetan la normatividad para llegar al gobierno, que el empleo de la doctrina de la contrademocracia para acceder al mismo. En este caso hay injerencia, subversión y violación de la soberanía de un Estado. Este tema solo lo dejamos planteado, ya que sobre esto hay varios aspectos que examinar. En lo que respecta a la academia, creemos que ya hay suficiente evidencia histórica y empírica como para que preste mayor atención a la realidad que planteamos y se proponga llevar a cabo investigaciones sistemáticas en este campo, los hechos demuestran que estamos frente a «nuevas» formas de imposición de intereses geopolíticos/geoestratégicos, que no se contienen en la simple teoría de la conspiración.
6 de abril de 2017
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