Ha muerto Héctor Alimonda, un maestro, un entrañable amigo, una persona noble y generosa que dedicó gran parte de su vida a pensar los temas del desarrollo, la cultura y la ecología política latinoamericana. Aunque Héctor era mucho más que eso. Fue un hombre abierto a todas las expresiones de la creatividad humana, a la […]
Ha muerto Héctor Alimonda, un maestro, un entrañable amigo, una persona noble y generosa que dedicó gran parte de su vida a pensar los temas del desarrollo, la cultura y la ecología política latinoamericana. Aunque Héctor era mucho más que eso. Fue un hombre abierto a todas las expresiones de la creatividad humana, a la fotografía, a la pintura, a la música (especialista en Tango), a la literatura, al humor. Quiero recordar al profesor generoso, cariñoso con todos quienes lo conocían, especialmente con sus alumnos y alumnas del Postgrado en Ciencias Sociales de la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro donde impartía sus cursos de Ecología Política e Historia Ambiental por más de 30 años. Aunque también desempeñó un activo papel en muchos otros centros e instituciones académicas en las cuales hacia clases, dictaba conferencias o participaba en espacios de discusión sobre diversas problemáticas latinoamericanas.
Sus preocupaciones siempre estuvieron vinculadas a la formación de un pensamiento latinoamericano propio y original, por eso fue uno de los principales divulgadores de la obra de José Carlos Mariátegui, lo cual lo vinculaba desde hace mucho tiempo a las actividades de la Editorial Amauta y a la preservación del legado teórico de ese gran intelectual peruano. Pero Héctor también buscaba en otras fuentes que no eran exclusivamente latinoamericanas para comprender los problemas ecológicos de nuestro tiempo. Por sus reflexiones siempre transitaban autores como William Morris, Rosa Luxemburgo, James O’Connor o Donald Worster, entre otros.
En un reciente artículo publicado en la revista ecología política[1] efectuó una síntesis lúcida sobre los rumbos de la ecología política en la región. En este trabajo hace un balance de este campo en la última década, enfatizando el hecho de que el pensamiento ecológico producido en nuestro continente es una expresión inédita, con una dinámica y dispositivos de enunciación que no tienen equivalencia con las elaboraciones provenientes de otras regiones del planeta.
Para Héctor, esta ecología política hemisférica (ECOPOLAT) surge recuperando los elementos de un tradición del pensamiento crítico con sello latinoamericano, que se puede encontrar en Mariátegui, la teoría de la dependencia, la teología de la liberación y más recientemente en el programa de investigación en torno a la Modernidad-Colonialidad, que tiene una amplia red de intelectuales que piensan la región a partir de una crítica vehemente al pensamiento hegemónico de raíz eurocéntrica.
Una reflexión contemporánea fundamental la venía realizando en torno a la vinculación de las categorías del llamado Post-desarrollo con los principios del Sumak Kawsay o Buen Vivir, síntesis que trató de plasmar en algunos artículos en que intentaba rescatar la dimensión del Buen Vivir para la construcción de una política pública diferente, que incorporase los saberes de los pueblos originarios y poblaciones tradicionales. Porque América Latina todavía es un proyecto a realizar, Héctor se empeñaba en reunir y articular teóricamente a muchos precursores de una manera de pensar original como Mariátegui, Aricó, Rama, Quijano, Escobar o Boff, que rescataron lo propio de nuestra problemática, nuestra naturaleza, nuestro imaginario, nuestras comunidades autóctonas y nuestra compleja herencia histórica.
Como coordinador del Grupo de Trabajo en Ecología Política del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) fue capaz de congregar en tres libros esenciales a un conjunto de autores que vienen pensando la relación entre Naturaleza y Sociedad, construyendo las bases de un pensamiento ambiental latinoamericano o realizando una crítica profunda al modelo extractivista actualmente en curso.[2] También fue organizador de un libro que se transformó en un importante referente para analizar el conflicto entre las comunidades amazónicas del Perú y el gobierno de ese país a partir de los acontecimientos del 5 de junio de 2009 en la ciudad de Bagua («Baguazo»). [3] En esta localidad se produjo un violento desalojo de los pueblos Awajun y Wanpis que bloqueaban la carretera y ocupaban las instalaciones de Petro Perú para exigir el respeto de sus derechos, los que además se encuentran contemplados en la legislación internacional.
En su trayectoria, Héctor Alimonda supo combinar de manera virtuosa una importante producción intelectual con un compromiso concreto con las comunidades y pueblos tradicionales que habitan en nuestro continente. Por ese y otros motivos, se transformó en una de las principales voces del pensamiento ambiental latinoamericano y también en uno de los más activos defensores de los derechos de los pueblos indígenas y de los campesinos. Hasta siempre amigo!! Vamos a sentir tu ausencia en los futuros combates para construir una América más justa, democrática y solidaria.
[1] «Notas sobre la ecología política latinoamericana: arraigo, herencias, diálogo», en: Revista de Ecología Política, Barcelona, 2016.
[2] Nos referimos a los libros: Ecología Política – Naturaleza, Sociedad y Utopía. Buenos Aires: CLACSO, 2002; Los Tormentos de la Materia – Aportes para una Ecología Política latinoamericana. Buenos Aires: CLACSO, 2006; y La Naturaleza Colonizada – Ecología Política y Minería en América Latina. Buenos Aires: CLACSO/Ciccus, 2011.
[3] La Amazonía Rebelde – Perú 2009. Lima: CLACSO/Universidad Nacional Mayor de San Marcos/Programa Democracia y Transformación Global/CONACAMI, 2009.
Fernando de la Cuadra es doctor en Ciencias Sociales, académico de Sociología de la Universidad Católica del Maule (Chile) y editor del Blog Socialismo y Democracia.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.