1. Se abrió una nueva coyuntura en la última semana. Ella fue precipitada por una división seria en la clase dominante. En el plano inmediato, más táctico, están aquellos que ya defienden que la caída de Temer es inevitable, y tendrá un costo inferior a su permanencia para el destino de las reformas laboral y […]
1. Se abrió una nueva coyuntura en la última semana. Ella fue precipitada por una división seria en la clase dominante. En el plano inmediato, más táctico, están aquellos que ya defienden que la caída de Temer es inevitable, y tendrá un costo inferior a su permanencia para el destino de las reformas laboral y previsional. Otra fracción todavía duda, porque teme que la destitución por el TSE (Tribunal Superior Electoral), una renuncia, o impeachment, sean fatales para el futuro de las reformas. Recelan que la derrumbada de Temer subvierta la continuidad de la agenda reaccionaria que permitió formar el bloque que se articuló para hacer el impeachment de Dilma, un años atrás, y practicar la política de choque por las reformas. Las dos fracciones tienen mucho miedo de que no sea posible elegir por segunda vez, un presidente en el Congreso Nacional con un mínimo de de legitimidad. Pero estos dos bloques expresan diferencias, también, más estratégicas. Una fracción defiende la iniciativa del Ministerio Público, de la Policía Federal, y de parcela judicial que, a través de la Lava Jato, desde 2014, hace tres años, decidió abrazar un programa de reforma política, en especial de reforma del sistema partidario, erguido en los últimos treinta años, desde el fin de la dictadura militar. Perciben que este sistema partidario es anacrónico, atrasado, obsoleto, corrupto y pasó a ser disfuncional. En primerísimo lugar, porque los grandes partidos son todos financiados, ilegalmente, por las grandes corporaciones. La otra fracción resiste, porque teme las consecuencias de un desmoronamiento abrupto del sistema. Ambos bloques son reaccionarios. Ninguno de ellos merece apoyo alguno. Alianzas con cualquiera de estos dos bloques serán fatales para la izquierda brasilera. Hay que explotar las posibilidades abiertas por la división de los enemigos, pero marchar de forma independiente. Eso significa demandar el Fuera Temer, pero también, un Fuera a las contrarreformas laboral y previsional, y denunciar los planes de un golpe dentro del golpe, que sería la elección indirecta de un nuevo presidente por este Congreso Nacional. Los métodos de lucha son, también, importantes. Una nueva huelga general debe comenzar a prepararse, inmediatamente, a partir del Ocupa Brasília de este miércoles 24 de mayo. Somos socialistas, no «huelga-cultores». Pero la Huelga General para derribar a Temer se impone como el próximo paso para que la clase trabajadora gane confianza en sus propias fuerzas como sujeto social que abre el camino.
2. Ya había ocurrido una inflexión favorable en la relación social de fuerzas entre las clases luego de la huelga general del 28 de abril. La entrada en escena de los grandes batallones de la clase trabajadora organizada confirmó que la mayoría de la población había concluido que las reformas laboral y previsional eran inaceptables, y se oponía a las reformas del gobierno Temer. La revelación todavía parcial del contenido escandaloso de la delación premiada, parece estar produciendo una conmoción positiva de muchos millones de trabajadores. Las camadas medias parecen estar perplejas. Es posible que franjas de la clase media se vuelquen al campo del Fuera Temer, lo que sería muy positivo. Ahora lo que está en jaque no son solamente las reformas, sino la propia continuidad del gobierno Temer. Ocurre que esta dinámica todavía es lenta, como se confirmó en las primeras manifestaciones, esencialmente, de una vanguardia joven muy combativa, en la última semana. Por tanto, el cambio en la coyuntura no permite concluir que estamos en una situación revolucionaria. No existe situación revolucionaria, sin disposición revolucionaria de lucha entre los trabajadores. Esta disposición, infelizmente, todavía no está madura. Lo que estamos viviendo no autoriza analogías apresuradas con la situación de 2001/02 en Argentina. No se trata de un «argentinazo» en cámara lenta. El gobierno Temer agoniza, es verdad. Quien gobierna, aunque poco, es Henrique Meirelles (NdT: actual ministro de economía, fue presidente del Banco Central en el primer gobierno Lula) Pensar que estaríamos, de alguna manera, en la inminencia de una crisis de régimen que puede colocar, desde el punto de vista de los intereses de la clase trabajadora, la perspectiva de lucha directa por el poder es una ilusión muy peligrosa porque la tendencia sería colocar al movimiento tareas que no puede cumplir, por tanto, precipitar acciones aventureras. Aprendamos las lecciones de las Jornadas abiertas en Junio de 2013. Acciones aventureras fueron responsables para el aislamiento y reflujo después de febrero de 2014.
3. El movimiento de resistencia de los trabajadores y de la juventud vino acumulando fuerzas, en el contexto de una situación defensiva, desde el fin del año pasado. Pero puede dar un salto en calidad, en función de las fisuras en la burguesía, y la división de la clase media. Pero todavía no este salto en calidad. No nos engañemos, el papel del PT y del PcdB en este proceso será decisivo. A pesar de estar desgastados por la crisis de las coimas, el PT y Lula todavía tienen influencia de masas. No estaba en sus planes derrotar las reformas, ni mucho menos intentar derribar a Temer. Su estrategia era desgastar al gobierno en función de las elecciones del años que viene, con la fórmula Lula 2018. Pero es innegable que el frente único construido a partir de la convocatoria de la huelga general por las centrales sindicales, aliadas a los movimientos sociales, fue indispensable para el éxito del 28 de Abril. Ahora el PT y la CUT se reposicionaron a la izquierda, una señal que están sintiendo la presión social.
Sin una nueva huelga general, mayor y más poderosa, no será posible que la fuerza social de los trabajadores se manifieste, plenamente, como un sujeto social independiente, ante los dos bloques burgueses en disputa. El papel del Frente Pueblo Sin Miedo, en especial, ha sido muy progresivo, porque destaca la denuncia de los dos bloques de la clase dominante, y asumió la defensa simultánea del Fuera Temer, del Fuera las reformas, de las Directas Ya para la presidencia y de las elecciones generales. Mantener una política de construcción del frente único con un programa de emergencia ante la crisis es vital. El momento todavía incierto de la lucha para derribar a Temer, abre la necesidad de que la CSP/Conlutas se presente como una Central Sindical y Popular engajada en la lucha por el Frente Único llamando a la Huelga General sin vacilación, pero también sin ultimatismos
4. La importancia del papel de la izquierda socialista no debe ser subestimada. Debemos ser conscientes que la disputa política en curso tiene sus ritmos. Estamos en un momento en que lo decisivo es ampliar la fuerza social del Fuera Temer, pero al mismo tiempo construir un bloque político contra las elecciones indirectas. Defender las Directas Ya no es capitular a una «salida electoral» en los límites de la democracia liberal burguesa. Defender Directas Ya significa decir no a la política de la fracción burguesa que ya se dice Fuera Temer, pero quiere que el Congreso Nacional decida quién debe gobernar. Estamos por un gobierno de los trabajadores y del pueblo, evidentemente. Pero todavía no tenemos las fuerzas acumuladas para luchar por el poder. Por eso, todavía no surgieron siquiera organismos de base que expresen el frente único. No hay Consejos Populares, ni embriones de Poder Popular, a no ser como propuestas literarias. No estamos en una situación revolucionaria. Lo que podemos es impedir que la burguesía consiga gobernar. Eso no secundario. Porque si la clase dominante logra arbitrar sus diferencias, la ofensiva de las reformas laboral y previsional volverá con una fuerza total. Podemos y debemos demandar elecciones generales, esto es, agitar por la disolución del Congreso Nacional. Queremos que se forme un Frente de la Izquierda Socialista con un programa anticapitalista, que sería la referencia de un tercer campo político, contra los bloques burgueses y, simultáneamente, contra el lulismo. El PSOL tiene un lugar especial en la formación de este Frente – porque él debe indicar quien deberá ser el portavoz de esta candidatura – para la deben ser convocados todos los partidos y organizaciones de la izquierda radical. Pero es fundamental a popularizar un programa.
Valério Arcary es militante del Movimiento por una Alternativa Independiente y Socialista (MAIS).
Traducción: Ernesto Herrera
Fuente: http://esquerdaonline.com.br/2017/05/23/quatro-pontos-breves-sobre-a-conjuntura/