El ascenso del nuevo gobierno de Lenín Moreno puede traer una oportunidad de recobrar mucho de lo más promisorio del inicio de los gobiernos de Alianza País. Esto es el bloque de poder social mayoritario anti-neoliberal y anti-oligárquico hacia crear un cambio de desarrollo humano y equidad en la sociedad ecuatoriana. El cambio de «estilo» […]
El ascenso del nuevo gobierno de Lenín Moreno puede traer una oportunidad de recobrar mucho de lo más promisorio del inicio de los gobiernos de Alianza País. Esto es el bloque de poder social mayoritario anti-neoliberal y anti-oligárquico hacia crear un cambio de desarrollo humano y equidad en la sociedad ecuatoriana. El cambio de «estilo» y la reconsideración de algunas medidas por parte del nuevo presidente podría llevarnos hacia una gran experiencia de construcción colectiva si se decide retomar el dialogo y que este produzca políticas gubernamentales más concertadas privilegiando el consolidar este bloque social mayoritario. Si no se hace esto solo dos opciones pueden marcar el futuro del país en los próximos años. Por un lado el país podría marchar hacia un camino de polarización política perversa cuya expresión más palpable y profunda es la actual en Venezuela al mismo tiempo que no se podrá asumir bien socialmente la necesidad de manejar la situación macroeconómica del país. Por otro lado simplemente podría regresar el neoliberalismo y la derecha oligárquica al gobierno del país a deshacer los logros de la década reciente en inclusión en salud, educación, infraestructura y calidad de vida.
Primero empecemos por los sectores sociales hacia los que se debería atraer para crear una hegemonía social enmarcada en estos contenidos y objetivos. La votación de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2017 mostró que sectores importantes de las clases medias urbanas, de las provincias amazónicas y de los pueblos indígenas decidieron votar por el candidato banquero del Opus Dei. Dicho voto claramente, más que voto por el regreso del neoliberalismo y la política de «los pelucones», fue un voto de castigo o rechazo a estilos y medidas puntuales de anterior presidente Correa y del deseo de algo en algún grado un poco diferente o nuevo.
De allí que se pueda pensar que la reconstitución de una alianza socio-política mayoritaria que recupere el apoyo de dichos 3 sectores del país deba pasar por replantearse los siguientes temas principalmente por parte del nuevo gobierno. En primer lugar, en relación a las clases medias urbanas es necesario replantearse la relación del gobierno con las entidades de control, justicia y de participación ciudadana. Así también las formas de relacionamiento con sectores organizados y no organizados de la sociedad que, aunque no se tenga que dar la razón a todos por igual, el gobierno pueda relacionarse con estos en forma menos confrontativa y más estratégica. También es necesario reconsiderar medidas del último gobierno en temas como la educación sexual y los derechos reproductivos. En segundo lugar, en relación a las provincias amazónicas, se debe retomar la atención en infraestructura, salud y educación en dicho sector del país. En relación también con los pueblos indígenas, además de los pueblos amazónicos, se debe entrar en un proceso de replanteamiento y dialogo en torno al tema de la expansión o no y donde si y donde no, y como se hace lo que se decida en los casos puntuales, de la minería a gran escala. En tercer lugar, en relación a los pueblos indígenas, es necesario además entrar en un proceso de dialogo y replanteamiento en medidas concernientes a la educación bilingüe y a la problemática agraria y rural en el país. En el corto plazo es claramente necesario en este asunto la amnistía a los presos por protestas que claramente solo fueron de naturaleza política por asuntos que pudieron haber sido mejor dialogados entre las dos partes.
El atender a estas situaciones en forma más exitosa traerá al gobierno el poder regresar a la posibilidad de ganar elecciones en forma más clara como lo hacía antes. Por parte de las organizaciones y sectores sociales progresistas del país, lo que se logrará es alcanzar buena parte de sus demandas pero esto también requiere una actitud al menos más abierta al dialogo y que tome en cuenta de que se tiene una nueva persona en el poder que se ha manifestado abierta a reconsiderar formas y medidas aplicadas por el anterior presidente.
Se debe tomar en cuenta lo que estratégicamente ha realizado y realizará la derecha y la élite socio-económica del país en años recientes y venideros. La derecha desde el inicio de los gobiernos de Alianza País buscó afirmar un bloque ideológico y políticamente heterogéneo pero con su liderazgo aglutinado en un vago «anti-correismo». En esta trampa lamentablemente algunos sectores de clase media y de los movimientos indígenas han caído en años recientes. En parte esto se debió a las antes mencionadas formas y medidas poco estratégicas del anterior presidente pero también a que los medios de comunicación privados siguen teniendo una capacidad importante de enmarcar los discursos y las discusiones de la política del país en favor de la derecha y la oligarquía económica. Detrás de esto solo se esconde la pretensión egoísta de las clases privilegiadas del país de retornar al neoliberalismo empobrecedor del pasado truncador de posibilidades individuales, grupales y nacionales.
Por ello Lenín Moreno tiene una oportunidad muy clara de pasar a la historia y lograr la simpatía nacional e internacional de su pueblo, así como de servir de ejemplo de cómo se debe ser un gobierno de izquierda responsable y efectivo. Así también las organizaciones y personas progresistas del Ecuador deberían asumir también esta oportunidad de re-encausar ciertas cosas que no encontraron agradables en la gestión presidencial anterior. Ojalá que no se desaproveche esta nueva época.