Jorge Marchini.- ¿Cuáles son los significados y consecuencias de la prisión de Lula? ¿Se están generando condiciones para una mayor injerencias de las fuerzas armadas? Gilberto Maringoni.- La prisión del expresidente Lula representa una segunda etapa de profundización del golpe. En dos años, la gestión de Michel Temer provocó en Brasil una profunda regresión social […]
Jorge Marchini.- ¿Cuáles son los significados y consecuencias de la prisión de Lula? ¿Se están generando condiciones para una mayor injerencias de las fuerzas armadas?
Gilberto Maringoni.- La prisión del expresidente Lula representa una segunda etapa de profundización del golpe. En dos años, la gestión de Michel Temer provocó en Brasil una profunda regresión social a través de una serie de reformas ultraliberales. Las principales de ellas son el congelamiento del presupuesto público por 20 años, la reforma laboral, la inviabilización de Petrobras como empresa de punta en el sector energético y el aumento de la inseguridad jurídica. Ahora les es necesario garantizar que no haya posibilidad de reversión de esas iniciativas.
Lula sigue al frente de todos los candidatos en las encuestas para las elecciones de octubre. Y es preciso impedir que gane, a través de una farsa jurídica. No sé si se producirá una intervención militar en Brasil. Pero el hecho es que este país enfrenta una tensión social creciente y las clases dominantes más pronto o más tarde tendrán que utilizar mucha más represión para contener los descontentes.
Jorge Marchini.- ¿Realmente ha comenzado la recuperación de la economía brasileña luego de años de caída?
Gilberto Maringoni.- Los indicadores de una hipotética recuperación son insuficientes. Hay alguna mejoría en los agrnegocios y en sectores de la industria de bienes de consumo durables, por fuerza de las exportaciones. Pero la economía no recuperó el dinamismo de antes de 2015. Los índices de abril no ponen en evidencia recuperación alguna. Puede haber una estabilización partiendo desde un nivel muy bajo sin la recuperación de los niveles de empleo. Existen en Brasil por lo menos 14 millones de desempleados.
Jorge Marchini.- Medidas drásticas, como las reformas laboral y previsional, son defendidas por buena parte del establishment como necesarias «luego de años de populismo». ¿Qué opina?
Gilberto Maringoni.- Las reformas de Temer buscan reposicionar la inserción del Brasil en la división social del trabajo en una economía mundial de extrema competitividad. La reforma laboral se combina con la desindustrialización creciente, con la venta de las refinerías de Petrobrás, con la entrega de Embraer al capital externo.
¿Cuál es el proyecto de país de la derecha brasileña? Es la de reducir verticalmente el costo de la fuerza de trabajo – a través de la reforma – y buscar atraer inversiones productivas para la industrias livianas de bienes de consumo , como confecciones, material deportivo, entre otros. Son empresas de productos con bajo valor agregado que pagan salarios muy bajos. La meta parece ser transformar al Brasil en un inmenso Bangladesh. El problema es que la tensión social que eso provocaría sería terrible. Brasil parece ser un gran laboratorio para una nueva fase muy agresiva del neoliberalismo. Esa nueva fase es incompatible con la democracia.
Jorge Marchini.- Los gobiernos del PT pusieron mucha expectativa en formar parte de los países BRICS y referir un mayor asentamiento de los vínculos con de Brasil
Gilberto Maringoni.- Esos cambios ya comenzaron. Los gobiernos de Temer y Macri inviabilizaron el Mercosur al prácticamente expulsar a Venezuela. Ahora comandan la retirada de sus países, más Chile, Colombia, Perú y Paraguay de la Unasur. Brasil también perdió cualquier protagonismo en los BRICS. La directiva de política exterior del golpe busca recolocar al país casi como anexo de las directivas del Departamento de Estado de los EE.UU.
Jorge Marchini.- Existe una larga polémica América Latina, y en Brasil en particular, sobre la necesidad de politicas económicas públicas activas o, por el contrario, una mayor apertura y liberalización económica y financiera. ¿ Cuál es su opinión en el marco de los desafíos actuales?
Gilberto Maringoni.- Brasil precisa de inversiones extranjeras en varias áreas. Pero no existe esa dicotomía entre inversiones y políticas activas. Al contrario, las políticas activas solo pueden ser hechas con un aumento de la soberanía y la que no hayen el país. Una nueva política exterior solo llegará con una nueva política de desarrollo, con una nueva política industrial y con la mejoría del patrón de vida de nuestro pueblo. Estos temas están fuera de la agenda de la banda que tomó el poder en Brasília. La lucha va a ser ardua.
Jorge Marchini es profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires, vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana, asesor del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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