En la encuesta de IBOPE para la Red Globo de esta semana, por primera vez Haddad supera a Bolsonaro en la segunda vuelta, con 43% en contra de 37 del candidato de la derecha. Se confirma entonces la tendencia que se había dibujado desde cuando Lula, hace menos de dos semanas, lanzó a Haddad como […]
Desde entonces el panorama electoral ganó nuevos contornos. Haddad tuvo que salir de los índices bajos, mientras Bolsonaro asumía el liderazgo de las encuestas. Todo tipo de especulación se hacía en los medios de información: desde que Bolsonaro podría ganar en primera vuelta, hasta que Ciro Gomes podría disputar con él en segunda vuelta, dejando fuera al candidato del PT y de Lula. El extraño atentado a Bolsonaro alimentaba especulaciones de su eventual victoria.
Pero mientras tanto Haddad ha hecho una notable campaña de masas, viajando por todo Brasil varias veces, con manifestaciones populares dignas de las de Lula, como representante del ex-presidente. Las imágenes, censuradas por los medios, circulaban rápidamente por los medios alternativos. Haddad asumió un discurso basado en el programa elaborado directamente por él y por Lula, de profundas e inmediatas reformas -como la bancaria, la tributaria, la de los medios-, sumado a la cancelación de las leyes aprobadas por el gobierno de Temer, que fueron cautivando rápidamente al pueblo.
Haddad ya había superado las reservas que había respecto a él en el PT, con un desempeño irreprochable en las entrevistas públicas, en los discursos y en los debates. Fue también conquistando a los movimientos sociales y a la opinión publica, con serenidad, firmeza y competencia.
El fin de semana pasado, Haddad protagonizó las escenas más espectaculares de la campaña, hasta aquí, en el nordeste, en particular en Pernambuco, la provincia donde nació Lula, con cientos de miles de personas por las calles. Un viaje que no ha tenido todavía tiempo de reflejarse en las encuestas, pero que va a garantizar para él, la adhesión de votos del PT en la región, siempre arriba del 70% en la segunda vuelta.
En todas las provincias del nordeste, los candidatos del PT o apoyados por el PT lideran en las encuestas, para ganar en primera vuelta, consolidando la región como la más roja de Brasil. La región de la cual emergió Lula y que ha sido la que más cambios ha experimentado en los gobiernos del PT.
A menos de dos semanas de la primera vuelta, el escenario electoral se va aclarando. Las encuestas siguen dando a Bolsonaro el liderazgo en la primera vuelta, con Haddad cada vez más cercano de él y más distanciado de Ciro Gomes, proyectando una segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad.
Mientras tanto, se ha ido difundiendo por todo el país una campaña llamada #elenao (Él no). Él es Bolsonaro, que, con sus brutales declaraciones, ha ido generando reacciones de los más diversos sectores de la sociedad, pero especialmente de las mujeres, donde él tiene un altísimo nivel de rechazo. Un manifiesto de las mujeres rápidamente alcanzó 3 millones de adhesiones, hasta que la misma campaña de Bolsonaro invadió la página de ellas, causando todavía más rechazo. El próximo sábado se efectuará la más grande de las manifestaciones de toda la campaña, unificada por el rechazo a Bolsonaro, en todo Brasil.
Desde hace algún tiempo he ido previendo ese viraje y la victoria del PT, con Lula o con quien él indicara. Muchos amigos me escribían, extrañados de esa previsión, con la cual se identificaba de corazón, pero que no podían creer, racionalmente, que se volviera realidad. La atribuyan a mi conocido optimismo.
Ahora ese escenario favorable a que Brasil pueda revertir la grave derrota que sacó a Dilma de la Presidencia y que puso preso a Lula, se va volviendo realidad. Se acerca la situación increíble de que Lula, preso y condenado por un proceso sin pruebas, después de liderar todas las encuestas, y sin poder ser candidato, designe a su ex-ministro de Educación y lo va a elegir presidente de Brasil.
Y Haddad, hijo de inmigrantes libaneses, que trabajó durante 10 años en el comercio con su padre, egresado de cursos de derecho y economía, con posgrado en ciencia política y filosofía -donde fue mi alumno- está cerca de convertirse presidente de Brasil. Se mantiene tranquilo, absolutamente fiel a Lula, a quien visita varias veces a la semana, confiando que su victoria será también el marco que permitirá liberar a Lula y tenerlo a su lado en la reconstrucción de Brasil.