Actualmente estamos en una situación económica que algunos evalúan de recuperación, otros de situación incierta y otros aún de antesala de una nueva crisis . En relación a esta última posibilidad, la OCDE acaba de alertar tan recientemente como el 10 de septiembre de una desaceleración del crecimiento en todo la zona euro que será […]
Actualmente estamos en una situación económica que algunos evalúan de recuperación, otros de situación incierta y otros aún de antesala de una nueva crisis . En relación a esta última posibilidad, la OCDE acaba de alertar tan recientemente como el 10 de septiembre de una desaceleración del crecimiento en todo la zona euro que será más acusada aún en el Reino de España. Y el FMI ha rebajado también la tasa de crecimiento mundial para 2018 del 3,9 al 3,7%. No importa, para lo que voy a atender en este artículo es secundario el diagnóstico correcto porque, sea cual sea la situación económica que vendrá, es constatable que desde el inicio de la crisis, ahora hace 10 años, las condiciones de existencia material de la mayoría de la población no rica han empeorado de forma muy substancial. Podría quedarse la anterior solo como una frase lapidaria si no hubiera multitud de datos que la corroboran. Salarios reales, jornada laboral, precariedad en el empleo, condiciones laborales generales, trabajadores que con contrato legal están por debajo del umbral de la pobreza, incremento del porcentaje de personas pobres, trabajos de mierda, muchos empleos sin el menor sentido para los que los realizan… Seguir leyendo…