En un principio se puede creer que los más lógico cuando se estudia un objeto o proceso es empezar por los detalles y luego llegar a la visión de conjunto. (La visión de conjunto es una de las determinaciones del concepto). Eso sería así si el objeto o proceso en cuestión fueran totalmente nuevos en […]
En un principio se puede creer que los más lógico cuando se estudia un objeto o proceso es empezar por los detalles y luego llegar a la visión de conjunto. (La visión de conjunto es una de las determinaciones del concepto). Eso sería así si el objeto o proceso en cuestión fueran totalmente nuevos en la historia del conocimiento. Pero en todos los objetos y procesos que estudiamos siempre hay un conocimiento previo acumulado. Pensemos en las ciencias de los materiales, en especial en el grafeno, un material que pertenece a la nanotecnología y cuyas propiedades hacen de él una de las grandes maravillas de los nuevos tiempos: alta conductividad térmica y eléctrica, alta dureza, es más ligero que el aire y es 200 veces más resistente que el acero. Tiene muchas más propiedades, pero con las dichas hasta aquí basta para el objetivo que pretendemos. El grafeno es una forma alotrópica del carbono y, como todo el mundo sabe, el carbono es uno de los elementos más importante y abundante de la naturaleza. (Por forma alotrópica se entiende que un mismo elemento se presenta con estructuras moleculares diferentes). Aunque el grafeno es un material nuevo, no es nuevo de donde proviene, del grafito, no es nuevo de los elementos de lo que está constituido, de carbono, y no son nuevas las propiedades en las que compiten con otros materiales: conductividad, dureza y resistencia. Así que el grafeno se investiga en una trama conceptual establecida previamente. Con lo que confirmamos la tesis anterior: no hay objeto o proceso que se estudie que sea totalmente nuevo en la historia del conocimiento.
En el discurso inaugural contenido en Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, Hegel hace la siguiente afirmación: «La historia de algo, sea lo que fuere, guarda la más estrecha e indestructible relación con la idea que de ese algo se tenga». De manera que cuando estudiamos un objeto o proceso debemos tener un concepto previo de ese objeto o proceso. Este concepto previo determinará qué elementos seleccionaremos y cómo participarán en la totalidad. Cada parte, aspecto y detalle del objeto que estudiamos adquirirá así el sentido del conjunto, sin perder su identidad o peculiaridad en la totalidad. A su vez habrá aspectos, detalles y momentos que serán descartados por no formar parte del sentido general que caracteriza a la visión de conjunto. Esta idea es importante porque cuando comparamos la visión capitalista del mundo con la visión socialista del mundo no habrá coincidencia en todos los elementos seleccionados y los elementos que formen parte de la visión capitalista del mundo no estarán animados del mismo sentido general que los elementos de la visión socialista del mundo. De manera que sería un error teórico introducir un elemento de la visión capitalista del mundo en la visión socialista del mundo si previamente no se señala el sentido general del que está animado tanto en una visión como en la otra. Las ideas que he expuesto solo pretenden contribuir a que la lucha ideológica que mantiene el socialismo contra el capitalismo sea rigurosa y metódica.
Blog del autor: https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.