La actriz Magüi Mira se ha convertido en protagonista doble de la cartelera de Barcelona y Madrid. Acaba de estrenar como directora El censor, de Anthony Nelson, en la sala Villarroel de la ciudad condal, y desde hoy vuelve a interpretar en el Infanta Isabel de Madrid la versión de La noche de Molly Bloom, […]
La actriz Magüi Mira se ha convertido en protagonista doble de la cartelera de Barcelona y Madrid. Acaba de estrenar como directora El censor, de Anthony Nelson, en la sala Villarroel de la ciudad condal, y desde hoy vuelve a interpretar en el Infanta Isabel de Madrid la versión de La noche de Molly Bloom, que José Sanchis Sinisterra hiciera hace 25 años del último capítulo de Ulises, de James Joyce. En ambos montajes, Mira explora el sexo como medio de comunicación y vehículo de liberación.
Aunque ambos trabajos aparentemente no tienen nada en común, Magüi Mira habla de las sensuales conexiones entre ellos, ya que en la obra que ya se puede ver en Barcelona hay una propuesta escénica que habla del sexo sin culpa, mientras Molly hace una reflexión sobre el sexo con culpa: «El sexo ha estado muy manipulado para mantener un orden social», y añade: «Mi Molly, tan húmeda ella, me ha servido para decirle a la actriz de El censor cómo tiene que humedecerse; ambas hablan de la libertad de pensamiento».
Mira dice que gracias a estos dos trabajos ha descubierto otras miserias del ser humano: «Sobre todo la manipulación a la que la Iglesia nos ha sometido, que se creen los jueces de la moral establecida», dice la actriz, quien no ve cerca una posible solución. Ella cree que sus dos montajes ponen de relieve que el hombre va a dejar de ser el rey de la montaña en el sexo: «Deben asumir y aprender el tú a tú en la cama, al tiempo que entre todos habrá que dejar de sobrevalorar lo joven, porque el deseo de ser amada y el placer sexual no tienen fecha de caducidad, en contra de lo que se nos quiere vender». Para Mira, hay un acoso mediático: «Publicistas, creadores, guionistas… casi todos son hombres y sus referentes femeninos son la hija, la esposa, la amante y la madre…, sólo hay sexo con la amante, y a partir de cierta edad sólo te conceden el código de madre, no existes para el sexo, por eso digo que es un acoso, una auténtica ablación psicológica…, cosas que habrá que cambiar y quiero que mis dos funciones ayuden a luchar en ese sentido».
En El censor hay escenas de sexo explícito: «Al tiempo es una función poética con mucha dialéctica; el sexo, aunque no esté vinculado a una relación de amor, no tiene por qué ser porno, el sexo es un lenguaje de comunicación más».
La actriz-directora, que ya interpretó La noche de Molly Bloom en junio, coincidiendo con el Bloomsday, no oculta el estrés que le ha producido este doblete: «Es una experiencia muy mestiza, pero compensa si con ello se quita parte del lastre que pesa en nuestra sociedad sobre el sexo».