La cárcel de Carandirú tiene una carga netamente negativa en Brasil, pero fascina a lectores y espectadores desde hace seis años, cuando centenares de presos vieron publicadas sus historias personales en el libro escrito por el médico Drauzio Varella.
Carandirú es un barrio céntrico de Sao Paulo, pero ese nombre hace a los brasileños recordar principalmente la llamada Casa de Detención, el mayor presidio existente en el país hasta ser desactivado en 2002 y donde se amontonaban más de 7.000 reclusos.
En ese lugar se registró la mayor masacre conocida en las cárceles brasileñas. La ejecución de 111 detenidos por la policía el 2 de octubre de 1992 es resumida por Varella en los dos capítulos finales de «Estação Carandiru» (Estación Carandirú), un éxito editorial que permaneció por varios años entre los libros documentales más vendidos de Brasil a partir de 1999.
Luego, una parte de las historias recogidas por Varella y la masacre se convirtieron en el filme «Carandirú», dirigido por Héctor Babenco y uno de los campeones de taquilla en 2003, con 4,8 millones de espectadores, una hazaña excepcional para el cine brasileño en los últimos 20 años.
Ahora el libro inspiró una serie de televisión de 10 episodios semanales, cuya emisión comienza el viernes 10 de este mes en pantallas de la Red Globo, que acapara la mayor audiencia nacional desde hace más de 30 años.
Babenco, un premiado director del cine brasileño aunque de origen argentino, se aboca por primera vez a la televisión, asumiendo la dirección general de «Carandirú, otras historias», y compartiendo la realización de los 10 episodios con otros tres directores, también de destacada trayectoria, y otros dos guionistas.
Había muchas historias en el libro no aprovechadas en el filme y que componen la serie para televisión, explicó Babenco. Y la TV Globo permite alcanzar 10 veces más espectadores que el filme, acotó.
Los episodios de 30 minutos de duración cada uno cuentan la vida y las experiencias personales de algunos presos. No se trata de un retrato del presidio ni un tratado sobre la violencia, adelantó el cineasta, quien se hizo amigo de Varella cuando lo atendió de cáncer en los años 90.
El médico recuerda haber escritor sobre «más de 160 personajes y miles de extras» en su libro. Reconoció que su condición de médico le permitió tener acceso a muchas historias personales, a veces en cuestiones íntimas.
Varella es especializado en cáncer, pero a partir de 1989 dedicó parte de su tiempo a un trabajo voluntario de prevención y tratamiento del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) entre los detenidos de Carandirú, hasta que el presidio fue desactivado y casi todos sus edificios demolidos en 2002.
Los travestis son personajes frecuentes en su libro, por la preocupación con el sida.
Varella identificó a 82 de ellos y comprobó que casi todos tenían el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida. Pero uno, llamado Sheila, confesó haber practicado sexo con más de 1.000 hombres y no contrajo el virus.
La Casa de Detención se reveló un filón inagotable de historias dramáticas. El primer episodio de la serie televisiva cuenta la historia de un triángulo amoroso. La mujer de un preso tiene un amante que, por matar un asaltante, termina detenido en el mismo Carandirú y condenado a muerte por las reglas morales de la comunidad encarcelada.
Son historias de familias o parejas deshechas, de reencuentros, de personas presas porque asumieron crímenes que no cometieron para la absolución de otras, de culpas y solidaridad, que componen el mundo de Carandirú.
Con cineastas encabezando el proyecto, la televisión gana una producción con esmero y recursos cinematográficos. Algunas escenas de la masacre sacadas del filme sirven de trasfondo en algunos episodios televisivos.
Varella, cuya capacidad de comunicación lo convirtió también en presentador de televisión para temas de salud, como la obesidad, es el hilo conductor de las historias y episodios independientes, pero representado por un actor, Luis Carlos Vasconcelos, quien también lo representó en el filme.
El ejercicio de la medicina le permitió también conocer muchos casos que reunió en un libro mas reciente, de 2004, «Por un hilo» (Por un fio), sobre enfermos en estado terminal, naturalmente sin el mismo éxito de ventas que «Estación Carandirú».
Su vocación de escritor lo llevó también a dedicarse a la literatura infantil, con dos obras: «Nas ruas do Brás» (En las calles de Brás) y «De braços para o alto» (De brazos al alto). Además es coautor de libros científicos, uno sobre sida y otro sobre biodiversidad amazónica, indicando una gran diversidad de intereses