Saúl Landau ha estado en Gijón para participar en un curso dirigido por Germán Ojeda sobre «Cuba y la nueva realidad de la América Latina», unas jornadas polémicas en sus contenidos y en las defensas de las distintas posturas por parte de sus asistentes. El profesor Landau no deja a nadie indiferente, con una humildad […]
Saúl Landau ha estado en Gijón para participar en un curso dirigido por Germán Ojeda sobre «Cuba y la nueva realidad de la América Latina», unas jornadas polémicas en sus contenidos y en las defensas de las distintas posturas por parte de sus asistentes. El profesor Landau no deja a nadie indiferente, con una humildad que, algunos podían entender como falsa modestia, no se reconoce especialista en América Latina, pero asegura conocer muy bien «algunos» países del Cono Sur. Este neoyorquino de conversación ágil pero intensa habla español con tanta fluidez que alguno llegó a pensar que era sudamericano. Se muestra encantado con Gijón, ésta nos es la primera vez que visita la ciudad, ya estuvo hace dos años, porque además es escritor de novela negra, pero hoy viene como experto en América del Sur.
«Puedo decir tengo mucha experiencia en Cuba, México, Chile y Nicaragua. Además de distintos trabajos, he hecho cine y documentales para la televisión americana. Solamente de Fidel Castro he hecho cuatro películas distintas, he hecho otras sobre Cuba, pero sin centrarme en el comandante, de Chile he hecho una con Allende, y en México sobre el subcomandante Marcos».
-¿Y quién le ha dejado más huella?
-Fidel Castro, por lo bueno y por lo malo. En 1960 decidí ir a Cuba para averiguar lo que estaba pasando. Nadie puede negarle a Castro que ha llevado al pueblo cubano desde una posición de colonia informal de Estados Unidos hasta ser uno de los actores dentro del escenario mundial. Fidel ha cambiado la historia de América Latina, Vietnam, Sudáfrica, ha jugado un papel del que nos queda mucho por conocer, no sólo en estos conflictos, sino también en Oriente Miedo. Hay cubanos científicos, músicos, médicos, deportistas, escritores, etcétera, que han triunfado dentro y fuera de sus fronteras. Fidel Castro es todo un personaje en el amplio sentido de la palabra, es un hombre muy culto, un político inteligentísimo… Si el señor Maquiavelo tuviera que escribir su «Príncipe» en la actualidad debería apelar a Castro para tomar un modelo de cómo tratar a los enemigos. Puedo asegurar que es el único hombre carismático que conocido en mi vida, y fíjese que he conocido a Allende o al subcomandante Marcos. Él es el único que hace vibrar el aire cuando entra en una sala.
-¿Un personaje así puede tener un heredero?
-La revolución no va a morir con alguien, aunque sea Fidel, pero no hay nadie que pueda reemplazarlo, yo diría que después de Castro van a tener un Gobierno de comité.
-Otro personaje histórico, Salvador Allende.
-Era un tipo realmente demócrata, valiente, leal a su palabra, que quiso cumplir hasta el final lo que había prometido en las urnas y que fue derrotado por un golpe militar sangriento apoyado por el Gobierno americano. Nixon y Kissinger decidieron cambiar desde su despacho el destino chileno.
-Sigamos con políticos. ¿Qué opina de Fox?
-El presidente mexicano es como una llanta sin aire. No ha hecho nada en cinco años, sí hacer más difícil la labor a los mexicanos, que a las mujeres les resulte más difícil ponerse minifalda, ha subido el coste de vida, hay un paro altísimo, con 52 millones de pobres. Prometió resolver en cinco minutos el problema de los indígenas, pero no ha hecho nada, claro que no especificó en qué año emplearía esos cinco minutos; con USA no ha logrado nada, perdió la bronca con Castro. Su único logro fue ganar las elecciones de 2000 e interrumpir el dominio del PRI.
-¿Y el chileno Lagos?
-Chile es un caso más complicado. Lagos es un político más ágil, aunque no ha tenido los cojones que hay que tener, ha sido muy cauteloso con respecto a Pinochet, al mismo tiempo maneja bien la oposición, el lenguaje de la democracia con la política neoliberal. Chile sigue siendo uno de los países más estables de América Latina.
-¿Le sonroja la política exterior de Bush?
-No es una política, es la agresión, la amenaza: u obedeces o te castigo. El Tratado de Libre Comercio con América Latina, por ejemplo, es una clara intención de robar su riqueza, pero si no obedecen, que tengan cuidado. Cómo va a competir un agricultor de Nicaragua con los trust americanos; por no hablar de Irak, si yo fuera iraquí me estaría preguntado ¿quién les ha invitado?, ¿por qué están ocupando mi país, expoliando mis riquezas, violando a mis mujeres, matando a mis vecinos?
-Nuestro ex presidente José María Aznar es un gran amigo de George Bush…
-Aznar fue la Monica Lewinsky de Bush, pero supongo que le dio menos placer. Bush es un hombre religioso, pero un mal estudiante, y por eso sólo pudo memorizar una regla de oro: «Haga así como usted a los otros».
-¿Es el protagonista de su próxima novela?
-No, el protagonista es Orlando Letelier, el último ministro de Defensa de Allende, que fue asesinado por una bomba en el año 1976, en Washington, a menos de una milla de la Casablanca. La Inteligencia chilena y algunos agentes de la CIA han dicho abiertamente que el autor intelectual de su asesinato fue Augusto Pinochet. En el atentado murió una americana, Ronnie Moffit, y por eso el caso tuvo más repercusión a nivel internacional. Una historia fascinante.