¡Yes! Juan Formell y los Van Van están nominados por cuarta ocasión a los premios Grammy, esta vez en la categoría Mejor Álbum
Contemporáneo Tropical por su último disco:
Chapeando.
Los Van Van han sido el icono de la música popular cubana por décadas. Sin embargo, a pesar de ser una de las bandas cimeras en la salsa a nivel mundial y de sus aportes al género durante más de 35 años, varias razones han influido para que no hayan alcanzado la popularidad masiva que uno esperaría. Una de esas razones es el bloqueo norteamericano sobre la isla -aún más antiguo que los propios Van Van- que últimamente ha recrudecido sus ataques a la cultura cubana, y ha impedido que el ciudadano promedio de otras partes del mundo pueda tener una idea o tan sólo la oportunidad de escuchar un poco la música de esta banda.
Los Van Van, sin embargo, han logrado abrirse camino y han tenido una notable influencia en la salsa internacional. Con este, su tercer álbum consecutivo en recibir una nominación al Grammy, están logrando finalmente la atención que merecen.
En la ola de popularidad que removió la música latina durante los últimos años, la música cubana que logró sonar las cuerdas en el mercado internacional fue la de músicos que habían sido populares unos 50 años antes, o sea, previamente incluso al triunfo de la Revolución en Cuba.
El llamado fenómeno Buena Vista Social Club (BVSC), especialmente en contraste con el relativo anonimato de las orquestas modernas de salsa cubana, ha dejado perplejos a los músicos cubanos y ha sido temática de muchas discusiones en la isla.
La gente en el extranjero a menudo no se da cuenta de que uno de los pocos lugares del mundo donde BVSC no fue un gran éxito fue en Cuba. Esto no es tan sorprendente si tenemos en cuenta dos elementos. Primero, que la década de los noventa en Cuba fue una de las más fértiles en la historia de su música. La salsa en la isla experimentó un renacimiento casi mágico, de esos que sólo ocurren rara vez, cuando convergen una serie de elementos para crear una explosión de creatividad.
Segundo, que BVSC se elaboró a base de músicos -y de un género- que habían tenido su esplendor en Cuba cinco décadas atrás. En contraste, el panorama musical de los noventa había avanzado vertiginosamente en dirección opuesta, cada banda competía por superar no sólo a otras bandas, sino también a sus propios discos anteriores, lo que posibilitó al nuevo género un constante crecimiento y evolución.
Es entonces lógico que los artistas se sintieran contrariados al ver que en el mercado internacional se estaban vendiendo millones de discos de, por ejemplo, Compay Segundo -cuya voz después de 90 años, 70 de los cuales pasó fumando tabaco, no estaba en la mejor de las condiciones- mientras que la nueva generación de cantantes, protagonista de uno de los períodos más fecundos de la música cubana, pasaba desapercibida en el exterior.
El género que despuntó en esta etapa se conoce como timba, con antecedentes en un estilo creado por Juan Formell y los Van Van. En los noventa esta nueva, hiper-agresiva, e intensamente rítmica marca de salsa cubana -basada en la clave de rumba de 3:2 e inyectada con la sangre nueva proveniente de los conservatorios financiados por el Estado- irrumpió en las calles de la Habana de la mano de agrupaciones como NG la Banda, la Charanga Habanera y Los Van Van.
La esencia creativa de la salsa subyace en que cada una de las diferentes orquestas tiene un sonido propio. Los Van Van son una de las pocas bandas de timba que usa violín y flauta -instrumentación típica de la charanga tradicional- junto a tres trombones -un elemento característico de la salsa newyorkina- en su sección rítmica, en contraste con las tres trompetas y el saxo tenor o el trombón diseñados para la alta velocidad típica de los metales de la timba.
En cuanto a la percusión, los Van Van están marcados por una conservadora sección de tumbadoras y güiro; y por las ejecuciones de uno de los más virtuoso percusionista en Cuba, Samuel Formell -hijo de Juan Formell- a cargo de la batería y los timbales.
Determinante para el éxito de los Van Van ha sido la periódica entrada de jóvenes cantantes al grupo. La incorporación de Mayito Rivera y Roberto «Guayacán» Hernández fueron el impulso necesario para apropiarse del estilo de la timba callejera. En esta, la alineación más explosiva de cantantes en Cuba, también figuran Abel «Lele» Rosales, hijo de uno de los primeros vocalistas de Van Van, y la primera voz femenina de la agrupación, Yeni Valdés. Este staff vocal, que reúne cuatro de los mejores salseros en Cuba actualmente, alterna el papel protagónico de las voces y mientras, los demás le hacen coro.
Los Van Van nacieron un 4 de diciembre de 1969 cuando Juan Formell, que era director de la Orquesta Revé, una de las bandas bailables del momento, se fue con varios de sus miembros para formar una nueva. Formell, una de las más importantes figuras en la historia de la música cubana, tomó influencias del jazz norteamericano de los setenta, del R&B, funk y del rock, y otros ritmos tropicales y los combinó con sonoridades cubanas para crear lo que él acuñó como songo, junto con otros fundadores como Changuito en la percusión y Cesar «Pupi» Pedroso al teclado.
Más que todo los Van Van son un símbolo de Cuba. Los diferentes períodos de la etapa revolucionaria pueden identificarse con la canción de los Van Van que estuvo de moda. El grupo tomó su nombre de una campaña masiva convocada para la producción de azúcar más grande de la historia del país. La meta era cosechar 10 millones de toneladas y el slogan era: Y DE QUE VAN VAN; los 10 millones Van.
Otro aspecto significativo del fenómeno Van Van es el hecho de que son venerados literalmente por todos en Cuba, desde el público joven y bailador hasta los que crecieron escuchando BVSC. El año pasado más de 100 mil personas salieron al malecón habanero para bailar y celebrar el cumpleaños 35 de Van Van.
Después de 20 álbumes y 35 años en las listas de popularidad en Cuba, los Van Van se han mantenido constantemente en la cúspide de la preferencia remodelando y definiendo la música bailable en el país. Según Formell, esto se logra con composiciones que reflejen y se anticipen a nuevos estilos de baile, la misma formula que dio origen a la timba.
A sus 63 años de edad, Formell ya no toca el bajo en la banda pero todavía escribe la mayoría de las canciones y es además el director musical. Su última creación, Chapeando, sustenta las mismas fórmulas de inspiración de sus álbumes de la ultima década. El resultado son canciones de timba que líricamente enfilan hacia la religión afrocubana y al mismo tiempo reflejan la vida cotidiana del cubano.
La relación de los Van Van con Cuba y el pueblo cubano son los elementos que han sustentado su éxito a lo largo de todos estos años. Formell ha declarado: «Cuba y su pueblo siempre han sido mi fuente de inspiración… la idiosincrasia de la cultura cubana me motivan a componer. Camino por la calle, veo y escucho cosas, observo cómo habla la gente, cómo se comportan e interactúan y de ahí nace una canción… hago crónicas de situaciones del día a día que se vive en las calles… nuestras canciones vienen de la gente y al mismo tiempo intentan hablarles.»
Esperemos que la historia de los Grammy latinos de este año no esté ambientada en los ridículos chanchullos circenses creados por un puñado de locos que probablemente ni siquiera recuerdan ya la naturaleza del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Ardides como la pasada negación de visas a Juan Formell y al resto de los nominados a los Grammies del 2003 celebrados en Miami, porque eran considerados un riesgo para la seguridad según la sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Naturalización, puesta en práctica por la única persona autorizada para hacerlo, el presidente George W. Bush.
Otro obstáculo es que Chapeando, aunque ha sido nominado para el Grammy Latino no está disponible en los Estados Unidos porque es un disco producido completamente en Cuba, grabado en los estudios del compositor y trovador cubano Silvio Rodríguez bajo el sello Unicornio. Así que mientras los ciudadanos norteamericanos no puedan acceder al disco, sería necesario que al jurado del Grammy se le permitiese escuchar el disco (aunque sea a escondidas, en un cuarto aislado como enfermos en cuarentena).
Sólo queda esperar que este año Bush no esté ocupado persiguiendo más peligrosos terroristas del tipo «músicos cubanos» y varíe su tradicional negación de visas a Formell y al resto de los nominados, para dejar que asistan a la ceremonia.
Pase lo que pase, ni Cuba ni su música desaparecerán: Llegó Van Van… esta vez Chapeando.