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Cantautores de Cuba, Chile y Argentina, encabezados por Silvio Rodríguez, charlan con su público sobre el sentido de su música

¿Para qué sirve la canción?

Fuentes: Rebelión

¿Para qué sirve hoy la canción? Con esa pregunta se inició el pasado 4 de noviembre una original experiencia de charla-coloquio en la ciudad argentina de Mar del Plata entre cinco cantautores latinoamericanos acompañados del escritor cubano Guillermo Rodríguez Rivera y moderados por el poeta Víctor Casaus. Los cantautores eran los cubanos Silvio Rodríguez, Vicente […]

¿Para qué sirve hoy la canción? Con esa pregunta se inició el pasado 4 de noviembre una original experiencia de charla-coloquio en la ciudad argentina de Mar del Plata entre cinco cantautores latinoamericanos acompañados del escritor cubano Guillermo Rodríguez Rivera y moderados por el poeta Víctor Casaus. Los cantautores eran los cubanos Silvio Rodríguez, Vicente Feliú y Amaury Pérez, el chileno Francisco Villa y el argentino Raly Barrionuevo. Todos ellos charlaron sobre la función de la canción y el compromiso social.

Comenzó Guillermo Rodríguez afirmando que la canción «sirve para muchas cosas, para casi todo, para amar, para divertirse…, pero quizás se trate de responder para qué sirve política y socialmente». Rodríguez señaló que «la canción social aparece cuando la sociedad la reclama, por ejemplo en Estados Unidos en los años sesenta o en el periodo de las guerrillas. Hoy, la canción está uniéndose a lo que está sucediendo en América Latina». Santiago Feliu añadió que la canción sirve «primero para no perder la memoria, ha sido un canto de los pueblos, de su autenticidad». «Es impura -añadió-, se nutre de todo, hay en la actualidad una hemorragia de jóvenes que está haciendo buenas canciones».

Amaury Pérez recordó al trovador cubano Noel Incola, fallecido recientemente en La Habana, y el papel que tuvo la música para elevar la moral de las tropas cubanas en las campañas solidarias internacionalistas en países. «Hoy también está sirviendo en a lucha para la liberación de nuestros cinco héroes presos en Estados Unidos para que las canciones de amor se conviertan en canciones de justicia», afirmó. Recordaba así a los cinco cubanos presos en Estados Unidos acusados de espionaje cuando su objetivo era investigar los planes violentos de grupos terroristas de Miami. Un emotivo aplauso surgió de entre el medio millar de personas asistentes al acto, entre ellas los familiares de estos cinco cubanos.

El lugar fue la carpa del ALBA, en el marco de la III Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata. Entre el medio millar de personas del público se encontraban el Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, la representante de las Madres de Plaza de Mayo, Novita Cortiñas, el ministro de Cultura cubano, Abel Prieto, y el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón. El chileno Francisco Villa señaló que en su país «la canción es fundamental en los procesos sociales». «La canción -añadió- tiene dos elementos, la estética, más conocida, y otra más difícil, la ética. Si juntamos ética y estética tenemos un bonito monstruo que acompaña a las luchas de los pueblos. De este modo, los que compartimos la vanidad inevitable en el artista con el compromiso social, estamos perdonados». El chileno recordó, entre los aplausos del público, a su compatriota Víctor Jara, «máxima expresión de lo que puede ser la canción como máximo compromiso», y terminó con una canción del chileno inmortal, «El Manifiesto».

El argentino Raly Barrionuevo, quien trabaja la música tradicional de su país, afirmó que la canción le sirve para «compartir con los campesino y sentirse útil y cerca de la realidad».

Silvio Rodríguez, quien más expectación había despertado entre el público, afirmó que le «sucedía como a todos sus compañeros» de arte. «Debajo de lo que ellos han dicho -añadió- subyace algo interesante de lo que se habla poco: la canción como escuela». «Porque uno -continuó-, cuando empieza a cantar no imagina que se va a enfrentar algún día a grandes públicos y que va a ser aclamado por hacer lo que le gusta. Cuando el cantautor hace lo que quiere y se pone en contacto con los demás, se transforma en algo que no es lo que hizo, sino lo que hacen los demás junto con uno».

«Las canciones lo van transformando a uno, incluso lo van metiendo en líos. Uno abre un periódico, escribe algo indignado y luego termina al frente de una manifestación. La canción es una gran escuela a la que todos nos debemos».

Todos los miembros de la mesa respondieron a numerosas preguntas de los cientos de personas que participaban en la Cumbre de los Pueblos, algunas relacionadas con la música, pero muchas de ellas con otros ámbitos de la vida. Preguntado por su visión del momento actual en Argentina, Silvio Rodríguez calificó el momento de «esperanzador, las posibilidades de este gobierno han acrecentado la esperanza». «Como en todo -añadió- existen disensiones, en Cuba también las hay. Estamos en un momento de lucha en que la conciencia está en la calle y la gente está haciendo cosas con esta conciencia». Pancho Villa añadió que «Cuba, Chile y Argentina son la antesala del sueño bolivariano por completarse».

No faltó la ya recurrente pregunta sobre el futuro de la revolución cubana sin Fidel Castro. A ello respondió Guillermo Rodríguez Rivera: «Si Cuba no hubiera estado preparada para continuar con su revolución es que no hubiera estado Fidel, porque él ha hecho la obra necesaria para que el país esté preparado para continuar. Porque lo que Fidel ha hecho en Cuba también es una herencia recibida de Martí. Y los jóvenes deberían seguir recogiendo esas herencias hasta llegar a la Patria Grande».

La intervención de una indígena aymara presente entre el público, despertó la emoción de los asistentes, al expresar su «esperanza de que los cantautores allí presentes sigan componiendo una canción, una poesía para que, el neoliberalismo, no se lleve el agua, no nos roben la tierra y no nos maten los animales».

Se les preguntó su opinión sobre el copyleft, el modelo de creación que, frente al copyright, el autor permite la reproducción gratuita de su trabajo siempre que no sea con ánimo de lucro. Los cubanos recordaron que en su país «no tenemos la espada de Damocles del mercantilismo. Lo comercial, en Cuba, no procede de ninguna presión del sistema cubano, aunque es verdad que está habiendo una involución. Hasta hace poco los músicos trabajábamos por un sueldo fijo al mes». Pancho Villa recordó la anécdota de la alegría que le despertó encontrar a un vendedor callejero vendiendo copias piratas de su música. «Me ofrecí hasta para autografiar los discos pirateados, como siempre en esas circunstancias comprometidas había un periodista cerca que lo fotografió y aquello provocó la indignación de la sociedad de autores», comentó despertando las risas de los asistentes. «La cultura, el arte y la canción son un derecho y no un privilegio», aclaró el chileno. Villa afirmó que «bajo la defensa del copyright se esconde la defensa de las transnacionales, yo sólo gano el 7 % de la venta de cada disco, el resto es para la transnacional. Mi disco en Chile casi no lo puedo comprar yo de lo caro que cuesta. El que mata la música es el que compra lo oficial. Piratear es un acto absolutamente revolucionario». Estas afirmaciones fueron puntualizadas por Silvio Rodríguez: «Hay quien piratea para darle de comer a sus hijos, pero hay piratas que lo hacen para comprarse un automóvil nuevo o irse al casino por las noches», con lo que estableció diferencias entre el pirateo del necesitado y el de los poderosos.

Alguien del público recordó a los cantautores que «muchos compañeros presos o perseguidos se ven animados por sus canciones» y les preguntó su sensación antes esos hechos. Vicente Feliú respondió que los músicos lo viven «con orgullo pero también con temor por el alcance de nuestra obra, porque uno no sabe si es capaz de crecer tanto como esas canciones han crecido en el interior de esas personas».

También se les pedió algún consejo para los jóvenes que empiezan a luchar. Irónicamente, Silvio Rodríguez respondió que «quien da consejos es quien no es capaz de dar malos ejemplos». «Me parece que lucha y rebeldía están muy cercanas a la juventud -añadió-. Es la etapa en la que se empiezan las luchas, con los años algunos se quedan, no los crítico, es humano, pero otros continúan toda su vida con la bandera, esos, como diría Bertolt Brecht, son los imprescindibles».

Una de las preguntas hizo referencia al papel de las organizaciones no gubernamentales en la lucha contra la pobreza. Sobre ello, Silvio Rodríguez puntualizó que «el hecho de que sean las ONG´s las que estén luchando contra la pobreza, no hace preguntarnos qué están haciendo los gobiernos».

Durante la relajada y participativa charla hubo palabras de recuerdo para los ausentes: Violeta Parra, Alí Primera, Noel Nicola…

Al encontrarse en el día previo de lo que sería una de las mayores movilizaciones latinoamericanas contra el presidente de Estados Unidos George W. Bush, Silvio Rodríguez, recordó su compromiso con esas movilizaciones, «no como artista, sino como ser cívico, como terrícola, me opongo a esos ladrones y asesinos a costa de la oprobio de otros seres humanos, de su educación, de su alimentación. A todos esos responsables les quiero decir que estaré repudiando a Bush como terrícola, no como artista». Silvio Rodríguez se dirigió al presidente norteamericano como «un loco que invade, mata, roba el petróleo y quiere darnos lecciones de justicia y hasta quiere que lloremos sus muertos».

Alguien del público destacó irónicamente que algo había que agradecerle a Bush y era «lograr unirnos en revolución».

Raly Barrionuevo también denunció «los préstamos de las grandes financieras» que habían llevado a su país a la bancarrota económica y «la presencia de multinaciones que compraron Argentina a precio de saldo». Pancho Villa señaló que el problema «no es sólo la pobreza, es la riqueza acumulada en manos de unos pocos».

Silvio Rodríguez, franqueado por dos grandes imágenes de Martí y Bolivar, también habló de Cuba: «Soy de un país que lleva medio siglo bloqueado de la forma más brutal y por el imperio más grande con el objetivo de desacreditar su revolución y calumniarla».

En cuanto al momento que atraviesa América Latina, afirmó que «estamos en la búsqueda del sueño de Martí y Bolívar. Este es uno de los momentos históricos que, espero, ayude a hacer posible ese sueño americano».

www.pascualserrano.net