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Peter Jackson, ‘El Señor’ de la industria del cine

Fuentes: The Wall Street Journal

Pocos meses antes del estreno de la última versión de King Kong, altos ejecutivos de Universal Pictures viajaron al complejo del director Peter Jackson en Wellington, Nueva Zelanda, para ver un corte casi terminado de la película. Ya sentados en la sala de proyección, se encontraron con unas cuantas sorpresas. Desde el inicio de la […]

Pocos meses antes del estreno de la última versión de King Kong, altos ejecutivos de Universal Pictures viajaron al complejo del director Peter Jackson en Wellington, Nueva Zelanda, para ver un corte casi terminado de la película. Ya sentados en la sala de proyección, se encontraron con unas cuantas sorpresas.

Desde el inicio de la producción se habían realizado cambios significativos: la duración de la película se extendió a tres horas, lo que repercutió en un alza de los costos de producción a US$207 millones. Otro hecho inesperado fue la ausencia del director en la proyección, porque tenía gripe.

A pesar de todos los cambios, el equipo de Universal tuvo poco que decir sobre su gigantesca inversión en Jackson. Una de las mínimas sugerencias que hicieron fue cortar 20 segundos de una escena en la que un bote se estrella contra unas rocas. Además de otras pequeñas indicaciones, la reunión del día siguiente a la exhibición consistió principalmente en elogios.

Para Jackson, un neozelandés de 44 años, fue una experiencia muy diferente a la de sus inicios como cineasta, cuando repartía libretos en el Festival de Cine de Cannes con la esperanza de conseguir cheques para financiar sus películas. Ahora, disfrutando del éxito de su trilogía El Señor de los Anillos, la que ha generado ventas de taquilla cercanas a los US$3.000 millones en todo el mundo, este director ha alcanzado una excepcional posición en Hollywood: un tremendo acceso a capital y casi total control creativo.

El King Kong de Jackson, basado en el clásico de 1933, refleja una confianza que Hollywood concede a muy pocos cineastas. El director y sus colaboradores más cercanos escribieron el libreto, filmaron la película, contrataron al elenco, se encargaron de los efectos especiales, y personalmente comercializaron la película a través de una diario de filmación que publicaron en la Web.

Y a partir del 14 de diciembre, día del estreno, Jackson empezará a recaudar 20% de la participación de Universal en la venta global de entradas (menos los US$20 millones que recibió de entrada por dirigir, escribir y producir la película).

En estos tiempos en los que la industria cinematográfica de EE.UU. pasa por presiones económicas sin precedentes, la autonomía de Jackson dice muchísimo. Ante la preferencia en aumento de los consumidores por formas de entretención en el hogar, como los videojuegos y los DVD, Hollywood está desesperado por traer a la gente de regreso a las salas de cine. Alguien como Jackson es lo que más se acerca a una apuesta segura.

Pero incluso el alabado director despierta cierto grado de incertidumbre. Sondeos de audiencia realizados a menos de dos semanas del estreno, sugieren que los hombres de todas las edades se sienten inclinados a ver la película, pero las mujeres han expresado dudas, hecho que pone en peligro el objetivo de Kong de alcanzar un explosivo nivel de ventas de taquilla.

Para Universal, una división de General Electric Co., una recaudación anémica en la boletería sería dolorosa. El estudio ha gastado US$40 millones en marketing en Estados Unidos, además de los gastos de producción. La ansiedad se agrava con las conversaciones en curso para adquirir DreamWorks SKG, el estudio cinematográfico fundado por Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen. Se cree que las negociaciones están cercanas a un acuerdo, pero éste no ha sido aprobado por la junta directiva de GE.

Jackson declara estar muy consciente de cómo el éxito de taquilla ha cambiado la dinámica de su carrera: «Si uno tiene éxito, consigue poder, y si fracasa o el éxito se desvanece, el poder también desaparece. No es más complicado que eso».

El director ha usado el poder para establecer una forma única de hacer negocios en la que busca asegurar la creatividad y la riqueza material. Parte de esta última la ha utilizado en construir un enorme centro de producción cinematográfica, que incluye una compañía de efectos digitales y un taller, los que han ejecutado contratos para películas no dirigidas por Jackson. Un ejemplo es Las Crónicas de Narnia: El León, la Bruja, y el Armari, de Walt Disney Co.

Puede que en el futuro Jackson adopte una estrategia menos convencional en el desarrollo de una película. Todavía no ha asegurado el financiamiento de su próximo proyecto con ningún estudio, una película basada en el libro «Desde mi cielo» de Alice Sebold. Una opción que estudia es saltarse completamente el sistema de estudios y pedir dinero a los bancos o a productoras extranjeras que financien la película.

«Es un tiempo extraño para ser un cineasta, y creo que las audiencias se dan cuenta», dice Jackson. «No sé cuál es realmente el futuro del cine. Hay mucha gente asustada, y eso hace que eviten tomar riesgos».

http://online.wsj.com/public/article/SB113348295223211884.html?mod=spanish_whats_news