El presidente Luiz Inácio Lula da Silva regresó este lunes a Brasilia, después de cumplir su quinta gira por África, mientras se intensifica la polémica por las cuotas para negros e indígenas en las universidades públicas de Brasil.
El acercamiento al continente africano constituye una acción positiva tanto en política externa como en la lucha contra la discriminación que sufren los afrodescendientes en Brasil, reconoció a IPS Geraldo Rocha, director del proyecto Camelia del Centro de Articulación de Poblaciones Marginadas.
Lula «inauguró una nueva era en las relaciones de Brasil con África», contribuyendo así a fortalecer la identidad brasileña en la que tiene gran importancia la población negra, dijo. «Era más que necesario restablecer esas relaciones antes despreciadas por los gobiernos brasileños», opinó.
Lula estuvo en Argelia, Benín y Botswana entre el miércoles y el sábado y participó en la Cumbre de la Gobernanza Progresista la noche de ese día y el domingo en la capital de Sudáfrica. Ya había estado cuatro veces en el continente desde el inicio de su gobierno, en enero de 2003. En total visitó 17 países africanos.
Brasil no dejará de incluir a África en su mirada internacional, vaticinó Lula en Gaborone, donde ofreció ayuda para combatir la epidemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) que afecta a 30 por ciento de la población de Botswana, de sólo 1,8 millones de habitantes.
En ese país, Lula habló de la «deuda» brasileña con los africanos que ayudaron a reproducir en su país «una parte de los seres humanos más alegres y bonitos de la Tierra». La danza, la flexibilidad corporal y la belleza de los brasileños hacen parte de esa deuda, señaló.
En Benín se evidenciaron más los lazos históricos y culturales. Lula visitó el «Portal sin retorno», por donde salieron los esclavos rumbo a América y por el que retornó una parte de ellos después del fin de la esclavitud en Brasil, en 1888, y pudo encontrar algunos descendientes de una de esas familias «retornadas», que adoptó su mismo apellido, Silva.
En ese país, ex Dahomé, Lula también aprovechó para «cerrar el cuerpo» en una ceremonia de vudú, una práctica que los esclavos africanos llevaron también a Haití.
Argelia fue el primer punto de la gira y el único en el que había intereses económicos. Esta visita tuvo gran importancia por la necesidad de reducir el déficit comercial brasileño de casi 2.500 millones de dólares en el intercambio bilateral, destacó Lula en su balance del viaje, difundido en su programa semanal de radio este lunes.
Brasil tiene en Argelia su mayor proveedor externo de petróleo. Para equilibrar el intercambio, el gobierno busca ampliar las exportaciones de alimentos y bienes industriales, especialmente carnes.
Lula prometió, en sus planes de ayuda a los países muy pobres, desgravar unilateralmente todas las importaciones desde las naciones africanas menos adelantadas, además de aportarles tecnología agrícola y ayuda en salud, especialmente en el combate al sida que mata a millones de africanos cada año.
La política externa impulsada por Lula es «una de las cosas interesantes de su gobierno, en la que él se mantuvo de izquierda», al contrario de su conducción económica, evaluó Joel Rufino dos Santos, historiador y escritor negro que dirigió una importante institución de valorización de la cultura africana en Brasil.
Su insistencia en visitar países africanos guarda coherencia con las acciones afirmativas de su gobierno en favor de la población negra brasileña, señaló Dos Santos a IPS. Entre esas iniciativas están la creación de una Secretaría de Promoción de la Igualdad Racial, con rango de ministerio, y la incorporación de la materia Historia y Cultura Afrobrasileña en la enseñanza básica a partir de 2003.
La aplicación de esa disposición enfrenta dificultades por falta de profesores con formación en esa asignatura, reconoció Rocha. Promover cursos para docentes y publicar libros y material didáctico sobre historia y cultura africanas y afrobrasileñas son parte de los objetivos de su proyecto Camelia.
Otra medida estimulada por el gobierno de Lula, la adopción de cuotas para estudiantes afrodescendientes, soporta una dura polémica. Comisiones de la Cámara de Diputados aprobaron una legislación según la cual la mitad del cupo de las universidades estatales deberán destinarse a alumnos que cumplieron los tres años de enseñanza secundaria en escuelas públicas.
Ello busca favorecer a los estudiantes pobres obligados a asistir a la red pública de enseñanza, menos calificada que la de escuelas privadas que ofrecen gran ventaja a los hijos de las clases media y rica en la disputa por las plazas en las mejores universidades, que son estatales.
Dentro de la mitad del cupo destinado a los alumnos provenientes de la enseñanza pública, una cuota será exclusiva para afrodescendientes e indígenas, fijada de acuerdo a la proporción de esas minorías en cada uno de los 26 estados de este país de más de 184 millones de habitantes, según el proyecto que provocó intensa polémica.
El gobierno de Lula «está en el camino cierto», pese a esas dificultades e insuficiencias, buscando superar la discriminación histórica de los negros determinante de la gran desigualdad social y económica en el país, sostuvo Rocha.
Las giras africanas contribuyen a esa lucha al «dar visibilidad y relevancia a esta temática», concluyó.