Juro que a nada más aspiro, que me doy por satisfecho con un simple día de gracia en el que no tenga que cerrar los ojos avergonzado de seguir siendo parte del género humano. Y doy por buena la canalla insistencia de la impunidad a cambio, solamente, de un día de descanso. Y acepto el […]
Juro que a nada más aspiro, que me doy por satisfecho con un simple día de gracia en el que no tenga que cerrar los ojos avergonzado de seguir siendo parte del género humano.
Y doy por buena la canalla insistencia de la impunidad a cambio, solamente, de un día de descanso.
Y acepto el común infierno en que vivimos, la delincuencia ungida de virtud, la permuta de un país por un paisaje, la incondicional entrega del respeto, la general rendición de dignidades, cualquier pasado logro, lo entrego a cambio de la gloria de un día.
Mis últimos escrúpulos, los escasos resabios que me quedan, la triste moral que todavía conservo, todo lo doy por ese día de fiesta.
Y hasta me comprometo a dejar sin efecto esa poquita conciencia que todavía no duerme, y esa escasa memoria que aún persiste en retener nombres y fechas.
Y les confirmo que, a cambio de ese irrepetible día, acepto la maldición impuesta, sin una palabra de condena, sin una sola queja…
Porque en alguna fecha debe haber un espacio en el que Miguel Sanz, el más cazurro presidente que haya tenido un reino, no diga nada, guarde por fín silencio, no vuelva a insultar la inteligencia humana. Algún extraviado día debe quedar en algún perdido mes de algún remoto año, en el que Miguel Sanz no ponga en evidencia la teoría del eslabón perdido que nunca encontró Darwin.
Y tanto a él, como a la Barcina, al Del Burgo y demás notorios miembros de esa cazurra y navarra mafia, les perdonaría las cargas y los cargos, las deudas y los deudos, les perdonaría haber ganado la guerra que perdieron, a condición de que se callen.
En nombre de la libertad de expresión, que se callen; como homenaje al derecho y la razón, que se callen; por caridad cristiana, que se callen; por agnóstica solidaridad, que se callen… sólo un día, un día de gracia, de descanso, de gloria, de fiesta, que se callen…