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Relaciones explícitas entre la producción documental y el reloj de la historia actual

Prisionero 345: Liberen a Sami Al Hajj

Fuentes: Rebelión/Fundación Federico Engels

Desde Doha, Qatar. En el 2º Festival Internacional de Producción para Televisión Al Jazeera puso ante nuestros ojos una producción documental suya, dirigida por Abdullah El Binni, para que recorriéramos juntos una especie de resumen, diagnóstico y proclama que a los cuatro vientos exige la libertad de Sami Al Hajj, prisionero 345 en Guantánamo y […]

Desde Doha, Qatar.

En el 2º Festival Internacional de Producción para Televisión Al Jazeera puso ante nuestros ojos una producción documental suya, dirigida por Abdullah El Binni, para que recorriéramos juntos una especie de resumen, diagnóstico y proclama que a los cuatro vientos exige la libertad de Sami Al Hajj, prisionero 345 en Guantánamo y miembro de la televisora. Pero el documental, además avanza para exigir juicio justo, si hubiese causa o libertad inmediata, para todos los inocentes encerrados en Guantánamo, y en otros lugares,  por órdenes del consenso Blair-Bush que quiere terminar con la libertad humana para siempre. Es un documental de intervención sentado en las manecillas del reloj.
Ya podría debatir el público, como lo hizo, con algunos «jurados» (que para eso estaban) si este trabajo documental se vuelve «propaganda» de Al Jazeera en combinación con Amnistía Internacional y si eso le resta calidad documental, o si se trata de una obra épica sobre las audacias de un fotógrafo documentalista y eso le quita fuerza histórica, o si acaso es un trabajo de lirismo semiótico que toca fibras intimistas para legitimar el dolor de los protagonistas; y si eso le quita méritos o se los pospone… ya se puede hablar mucho y lo que no se puede es descalificar su fortaleza política e histórica. Este documental tiene la fortaleza de lo necesario, a estas horas, y eso es, nada menos, que la convocatoria a la acción. De un modo u otro.

Este documental no se contenta con las lágrimas ni la impotencia, como suele pasar con muchos documentales en el mundo entero. No se refugia en sus dolores ni en la asimetría de las fuerzas en lucha. Este documental emplea lo que tiene (que no es poco) y lo que puede, para probar, en la experiencia de un trabajador de la imagen y los imaginarios, el resultado del atropello imperial yanqui-inglés. Este documental exhibe directa e indirectamente, el autoritarismo neo fascista norteamericano, su sordera descomunal, su cinismo y su moraleja prepotente. No alcanzan las palabras para describir las imágenes.

 Uno mira en este trabajo de Al Jazeera, una y otra vez, tras las rejas de Guantánamo, a esas personas secuestradas y sin derecho a defensa sometidas al mensaje de la degeneración y la barbarie, uno mira el trato, el modo, los gestos, los trajes naranja, las manos atadas, los rostros cubiertos, los cuerpos curvados, los pasos tropezados con cadenas… todo entre rejas, todo entre injusticias, ilegalidad, impunidad e indefensión mundial. ¿Quién pondrá orden?

Este documental, que es un homenaje extensivo a todos cuantos luchan por la libertad de expresión, tiene la virtud de no dejarnos sentados con los brazos caídos y la imaginación abatida, este documental tiene la cualidad de movilizar y convocar, con la indignación puesta en su mejor lugar que es el de la movilización de la conciencia. En eso radica su valor como obra documental, como acción política y como declaración de principios comunicacionales para que por el mundo entero discutamos y aprendamos de él lo que nos propone y enseña. Abandonar toda posición contemplativa del documental. Hasta hoy muchos documentalistas se han dedicado a contemplar la realidad… de lo que se trata es de transformarla. Eso nos bien muy bien a todos, no sólo por la libertad de Sami, por su familia, amigos y colegas, sin por todos. Una corriente documental de intervención, que buena falta hace… aquí y allá.

El autor es Jurado del Festival.