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Anatomía de un juego estadístico

¿Es antisemita el 40% de los suecos?

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

El 14 de marzo de 2006, fue publicado un informe sobre antisemitismo en Suecia con resultados sensacionales. Afirmó que una proporción importante del público sueco alberga «puntos de vista antisemitas.» Como era de esperar, este resultado atrajo la atención del mundo judío. El periódico israelí Ha’aretz advirtió: «un 41% de los suecos tiene prejuicios contra judíos.»

El antisemitismo existe en Suecia, pero ha sido considerablemente exagerado en este informe: la mayoría de sus conclusiones son altamente cuestionables. Es particularmente obvio cuando los autores del informe explican que algunas veces la crítica del Estado de Israel puede ser considerada como antisemitismo.

Del mismo modo, loa suecos son salpicados con la brocha antisemita por estar de acuerdo con una declaración sobre una conspiración judía que controla a USA o que los judíos mataron a Jesús, sin saber con lo qué están concordando.

Los resultados e interpretaciones de este informe son dudosos, y se presentan dudas de por qué fue encargado y cómo ha sido utilizado en la prensa. La combinación de una metodología dudosa, de interpretaciones exageradas y de varias referencias a viejos estereotipos antisemitas que son apenas conocidos en la actualidad, sugiere que tanto el informe como la mayor parte de sus resultados deberían ser rechazados.

El estudio: «Imágenes y actitudes antisemitas en Suecia,» fue realizado por Henrik Bachner y Jonas Ring y es un informe sobre sus resultados provenientes de un cuestionario postal enviado a 3.000 suecos. La investigación fue financiada y solicitada por Living History Forum y el Consejo Nacional Sueco por la Prevención del Crimen.

El Living History Forum (LHF) es un organismo gubernamental y centro de investigación sueco fundado en 2003 con el objetivo expreso de combatir el racismo y de impedir el genocidio examinando y enseñando la historia. Göran Persson, el actual primer ministro sueco, ferviente partidario pro-israelí, impulsó su establecimiento. Las principales actividades del LHF incluyen la enseñanza a estudiantes de escuelas secundarias sobre la exterminación nazi de judíos y el estudio del antisemitismo. El informe de Bachner y Ring refleja las actuales prioridades de la investigación del LHF, en las que prepondera el estudio del antisemitismo. Nótese que aunque hay muchos más musulmanes (entre 250.000 y 300.000) que judíos (18.000-20.000) en Suecia y aunque el odio contra los musulmanes es mucho más prevaleciente que el antisemitismo, el odio anti-musulmán no es una de las prioridades en la investigación.

¿Cuáles son las actitudes suecas hacia los judíos?

Un resultado básico del sondeo mostró que sólo un 1,4% de los encuestados estuvo en desacuerdo con la afirmación de que «la mayoría de los judíos son probablemente personas decentes,» y un 1,6% no quisiera vivir al lado de una persona judía respetuosa de las leyes (un quinto no sabía). Por desgracia, un 2,2% expresó que los judíos no deberían tener derecho a voto (un 13,8% marcó «En duda/No sé»). La denegación de iguales derechos para los judíos es una opinión claramente antisemita, y es probable que un pequeño porcentaje de la población sueca sea en realidad antisemita, pero es mucho menos que el 40% que los informes en los medios prefirieron destacar.

Aunque actitudes antisemitas puedan prevalecer en una ínfima porción de la población, las actitudes anti-islámicas son mucho más pronunciadas. Al preguntar si estaban de acuerdo con la declaración de que «la mayoría de los musulmanes son probablemente personas decentes,» un 7,3% de los encuestados estuvo en desacuerdo (cinco veces más que los que estuvieron en desacuerdo cuando se les hizo la misma pregunta sobre los judíos).

Más de un 7% no quiere que un musulmán viva al lado, y casi cada cuarta persona (un 24,1%) estuvo de acuerdo en que «Hay demasiados musulmanes en Suecia,» algo que sólo un 2,9% dijo sobre los judíos. Cerca de un 10% no considera que los musulmanes sean de fiar (un 16,8% dijo que no sabía). Hasta un 4,5% estuvo totalmente de acuerdo en que no deberían tener derecho a voto, y otro 2,2% consideró que la declaración era bastante correcta, aparte de un 18,2% que no la rechazó (en comparación con un 13,8% cuando se le preguntó sobre los judíos).

El estudio muestra claramente que el prejuicio anti-musulmán es más generalizado que el prejuicio contra los judíos. Sin embargo, aunque el primer ministro Göran Persson declaró que los resultados sobre el antisemitismo eran «sorprendentes y aterradores» no expresó una preocupación parecida sobre el prejuicio anti-musulmán.

Los resultados y las curiosas interpretaciones

Aunque los resultados básicos mencionados son bastante claros, lo que hay que cuestionar son los otros resultados del estudio y su interpretación.

El titular sensacionalista de Ha’aretz: «Un 41% de los suecos tiene prejuicios contra los judíos,» resulta de la conclusión del informe: «Un total de 59% rechaza sistemáticamente los prejuicios antisemitas.» Ha’aretz lo interpretó con el significado de que un 41% de los suecos son antisemitas, pero esto es simplemente falaz. De repente, un encuestado que dijo que «no sabía» si tenía prejuicios antisemitas, se convierte en alguien con tendencias antisemitas. En otras palabras, si por el motivo que sea un encuestado nunca ha tenido contacto con judíos y declara que no tiene una opinión sobre el antisemitismo, la interpretación del informe de Ha’aretz efectivamente muestra a esa persona como antisemita.

El estudio preguntó sobre la posible doble lealtad de los judíos suecos. El cuestionario pidió una opinión sobre la afirmación: «Los judíos suecos son más leales a Israel que a Suecia.»

Al parecer un 3,9% estuvo totalmente de acuerdo, mientras que otro 13,6 por ciento consideró que la declaración se acerca a la verdad. Seis de diez no sabían, cerca de un 15% dijo que probablemente no sea verdad y sólo un poco más que un 7% la rechazó totalmente.

Bachner y Ring sugieren que esto «concurre con un estereotipo histórico» que insinúa que los judíos no son «verdaderos»suecos y que exhiben una doble lealtad. Nótese que la pregunta de la encuesta no permitía que los investigadores extrajeran su interpretación declarada – un método chapucero de hacer una encuesta. La doble lealtad no es exclusivamente un fenómeno judío. Puede ser encontrado en muchas minorías, y generalmente no se piensa que sea un problema o un caso de traición. Incluso si existiera una percepción de que la comunidad judía es devota defensora de Israel, no implica que los judíos suecos no sean «verdaderos» suecos. El informe se refiere a sondeos realizados por la Liga Contra la Difamación (ADL, por sus siglas en inglés) en otros países con resultados parecidos. Tanto el actual informe como los sondeos de la ADL sugieren una estrecha conexión entre la lealtad judía hacia Israel y la vieja opinión sobre los judíos como traidores, y los autores simplemente se precipitan a sacar conclusiones no fundamentadas.

Sobre conspiraciones y conciliábulos

El sondeo investigó percepciones populares de «Poder, influencia y conspiraciones», por ejemplo al preguntar: «Dirigen los judíos la política exterior de USA.»

Un 4,3% de los encuestados declaró que así es. Un 13,2% consideró que era verdad de cierto modo, y casi un 40% estuvo en desacuerdo con la declaración. Lo que sorprende es que un 43,6% no sabía.

Para los autores, constituye una respuesta clara y obvia.

«La declaración dice que los judíos y las organizaciones judías no sólo – como otros individuos, grupos, categorías e intereses – pueden influenciar la política exterior usamericana, sino que la ‘dirigen’. Implica que el poder real sobre la política exterior no reside en la Casa Blanca o el Congreso sino en un grupo étnico-religioso específico: ‘los judíos’, que aquí se dice que actúan como un colectivo. La declaración además implica que el control de ‘los judíos’ no sólo vale para la política usamericana hacia Israel o Medio Oriente, sino que ‘los judíos dirigen’ la política exterior de Usamérica en un sentido general.»

Por lo tanto, si alguien pensara que la influencia de los neoconservadores en el actual régimen Bush constituye un influjo indebido sobre la política exterior usamericana, Bachner y Ring lo interpretarían como aceptación de «mitos antisemitas.» Es engañoso formular una pregunta sobre los judíos como si constituyeran un grupo monolítico, y cuando los encuestados respondieron en la afirmativa, inevitablemente producen una proposición de mito «antisemita».

No es razonable pensar que los judíos usamericanos trabajen todos juntos y controlen por sí solos cada aspecto de la política exterior usamericana (ni que lo haga ningún otro grupo, en realidad).

Un total de un 17 por ciento está total o parcialmente de acuerdo con esa declaración. Junto con el 44% que no sabe como relacionarse con esa declaración, más de un 60% de los encuestados no la rechazaron.

La declaración conduce engañosamente a los participantes a responder sí o no sin estar seguros de con qué se relacionan realmente.

El sondeo presenta varias preguntas ambiguas, e invariablemente la interpretación es tendenciosa porque los autores sugieren que existe más evidencia de antisemitismo. La afirmación sobre la conspiración tampoco permite respuestas más matizadas. La pregunta actual sólo permite una respuesta positiva o negativa sobre una gran conspiración judía. Hablando estrictamente, si uno pensara que la influencia neoconservadora es importante, pero no el único factor determinante de la política exterior, tendría que rechazar la afirmación en la pregunta. Bachner y Ring obligan a los encuestados a responder en términos de ‘los judíos’. Cualquiera que esté de acuerdo con alguna de las preguntas que incluyen el término ‘los judíos’ es inducido por lo tanto a hacer generalizaciones antisemitas.

El Comité Usamérica-Israel de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés), alardea sobre sus logros en Washington. Después de una visita a su sitio en la red (www.aipac.org), uno no puede dejar de tener la impresión de que esta organización, que se auto-califica de «el lobby pro-Israel de Usamérica,» tiene una tremenda influencia política. Conocedores de Washington se refieren a AIPAC como «El Lobby» (con L mayúscula), y por su influencia se refieren a veces al Congreso como «territorio ocupado por Israel,» Sin embargo, según el sondeo de Bachner y Ring, si el público sueco hiciera afirmaciones similares, serían clasificadas de declaraciones antisemitas.

Luego se pidió a los encuestados que dieran su opinión sobre la siguiente declaración: «Hay quienes sugieren que Israel estuvo involucrado en los ataques terroristas contra USA el 11 de septiembre de 2001. ¿Qué piensa de esta afirmación?» El cuestionario, para cambiar, pregunta sobre una potencial participación israelí en lugar de lo que ‘los judíos’ pudieran haber hecho. Sin embargo, esto no impide que los autores establezcan paralelos con «Los protocolos de los sabios de Sión’, y los mitos de conspiraciones judías. Si se cree que el servicio de inteligencia israelí, el Mossad, tuvo algo que ver de alguna manera, es considerado como equivalente a decir que ‘los judíos’ estuvieron involucrados. De todas maneras, el resumen de los resultados dice:

«Un 7,2% creyó que podría ser que tenga algo de razón, un 40% más la repudia – ¡y un 45,6% no tuvo opinión!»

El documento subraya que sólo una minoría la rechaza. Ostensiblemente, los resultados indicarían más bien que los encuestados no comprendieron claramente la pregunta. Si la pregunta hubiera sido más clara, la mayoría de los suecos que podrían no haber sabido de una participación israelí en los ataques terroristas habrían respondido claramente no. Puede ser difícil relacionarse con teorías con las que no se está familiarizado, y muchos claramente tuvieron problemas al llenar el formulario.

Sobre el Holocausto

Varias preguntas en el cuestionario tuvieron que ver con el Holocausto. Una de las afirmaciones fue: «Los judíos piensan que son los únicos que han sufrido.» Esto es, nos dicen Bachner y Ring, algo que «surgió después del Holocausto» y «Esas declaraciones no se basan en datos observables, sino en una fantasía agresiva sobre ‘los judíos’ como colectivo. Las declaraciones son similares y probablemente relacionadas con la acusación contra los judíos arraigada en la historia, de que son arrogantes y suficientes.»

Elie Wiesel, un superviviente profesional del Holocausto, ha tratado de establecer que el sufrimiento judío fue sui generis, excepcional y que no puede ser explicado. La exterminación de judíos se ha convertido definitivamente en el foco de la enseñanza sobre la Segunda Guerra Mundial y es a menudo utilizado en la propaganda sionista. Sólo un 31% no encontró verdad alguna en que se diga que algunos parecen creer que los judíos fueron los únicos que sufrieron, mientras que un 17% estuvo de acuerdo con que se dijera. Más de la mitad de los encuestados (un 52%) no manifestó opinión alguna. Esto no implica que esa gente comparta «una agresiva fantasía sobre ‘los judíos’ como colectivo» o que los considere «arrogantes.» Más bien, los encuestados han simplemente reflejado su percepción personal de cómo algunos tratan de presentar el Holocausto como sólo relacionado con la exterminación de judíos – desdeñando las experiencias de gitanos, rusos, polacos, gays, etc.

No sorprende que un 14% piense total o parcialmente que «los judíos explotan» la exterminación de judíos «por los nazis (el Holocausto) con propósitos económicos y políticos,» algo que los autores sugieren «es central en el antisemitismo contemporáneo.» Siguen diciendo:

«La declaración habla de ‘los judíos’ que actúan como un colectivo según los tradicionales estereotipos antisemitas. En este caso se asocia sobre todo con la imagen de ‘los judíos’ como avariciosos, obsesionados por el dinero, extorsionistas endurecidos, que explotan el caso del Holocausto en su propio beneficio, sino también la noción de que el poder y las manipulaciones judías influencian el pensamiento de la explotación política del genocidio por ‘los judíos’.»

Sugerir que los judíos como colectivo tratan de explotar el Holocausto sería erróneo. Pero esto no excluye la posibilidad de que hay judíos (pero no todos) que abusan del tema, que es la tesis central de «La Industria del Holocausto» de Norman Finkelstein. El cuestionario no deja sitio para una opinión informada sobre el abuso sionista del Holocausto. Las únicas opciones disponibles: decir que todos los judíos están en connivencia en el ataque contra los bancos suizos, o en la negación de la existencia de la industria del Holocausto. Por lo tanto, el 14% que dice que existe la explotación no ve necesariamente a los judíos como monstruos codiciosos, de narices ganchudas, que tratan de exprimir el último centavo de los no-judíos, en lugar de reconocer simplemente que un pequeño grupo organizado explota el Holocausto para sus propios fines.

Y ahora sobre Cristo…

Y el sondeo contiene otra pregunta tendenciosa sobre la crucifixión de Jesucristo. El sondeo pide opiniones sobre la siguiente declaración: «Los judíos crucificaron a Cristo y sus sufrimientos constituyen un castigo por este crimen.»

Esto no es verdad en absoluto, dijo un 59,5%, incluyendo a otro 11,9% que consideró que es de cierto modo incorrecto. Sólo un 1,7% consideró esto como exacto, y un 2% lo consideró bastante exacto. Un cuarto de los encuestados (24,9%) no estaba seguro.

Bachner y Ring se lanzan a una interpretación espuria más al sugerir que la declaración se basa en la percepción religiosa de que los judíos son asesinos de Cristo y que su sufrimiento desde entonces es el castigo de Dios por ese horrible crimen. Sin embargo, es dudoso que esto haya sido claro para cada encuestado. A fin de responder «adecuadamente» que uno está de acuerdo con la declaración, se debería 1) ser un cristiano que cree que Jesús existió y que fue crucificado, 2) que cree que los judíos crucificaron a Cristo o que por lo menos fueron moralmente responsables, y 3/ que cree que el propio Dios castigó a los judíos por el hecho. Sólo cristianos extremistas podrían responder por la afirmativa, o incluso simplemente no estar en desacuerdo. El alto número de encuestados vacilantes, sugiere que no percibieron la pregunta de la misma manera que los autores.

Antisionismo implica antisemitismo

Una parte polémica del informe discute la percepción del Estado de Israel. Los autores se esfuerzan por señalar que «la crítica contra la política de Israel no es antisemitismo,» pero dejan de lado esta formalidad en el resto de su análisis. Sus definiciones de antisemitismo incluyen una «negación del derecho a la existencia y a la autodefensa de Israel,» «la proyección de la persecución de los judíos por los nazis en la política de Israel» y «la transformación de Israel en un símbolo de los judíos como colectivo.» El Estado de Israel se define como «el Estado del pueblo judío,» pero esto es presumiblemente sólo racista si no se apoya a Israel. Al sugerir que existen condiciones bajo las cuales el antisionismo implica antisemitismo, los autores mismos equiparan la antipatía hacia Israel con aquella hacia ‘los judíos’.

Los resultados del sondeo indican que cerca de un 3 por ciento piensa que el desmantelamiento de Israel sería una buena idea, pero que una gran mayoría (un 77 por ciento) no está de acuerdo. La fundación de Israel como Estado exclusivamente judío requirió la limpieza étnica de la población palestina nativa, y por lo tanto existen buenas razones para no aceptar la naturaleza de un Estado de apartheid que requirió la desposesión de los palestinos. Sin embargo, Bachner y Ring equiparan una tal objeción a la naturaleza del Estado israelí con antisemitismo: «La negación del derecho a existir de Israel es antijudía en el mismo sentido como la negación del derecho de Finlandia a existir sería anti-finlandesa.» Primero, el cuestionario pide la opinión de la gente sobre Israel y no lo que piensa de ‘los judíos’, un tópico muy diferente. En segundo lugar, no todo el mundo comparte la obsesión de los autores con los judíos. Los autores creen que la mayoría de los antisionistas son motivados por el odio hacia los judíos, sin darse cuenta de que podrían basarse en realidad en su simpatía por los palestinos sufrientes.

Más de un 25% dijo que el trato de los palestinos por parte de Israel les recuerda como los nazis trataron a los judíos. Un tercio no estuvo de acuerdo (15,3 totalmente, 17,9 hasta cierto punto) y un 30% no tuvo opinión. Los autores piensan que:

«La imagen ‘del judío’ como el nazi de la actualidad debe ser entendida en relación con la antigua y profunda tradición histórica según la cual los judíos son mostrados como símbolos de lo que es definido como el mal absoluto en diferentes épocas (el Diablo, la plaga, el capitalismo, el comunismo, etc.»

No se preguntó a los encuestados si veían a los judíos como «los nazis de la actualidad» sino si piensan en lo que cometieron los crímenes nazis cuando ven lo que Israel hace a los palestinos. Si las acciones israelíes son parecidas a las de los nazis, es legítimo calificarlas de nazis. Bachner y Ring, sin embargo, parecen descartar esta opción.

Lars Drake, académico sueco, destacó un resultado que no es mencionado en el informe pero que se encuentra en un cuadro de estadísticas. De los adultos (entre 19 y 75 años) que indicaron apoyo para Israel en el conflicto, un 1,6% sufre de lo que los autores consideran como alta intolerancia de los judíos, pero entre los partidarios de Palestina, fue el caso con sólo un 1,3 por ciento. En otras palabras, el estudio estableció que los amigos de Israel son más antisemitas que los pro-palestinos. El que los pro-israelíes sean clasificados como más antisemitas que los que apoyan a los palestinos es sorprendente. Los pro-israelíes también van adelante cuando se trata de alta intolerancia hacia los musulmanes – un 19,6 por ciento de ellos pertenecen a esta categoría, comparados con el 2,1% de los pro-palestinos con alta intolerancia de musulmanes, lo que hace que ambos grupos sean más intolerantes hacia los musulmanes que hacia los judíos.

Un informe poco fidedigno

Los europeos se hacen cada vez más críticos de Israel y de las políticas israelíes, y existen razones concretas para su aprehensión y crítica. Los viejos mitos sobre Israel, es decir «un país sin un pueblo», ya no son sustentables, y la conducta israelí claramente implacable, ha provocado críticas hacia Israel.

Para los amigos suecos de Palestina, Henrik Bachner (Dr.) no es un nombre nuevo. Afirma por ejemplo: «Al deslegitimar el Estado de Israel, el antisionismo ataca la legitimidad de la existencia judía.» Bachner cree seriamente que los viejos estereotipos de los judíos como traidores, asesinos de Cristo, y otros mitos son vitales y bastante comunes en la sociedad actual. Dice lo siguiente respeto al libro de Finkelstein sobre la Industria del Holocausto:

«La controversia con este escrito no es la afirmación de que el Holocausto esté siendo abusado con propósitos políticos y comerciales – es un problema que existe en realidad y que ha sido discutido durante decenios – sino la tesis sobre ‘la industria del Holocausto’: una conspiración global que incluye a elites usamericanas-judías, al Estado de Israel, a historiadores, autores y cineastas, con el propósito de chupar dinero del pueblo alemán y de los bancos suizos, en parte para apoyar la política israelí de ocupación. Destacados historiadores en varios países rechazaron rápidamente las tesis de Finkelstein y apuntaron al hecho de que el libro se basa en gran parte en el mito de la conspiración judía mundial. Esto no impidió que la extrema derecha europea hiciera de Finkelstein su judío preferido.»

Jonas Ring (también Dr.) no es tan conocido. Realizó un estudio con temas similares entre estudiantes de secundaria en 2003. Los resultados no fueron muy diferentes en aquel entonces, pero el autor argumentó que muchos estudiantes no conocían los antiguos estereotipos y por lo tanto les fue difícil relacionarse con ellos. Por ejemplo, un 46% no pudo decir si los judíos son rastreros o no. Sin embargo, Ring no parece tener dudas similares cuando se trata de este mismo informe, a pesar de una reacción similar a preguntas similares.

El antisemitismo ha sido siempre importante para el proyecto sionista. En 2004, una mujer se quejó de haber sido víctima de un acto antisemita en Francia (aunque no era judía). La historia, que resultó ser una mentira, fue recogida de inmediato en Israel y Ariel Sharon alentó a los judíos franceses a «huir» a Israel. Mientras haya más antisemitismo, mayor será la posibilidad de usar la carta de la víctima.

Al fin y al cabo, el antisemitismo es un problema relativamente pequeño en Suecia y la cantidad de ataques con motivos antisemitas es menor que los que sufren otras minorías, y ha disminuido aún más durante los últimos años. El intento de presentar al país como si estuviera al borde del nazismo es pura fantasía.

Un informe mucho más interesante fue publicado en Israel sólo una semana después. Una mayoría de un 68% de los judíos israelíes se negaría a vivir en el mismo edificio que un árabe israelí, y un 40% piensa que el gobierno israelí debería alentarlos a abandonar el país. En lugar de seguir hablando de antisemitismo donde no existe, Bachner y Ring debieran preocuparse más por lo que ocurre en Medio Oriente. Israel aprecia los informes sobre un antisemitismo generalizado en el mundo, y como señaló el miembro del Knesset árabe-israelí Taleb el-Sana: «Cuando ocurre en su casa, mantienen silencio, y por eso esto es un doble fracaso – son racistas, y tampoco tratan de encarar su propio racismo.»

Texto original: http://www.counterpunch.org/larrson04152006.html

Kristoffer Larsson es escritor y miembro del colectivo de traductores de Tlaxcala. Se lo puede contactar en: [email protected]

Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.