¿ Quién puede afirmar seriamente que la última cumbre del G8, que se acabó en San Petersburgo (Rusia), fue útil ? «Sin progresión notable», este «G8 sin importancia» (según la prensa) está horita impoderoso y descalificado. ¿ Próximo Oriente ? Nadie cree ni un segundo de que serán eficientes las incautaciones del G8 a propósito […]
¿ Quién puede afirmar seriamente que la última cumbre del G8, que se acabó en San Petersburgo (Rusia), fue útil ? «Sin progresión notable», este «G8 sin importancia» (según la prensa) está horita impoderoso y descalificado.
¿ Próximo Oriente ? Nadie cree ni un segundo de que serán eficientes las incautaciones del G8 a propósito de Líbano, victima de ataques militares israelitas.
¿ Energía ? El día en que abrió el G8, Irán anunció su rechazo de acabar con el enriquecimiento con úranium. Enseguida a las recientes interrupciones de entrega de gas ruso y a los obstáculos impuestos a las firmas transnacionales para invertir en Rusia, el G8 quiso «promover mercados de la energía abiertos y transparentes» según la Carta Europea sobre Energía. Pero Rusia no quiso ratificarla, protéjanlo el monopolio de Gazprom. El G8 se inquietó del precio elevado del petróleo, pero en su día de clausura, el G8 vio el petróleo alcanzar su precio el más alto en Londres …
¿ Comercio ? Las negociaciones de la ronda de Doha en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) han fracasado. Afortunadamente porque tal acuerdo sería bien nefasto : liberalización ampliada de la economía mundial, apertura la más larga que posible de los mercados, despojando los Estados del máximo de prerrogativas en beneficio de las firmas multinacionales frecuentemente implantadas en los países del G8. Además, los Estados Unidos (EEUU) todavía no firmaron el acuerdo con la Rusia que permite su afiliación a la OMC.
¿ Deuda ? La cumbre 2005 del G8, en Gleneagles (Escocia) hizo bombo y platillo con el anuncio de una iniciativa «histórica» de l’anulación de la deuda de algunos países pobres con el Banco Mundial (BM), el Fundo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Africano de Desarrollo. En adelante, esas medidas no ilusionan más : un año después, la lista de los países concernidos solo lleva 19 nombres (sobre los 165 dichos «en desarrollo»). Al final, va acabar con una reducción de reembolso de deuda menor de 50 mil millones de dólares para eses 19 países en los 40 próximos años. Cada año, el importe exento (un poco más de mil millones de dólares) está bien ridículo comparando con el gasto militar mundial de los únicos países de G8 (más de 800 mil millones de dólares por año). Sobre todo, este alivio fue logrado después de varios años permitiendo al BM y al FMI de hacer reformas radicales : liberalización económica, privatizaciones, reducción de los presupuestos sociales, supresión de los subsidios para productos básicos … Para eses 19 países, la situación sigue degradarse : los alivios no consiguieron a oponerse a la alza del precio del petróleo, severamente sentida por las poblaciones del Sur, incluso en algunos países productores así como el Congo Brazzaville.
En lo que se refiere a eses puntos, el G8 (organización profundamente infundada) sufrió un grande fracaso. Heredo de les fuerzas vivas de los años 70, el G8, hoy en día, perdió el tranquillo. Encontrándose mal, hizo el vació a sus lados, alejando los movimientos sociales que querían meterse en cintura. Pero es su entera lógica que se hace aguas. Nuevos participantes aparecieron, fuerzas se modifican.
Gracias a las exportaciones de materias primas cuyos precios crecieron mucho ese dos últimos años, las reservas en monedas fuertes (dólares y euros principalmente) de los países en desarrollo alcanzan nubes : más de 2100 mil millones de dólares, de los cuales 925 mil millones solo para China. Representa mucho más que las reservas de cambio de Europa y EEUU juntos. Constituidos por parte de Bonos de Tesoro de los EEUU o de los países europeos, eses reservas pueden cambiar sosteniblemente las reglas. Hoy en día, el Sur es prestamista neto de los países desarrollados y tendrán seguramente la posibilidad de romper con las imposiciones del G8. Todavía, hace falta que los dirigentes del Sur tengan la voluntad de oponerse a les exigencias, lo que de momento, no es el caso, para nada ! Únicamente una acción de los ciudadanos del Sur puede dirigir sus gobiernos en mejores orientaciones.
Planteamos una lógica bien diferente. Los países en desarrollo deberían abandonar el FMI, el Banco Mundial y la OMC, haciéndolas así caducas. Eses países podrían así juntar la mitad de sus reservas de cambio para construir nuevas instituciones fundadas sobre la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, lo que no están haciendo las actuales. La deuda externa de los países en desarrollo está más alta que jamás : 2800 mil millones de dólares. La deuda está organizando la persecución de una dominación que vuelve imposible el desarrollo justo y sostenible. Los ciudadanos del Sur se vieron obligados en reembolsar varias veces una deuda largamente odiosa, contratada por sus gobiernos que nunca les consultaron. Los países en desarrollo deberían constituir un atrevimiento para no paga esta deuda.
Hace falta entablarse en ese otro camino, sino el G8 va tomar de nuevo la ventaja. ¿Cómo? ¿Con une nueva crisis de la deuda, con tasa de interés y precios de materias primas dando violentamente la vuelta (así como en las finales de los años 70)? ¿Una dependencia respecto a las cereales de los países del Norte? Las grandes firmas agroalimentarias relucieron con resuelto las superficies para cereales justo para hacer crecer los precios. Ahora bien, siguiendo los consejos del FMI, los países del Sur sustituyeron poco a poco sus producciones cerealísticas por producciones de exportación (algodón, café, cacao, plátano…). ¿Veremos en el futuro periodos de Hambre programadas desde el Norte, aunque las remesas de deuda concedidas por un lado por las organizaciones multilaterales están recobradas al otro lado por las firmas agro-exportadoras del Norte?
El G8 defiende desde tres decenios un modelo económico estructuralmente generador de deuda, de pobreza, de desigualdades, de corrupción, incluso al Norte.
Se tiene que dar una tarjetita roja ahora al G8, que está de momento fuera del juego internacional. No para colocar actores del mismo tipo, sino para eradicar la lógica que defiende.