El ministro de asuntos exteriores español viajó, no hace mucho tiempo, a varios países africanos con el fin de que sus gobiernos participaran en la lucha contra la llamada inmigración ilegal. En uno de esto países, la mayoría de la población trabajadora sobrevive con un ingreso diario que no alcanza los cuatro euros. En Europa, […]
El ministro de asuntos exteriores español viajó, no hace mucho tiempo, a varios países africanos con el fin de que sus gobiernos participaran en la lucha contra la llamada inmigración ilegal. En uno de esto países, la mayoría de la población trabajadora sobrevive con un ingreso diario que no alcanza los cuatro euros. En Europa, el jugador de fútbol recién retirado, Zidane, ingresa diariamente, por su participación en distintos anuncios publicitarios, once mil euros. Descomunal y criminal injusticia social. Una sola persona gana 2.750 veces lo que gana otra sola persona. Una sola persona gana lo que ganan conjuntamente 2.750 personas. Pero esta injusticia social no se queda ahí, va más lejos. Los once mil euros que ganan de forma conjunta estas 2.750 personas son resultado de trabajo propio; salario que consumen totalmente con el fin de continuar viviendo, ni un sólo céntimo de este dinero pueden destinar a la inversión. Los once mil euros que gana en solitario el capitalista Zidane son resultado de trabajo ajeno, capital del que solamente consume una pequeña parte para seguir lujosamente vivo; el resto lo destina a la inversión, con el fin de incrementar su ya desmesurada riqueza. Zidane es miembro de la clase capitalista y, como tal, es arquitecto de un plano inclinado, cada día más inclinado, de bárbara injusticia social, por donde inevitablemente se deslizan los pobres de África. Se deslizan por mar, en primitivas embarcaciones, arriesgando sus vidas. Lo más doloroso es que, cada vez más, encontramos en los medios de comunicación de masas a capitalistas como Zidane solicitando la ayuda solidaria de los demás, esto es,de la clase trabajadora, para luchar contra la pobreza. Galáctico cinismo.