Traducción para Rebelión Horacio Garetto [email protected]
¿Permitirá el Congreso al presidente Bush otro año más de su desgraciada aventura iraquí mientras tantos serios problemas abruman a los Estados Unidos?
El año pasado, de 2006, mientras el gobierno usamericano tenía la cabeza puesta en Irak, el dólar declinó agudamente contra otras monedas. En el mes de diciembre el banco central chino expresó su preocupación respecto de que el masivo déficit comercial usamericano pueda llevar a una corrida contra el dólar y a una crisis financiera internacional.
Desde que terminó la Segunda Guerra Mundial el dólar fue la moneda de reserva mundial, la moneda en la que se instrumentan las facturas petroleras y la moneda con la que se llevan las cuentas del comercio mundial.
La baja tasa de ahorro que tienen los usamericanos significa que si tienen déficit fiscal este déficit tendrá que ser financiado por prestamistas extranjeros, que ya están inundados de Bonos del Tesoro. El masivo déficit de usamérica significa que los extranjeros adquirieron y adquieren activos usamericanos como pago por el consumo de estos de bienes manufacturados afuera.
Los extranjeros están preocupados por el destino de sus grandes tenencias de dólares porque no ven ningún indicio de que Usamérica pueda o tenga voluntad de reducir ningún déficit. La guerra contra Irak agravó el déficit fiscal usamericano y el hábito de sus multinacionales de producir off shore para el mercado usamericano por su parte agravó el déficit comercial. Cada vez que una compañía muda su producción afuera del país, la producción doméstica es reemplazada por importaciones.
China manifestó que continuará tomando dólares, pero a un ritmo más lento y que cambiará una parte de sus reservas por monedas de otros países.
El 18 de diciembre de 2006 Irán anunció que discontinuaba todo uso del dólar como moneda de reserva.
El 28 de diciembre los Emiratos Arabes Unidos, estrechos aliados de usamérica, anunciaron que la debilidad del dólar los llevó a mover una parte de sus reservas hacia el euro.
Esas decisiones de los bancos centrales extranjeros de reducir el ritmo con el que compran dólares implica tasas de interés más altas en Estados Unidos, en un momento en el que la economía se está lentificando, haciendo más difícil la política monetaria para la Reserva Federal y más costoso endeudarse para los Estados Unidos.
Si los extranjeros dieren el paso de comenzar a vender sus dólares no hay nada que el gobiernos USA pueda hacer para evitar la catástrofe. Washington tiene que adoptar medidas antes de que sea demasiado tarde.
La única solución es reducir el déficit fiscal. Esto significa que el Congreso tendrá que cortar los gastos, o aumentar los impuestos, o las dos cosas. Elevar las tasas de interés en una economía débil no sería una buena idea. Habría que parar los gastos de guerra. Con menos tinta roja que financiar habrá menos presión sobre el dólar. Es posible que Washington haya esperado demasiado para tratar el problema del dólar.
Muchos economistas ofrecen falsas soluciones. He oído, por ejemplo que un dólar más débil podría llevar a exportar más y a una reducción del déficit comercial. Esta «solución» subestima el impacto del «offshoring» (deslocalización, producir afuera, N. del T.). Con tantas y tantas marcas de manufacturas produciendo ahora afuera Usamérica tiene menos para exportar. Algunos economistas todavía piensan que la brecha puede ser llenada mediante la exportación de servicios pero no se dan cuenta que la epidemia offshoring también provocó bajas entre los prestadores de servicios profesionales. Usamérica no puede mandar afuera su producción de bienes y servicios y, simultáneamente, querer bajar el déficit.
Otros economistas todavía creen que la Reserva Federal puede rescatar el dólar elevando la tasa de interés, haciendo así más atractivos a los Bonos que emite ante los ojos de los extranjeros. Pero pasa que la economía usa muestra muchos signos de debilidad. Ahogando el crecimiento o provocando recesión, tasas de interés más altas pueden tener por resultado generar todavía más déficit que también tenga que ser financiado por los extranjeros generando así todavía más presión sobre el dólar.
Usamérica no puede permitirse una guerra como la de Irak y tampoco puede permitirse distraerse de los serios problemas económicos que se han estado acumulando con la obsesión con la guerra que tiene este gobierno. El offshoring está destruyendo los peldaños de la escalera social que hizo, en algún momento, de usamérica, una sociedad de oportunidades.
Muchos economistas, en su compromiso con el offshoring, ofrecen «soluciones» que encubren el real impacto del offshoring en los usamericanos. Hemos tenido que escuchar, por ej. que la educación es la solución del problema de competitividad de los usamericanos.
Quiénes esto pregonan se ve que no están familiarizados con el panorama del trabajo en el siglo XXI y con lo que los estadísticos del Ministerio de Trabajo predicen como áreas de crecimiento del empleo en la próxima década.
El problema que enfrenta usamérica no es de falta de gente educada sino de falta de trabajo para la gente educada. Se viene creando empleos netos nuevos solo en servicios domésticos, camareros, mozos, guardarropas, y servicios sociales y de salud. La vasta mayoría de estos empleos no precisan de un alto nivel educativo y no producen ni bienes ni servicios transables ni que se puedan exportar ni que puedan sustituir importaciones. Las desigualdades sociales empeoran.
Este año nuevo será el quinto en el que el pueblo usamericano permitirá al presidente Bush continuar comprometiendo al país en una guerra ilegal, que no se puede ganar. ¿Podrá Usamérica sacar fuerzas de la desgraciada aventura bushiana en Irak para pasar a enfocarse en sus verdaderos problemas o el dólar declinará trayendo nuevos problemas?