1 En su discurso del 19 de abril para juramentar los promotores del Partido Socialista Unido de Venezuela, el presidente Hugo Chávez Frías condenó que en el país haya «burdeles y casinos como si fuera una sociedad de qué», para luego prometer «Vamos a sanearnos de tanto vicio que nos inyectaron desde hace tanto tiempo». […]
1 En su discurso del 19 de abril para juramentar los promotores del Partido Socialista Unido de Venezuela, el presidente Hugo Chávez Frías condenó que en el país haya «burdeles y casinos como si fuera una sociedad de qué», para luego prometer «Vamos a sanearnos de tanto vicio que nos inyectaron desde hace tanto tiempo». Contradictoriamente, en la Asamblea Nacional avanza un proyecto para legalizar a los casinos cobrándoles impuestos. Se trata de elegir entre dos proyectos de sociedad: el bolivariano, y el del hampa organizada legitimada. Examinemos el segundo.
2 Los paramilitares no son la solución, sino el problema. ¿Habrá algo más tentador que armar malandros, encargarles matar a quien molesta, y devolverlos a casa dándoles las gracias? Pero puede ser que el sicario prefiera cometer crímenes en su provecho. A lo mejor quiere volverse amo. Y en lugar de volver a casa, se mude para otro vecindario indefenso que le abra las puertas. Desdichado pájaro, que entrega su país a los paramilitares. Pobre Venezuela, que prepara una ley suicida para legalizarles sus aparatos de legitimación de capitales provenientes de delitos.
3 Los paramilitares no pueden combatir al pueblo armado. En el web site colombiano Seguridad y Democracia , Alfredo Rangel apunta que a pesar de su atroz intervención, «El Estado está muy lejos de haber debilitado de manera significativa a la guerrilla, en particular a las Farc. Lo más significativo se ha logrado en Cundinamarca y aún no se ha consolidado. Peor aún, en las pocas zonas abandonadas por la guerrilla en su repliegue o porque han sido corridas por la Fuerza Pública, hay una creciente presencia paramilitar. En muchas zonas la guerrilla está al acecho esperando que los paramilitares se desmovilicen».
4 Los paramilitares sólo asesinan pueblo desarmado. La agencia AFP de Bogotá informa el 14 de abril de 2007 que 48.250 de sus víctimas se han registrado ante la Fiscalía. El Tiempo añade que a diario ante las fiscalías acude casi un millar de personas para denunciar sus crímenes. Un informe de la Fiscalía revela que sólo contra el jefe del bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Rodrigo Tovar, cursan 6.000 denuncias.
5 Los paramilitares copan el narcotráfico. Incapaces de ganar guerras, acaparan el crimen organizado. Los diarios colombianos recogen las confesiones del narcotraficante Hernando Gómez Bustamante (alias Rasguño), detenido en Cuba y entregado a Colombia, cuyo computador «podría contener las pruebas que vincularían a algunos de los jefes desmovilizados de las AUC, detenidos en la cárcel de Itagüí, con actividades de narcotráfico posteriores a la dejación de las armas» (El Colombiano, 23-3-2007, 8ª). No es poco lo que rasguña: le decomisaron un Ferrari deportivo, un fusil enchapado en oro regalo del capo narco mexicano Armando Carillo «el Señor de los Cielos», dos cuadros de Rubens por los cuales pagó 8 millones de dólares, 2.000 cabezas de ganado brasileño, caballos de paso y dos aviones de los 8 que poseía.
6 Los paramilitares mandan mediante la parapolítica. Montan el Estado invisible del crimen organizado. Los paramilitares asesinan o promueven candidatos. El jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, Iván Roberto Duque Gaviria, confesó que una alianza entre militares, el DAS y el B-2 (antiguo servicio de inteligencia militar) y mafiosos asesinó al candidato presidencial Luis Carlos Galán en 1989. El comunicativo «Rasguño» confiesa que «Manejé 2 0 3 congresistas y unos 8 alcaldes del norte del Valle. (…) Otros alcaldes los manejó Davinson (su lugarteniente extraditado hace 48 horas). (…) Cada mes giraba hasta 500 millones de pesos (…). Lo usaban para pagar en Fiscalía, Policía. La idea era tener oídos en todas partes para estar preparados para operativos». Su cómplice Ignacio Londoño habría manejado los aportes para la campaña de Ernesto Samper y de Horacio Serpa, «la más costosa del país». Concluye Alfredo Rangel que «Su involucramiento en toda suerte de acciones ilegales para conseguir recursos -robo de gasolina, extorsión, secuestro, etc.- los ha dotado de una infraestructura criminal muy poderosa. Su penetración en toda suerte de instituciones del Estado y el condicionamiento de los procesos electorales para elegir candidatos afectos y rechazar adversarios, les ha provisto de una gran influencia política en todos los niveles de las decisiones públicas».
7 Los paramilitares compran la impunidad. Sicarios que asesinan o eligen mandatarios se hacen inmunes a ellos. El gobierno colombiano sancionó el decreto 128, en virtud del cual libertó a más de treinta mil paramilitares sin investigarlos. Para los culpables de delitos no indultables ni amnistiables, como crímenes de guerra o de lesa humanidad, la ley 975 preveía penas privativas de libertad menores de 18 meses, más la prohibición de acercarse a sus víctimas. El decreto 3.391 del año 2006 permitió rebajar más las penas.
8 Los paramilitares se apoderan del país que les abre las puertas. «Rasguño» confiesa que «Venezuela es el templo del narcotráfico. Hay una conjugación de venezolanos, colombianos, brasileños. Es muy fácil traficar porque allá no consiguen a nadie» (El Colombiano, 23-32007 p.8). En ese templo preparaban un magnicidio y liquidaron centenar y medio de dirigentes campesinos. La página colombiana El Tiempo.com de 2 de julio de 2005 demuestra que los paracos lavan sus capitales en los países vecinos mediante «Contrabando de gasolina, arroz, electrodomésticos y vehículos, transporte público (colectivos y mototaxis), juegos de azar (chance y casinos), confecciones, construcción y prostitución». Parapolítica, paracasinos y parabingos: es el proyecto social que intenta legitimar el Proyecto de Ley de Impuesto a las Actividades de Juegos de Envite y Azar. O Socialismo del Siglo XXI, o «País de qué» ¡Y qué «país» sería! Una vez más, elijamos.
Escritor venezolano, dramaturgo, historiador, profesor universitario.