Como ya sabrán, el pasado sábado murió Jesús Polanco Gutiérrez. Para muchos (Zapatero, Bono y compañía), un defensor de la democracia y las libertades públicas. Para otros (Rajoy, Acebes y los suyos), un agresor de la democracia y las libertades públicas (por ejemplo, véase el País del 24 de Marzo del 2007). Para algunos, hombre […]
Como ya sabrán, el pasado sábado murió Jesús Polanco Gutiérrez. Para muchos (Zapatero, Bono y compañía), un defensor de la democracia y las libertades públicas. Para otros (Rajoy, Acebes y los suyos), un agresor de la democracia y las libertades públicas (por ejemplo, véase el País del 24 de Marzo del 2007). Para algunos, hombre de la comunicación en España. Para la revista Forbes, el hombre que ocupa la posición 210 en la lista de los más ricos del mundo. Para mi, un empresario de una multinacional, y poco más.
Nada ha cambiado desde entonces, la sucesión en el trono ha sido poco original. A rey muerto, hijo puesto. La portada del día 24 del mencionado diario presenta la fotografía del nuevo presidente de PRISA: Ignacio Polanco, que según el titular: «quiere desarrollar la obra que legó su padre». Y tanto. Más aplicado, imposible. Hoy ya mostró por donde viene la nueva generación. Ninguna mutación a la vista. ¿A qué me refiero con esto? A lo de siempre, a una extraña manera de poner en práctica la libertad de prensa, el respeto a la democracia y a las libertades públicas. Otro titular, justo debajo de su proclamada jefatura, exhibía la siguiente perversa frase: «Chávez reformará la Constitución para seguir en el poder más allá de 2012».
La primera prueba fue con mi padre. Le pregunté qué entendía por semejante titular, y él me confirmó lo esperado: «Que Chávez está reformando la Constitución para seguir siendo presidente». Justo después, el segundo test fue a mi amigo Sergio, quién siguió en la misma línea: «Este tipo quiere seguir de presidente y para eso hace una reforma». Objetivo cumplido. El País sigue con lo mismo: desvirtuando la realidad, creando tendencia, tergiversando las noticias y creando la imagen que quiere. Todo menos ser fiel reflejo de lo sucedido. A continuación del titular, y en la clandestinidad de la letra pequeña, se destaca que: «El presidente de Venezuela anunciará en los próximos días una reforma constitucional para poder ser reelegido en 2012». Ahora sí. Ahora ya dice la verdad, y con mucha más claridad. Simplemente, Hugo Chávez quiere hacer una reforma constitucional que permita algo que ya existe en España: presentarse tantas veces como quieras a ser presidente. Más democrático imposible. Además, esto viene justo después de haber ganado las elecciones a finales del año pasado con un apoyo del 62,8%, con una elevada participación del 73,6%. Recuérdese que el gobierno actual ganó las pasadas elecciones solo con un 42,59% con una participación similar. Quiero creer que Polanco (padre o hijo) será tan coherente como dicen. Imagino que Polanco, un acérrimo defensor de la actual democracia española, estará de acuerdo con la libre reelección del presidente acá y en Indochina.
Por si fuera poco, en la pagina segunda, referido a noticias internacionales, justo a la vera de la imagen de Chávez, se presenta el siguiente titular: «Venezuela compra armas a Bielorrusia por 720 millones». ¿Será casualidad? ¿Mera coincidencia? ¿Será Venezuela el único país que ha comprado armas recientemente? Aún hay más, en la página tercera, más leña al fuego: «Los balseros del aire: Miles de venezolanos huyen del país ante la inseguridad e incertidumbre política». ¿Serán los venezolanos los que más salen del país en América Latina? Una simple mirada al Instituto Nacional de Estadísticas o al Banco Interamericano de Desarrollo demuestra que Venezuela no está por encima de otros. Que yo sepa, Venezuela es uno más en este mundo globalizado que es fuente de inmigración.
Algo más, el cuarto titular en esa doble pagina dedicada a derrumbar al presidente democrático venezolano dice: «Chávez expulsará a los extranjeros que critiquen a su gobierno». Esta vez no diré nada, me muerdo la lengua.
Poco ha cambiado, El País sigue siendo quien era, con padre o con hijo.