El capitalismo se acaba. Revienta. Tal cual, como suena. No podía ser de otra manera. De muerte natural. De un atracón. «Capitalismo es: o tú o yo. Nunca tú y yo» reza uno de sus primeros mandamientos, tatuado en una pared de Madrid. Tú o yo. El capitalismo tiene los pobres contados y las cuentas […]
El capitalismo se acaba. Revienta. Tal cual, como suena. No podía ser de otra manera. De muerte natural. De un atracón. «Capitalismo es: o tú o yo. Nunca tú y yo» reza uno de sus primeros mandamientos, tatuado en una pared de Madrid. Tú o yo. El capitalismo tiene los pobres contados y las cuentas no cuadran si todos queremos, y podemos, estar forrados. El capitalismo desaparece. ¡Agotadas las existencias! ¡Faltan pobres!
Desde chiquito he vivido pendiente de la invasión amarilla. Los restaurantes agridulces y las tiendas de todo a cien eran la primera avanzadilla. «El día CH, miles de millones de chinos llegarán y se quedarán con todo», vaticinaban los expertos. Hoy, sin embargo, mi preocupación es otra. Ya no quieren venir. Peor aún, ¡pretenden ser, vivir, como nosotros!
La región de Macao es la única de China en donde, por el momento, el juego es legal. En los próximos dos años van a levantar allí, con 8.000 millones de euros, una deslumbrante «ciudad del juego». Acaban de inaugurar su edificio estrella, una réplica de un lujoso hotel veneciano. «The Venetian Macao Resort Hotel» dispone del casino más grande del mundo, unas 6.000 máquinas recreativas y más de 800 mesas de juego. El complejo ocupa más de un millón de metros cuadrados e incluye tres canales por los que 51 góndolas italianas, con sus gondoleros, se encargarán de pasear a los clientes. También hay varias copias, a tamaño real, de lugares tan emblemáticos de Venecia como la plaza de San Marcos o el palacio Doge. Sólo durante el primer año el hotel recibirá unos 27 millones de visitantes.
El capitalismo tiene los días contados. El Gobierno chino acaba de aprobar, «tras un periodo de negociación muy largo», las importaciones de jamón ibérico. La carne de porcino española, a la conquista del inmenso mercado chino: 1.300 millones de habitantes. Nuevos tiempos, nuevos proverbios. «Si tienes dos panes, vende uno y compra un lirio», enseñaba el erudito maestro. «Si tienes dos panes, vende uno y compra un jamón», anuncia el tragón empresario. El capitalismo muere. Empachado.