En el artículo que publiqué hace unos días sobre la crisis financiera [1] advertía que podría haberse generado una crisis del solvencia bancaria que se estuviera más o menos tratando de ocultar. Concretamente decía lo siguiente: «Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una […]
En el artículo que publiqué hace unos días sobre la crisis financiera [1] advertía que podría haberse generado una crisis del solvencia bancaria que se estuviera más o menos tratando de ocultar. Concretamente decía lo siguiente:
«Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España (…). La cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos (los bancos) estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.
No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.
De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria».
Pues bien, acaba de anunciarse que el Banco de Inglaterra ha tenido que conceder un préstamo de emergencia al Northern Rock, el octavo banco en tamaño del país. Este banco sufre una grave crisis de liquidez que no ha podido resolver acudiendo a préstamos de otras entidades, porque entre todas éstas agotaron ayer en menos de una hora los 4.400 millones de libras (unos 6.400 millones de euros) que el Banco de Inglaterra había inyectado para auxiliar al sistema bancario.
Es pronto aún para saber si esta situación será extensible antes o después a otros bancos en otros países, pero sería bastante simplista pensar que algo así ocurre casualmente y sólo en un único banco.
Según informan las agencias de prensa, el ministro español de economía «ha descartado hoy «absolutamente» que algún banco español pueda tener problemas de liquidez como el británico Northern Rock, el primero en usar la reserva de emergencia del Banco de Inglaterra».
Lógicamente, no cabe esperar otra cosa de las declaraciones del Ministro de Economía. Pero que nadie se lleve a engaño, porque hay algo que no se puede soslayar: los bancos españoles han utilizado como los que más los fondos especulativos, han realizado inversiones de gran volatilidad y están muy involucrados en sectores que van a sentir bien pronto los vientos de la crisis.
Tiempo al tiempo.
Juan Torrez López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España). Su web personal es www.juantorreslopez.com