Salta, una vez más, la polémica sobre el filósofo mostachudo. ¿Proto-Nazi? ¿Pangermanista? ¿Antisemita?… Es necesario ser muy maniqueo, fiarse demasiado tanto de la propaganda historiográfica como de las bromas pesadas de la Historia y, a la vez, haber leído muy parcial y superficialmente la obra de Nietzsche para acusar a éste de tales cosas. […]
Salta, una vez más, la polémica sobre el filósofo mostachudo.
¿Proto-Nazi? ¿Pangermanista? ¿Antisemita?…
Es necesario ser muy maniqueo, fiarse demasiado tanto de la propaganda historiográfica como de las bromas pesadas de la Historia y, a la vez, haber leído muy parcial y superficialmente la obra de Nietzsche para acusar a éste de tales cosas.
¿Que los nazis lo utilizaron para dotar a su criminal carnavalada de cierta dignidad/coartada intelectual? Es un hecho.
¿Que Nietzsche consideraba a los antisemitas, pangermanistas y aduladores del Kaiser como la última miseria en el mundo? También es un hecho.
…Y no hace falta ir a buscar cartas o escritos póstumos; en su última obra, Ecce Homo -delirantemente lúcida-, aniquilado ya todo lastre wagneriano, Nietzsche suelta perlas tales como equiparar la filosofía alemana (que, dice, sólo puede haber salido de una «digestión pesada») a la cerveza alemana, o bien exclamar -refiriéndose a la deriva antisemita, nacionalista y cristiana de Wagner– : «¡Pobre Wagner! ¡Si hubiera caído entre puercos!… Pero, ¡entre alemanes!».
No desarrollaré ahora una erudita disertación sobre cómo los escritos de Nietzsche (que murió prácticamente sin ver publicada ni leída su obra) fueron perversamente cercenados y manipulados en manos de su hermana, su cuñado y demás auténticos protonazis. Muchos antes que yo, y con más documentación, lo han hecho ya.
Sólo pretendo hacer reflexionar sobre un hecho: culpar a Nietzsche de la barbarie nazi es como culpar a Jesús de Nazareth de las desviaciones morales, intelectuales, políticas… así como de los crímenes cometidos por la Iglesia Cristiana (institución);
…o bien culpar a Marx de las desviaciones morales, intelectuales, políticas… así como de los crímenes cometidos por el Stalinismo (institución).
¿No es hora de darles a Jesús, a Marx y a Nietzsche una oportunidad?
Cabe hacer notar -para aquellos a quienes se les escape- que la más radical (en sentido etimológico) y rabiosamente moderna (en el mejor de los sentidos) interpretación del marxismo, la de Ernesto Guevara y su hipótesis/anhelo del Hombre Nuevo, está íntimamente emparentada con el Superhombre (Supra-Humano) nietzscheano.
El argentino Abel Posse, en su maravillosa meta-novela Los Cuadernos de Praga, recrea muy acertadamente una hipotética reflexión del guerrillero heróico:
Nietzsche diría que el socialismo militar
y troglodita de la guarnición (soviética) es el «socialismo nihilista».
Hay otro socialismo, el del hombre nuevo.
Sin el hombre nuevo no se puede afirmar el socialismo.
Y sin el socialismo afirmado en grandeza de señorío y en amor,
no podrá edificarse el hombre nuevo.
Este breve párrafo -que las mentes mediocres y burócratas considerarán sin duda una burda paradoja- nos recuerda que el comunismo, más que una bandera, un carnet y un millón de libros, es una manera de estar -y de actuar- en -y ante- la vida.
Es en este punto donde el extremo individualismo propuesto por Nietzsche revela su dimensión infinitamente comunitaria.
Como cantaba el gran Ovidi Montllor, «totcomença en un mateix» (todo empieza en uno mismo).
Y Nietzsche, desde luego, es una magnífica y completísima herramienta.
Enlaces relacionados:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68699
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68520&titular=el-joven-nietzsche-o-el-instinto-aristocr%E1tico-como-pol%EDtica-
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