Escribo aquí mi último artículo sobre Nietzsche porque no quiero entrar en una polémica agresiva para descalificar al contrario. Pero como el carácter insultante de la respuesta de Nicolás G.V tiene una carácter tan personal, reivindico, como mínimo, el derecho a unas aclaraciones. En mi respuesta yo no he atacado personalmente a Nicolás G.V. sino […]
Escribo aquí mi último artículo sobre Nietzsche porque no quiero entrar en una polémica agresiva para descalificar al contrario. Pero como el carácter insultante de la respuesta de Nicolás G.V tiene una carácter tan personal, reivindico, como mínimo, el derecho a unas aclaraciones.
En mi respuesta yo no he atacado personalmente a Nicolás G.V. sino que planteaba en su artículo ( no en la totalidad de un trabajo que desconocía) que lo que me parecía falaz, tramposo y simplista era la conclusión. Nicolás G.V. se ha molestado y pasa al insulto y a la descalificación, cuyo tono despectivo seguramente ha aprendido del peor Nietzsche.
Yo no soy nietzscheano y justamente planteo reservas, distancias con la obra de Nietzsche, a la que sin embargo reconozco un interés para cualquier lector ( sea de derechas o de izquierdas) como lo fueron para mí, incluso cuando me la jugaba cotra la Dictadura franquista. .Mis reflexiones son humildes y no pensaban ni mucho menos sentar càtedra ( como las de Nicolás G.V.). He leído ha Nietzsche con atención y quería plantear algunas cuestiones sobre un tema tan espinoso como su lectura política. Y lo hacía con argumentos que son más o menos discutibles pero no son gratuitas y se basan en un rigor conceptual y lógico. Para mí no es una vaca sagrada ni un fetiche, ni tengo ninguna fe en él, como es evidente para cualquiera que sepa ver más allá de sus narices.
Mi interés por Nietzsche tiene un límite, ya que tengo otras obligaciones e intereses y no quiero perder el tiempo convirtiéndome en el fantasma contra el que Nicolás G.V. quiere luchar. Quizás Nicolás G.V. tiene tiempo y ganas porque pertenece a este mundo académico que tanto critica. pero por mi parte , puedo asegurar que ni formo parte del mundo académico ni de ninguna inteligencia intelectual ni cultural, solo soy un profesor de filosofía de instituto que batalla cada día con adolescentes más o menos problemáticos para transmitirles alguna inquietud en el terreno del pensar. Escribo sin pretensiones en El Viejo Topo, que es una revista marginal y tan plebeya, afortunadamente, como el sitio web Rebelión. No tengo ningún prestigio que mantener, ninguna cátedra que conservar.
Sin más comentarios mato el tema ( utilizando la afortunada expresión de mi hijo de diez años ) En todo caso que sepa Nicolás G.V. que ni me amarga ni me quita el sueño y que no padezco en mi carne nada de lo que él supone y que yo no tengo ninguna creencia que mantener ni tampoco necesito nada a lo que atacar.
Salud
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