Finalmente, luego de años de desarrollo, polémica y publicidad «gratuita» a través de agencias de noticias y páginas de videojuegos, ha salido a la calle el juego «Mercenaries 2». Todos los días salen a la calle en Estados Unidos decenas de nuevos videojuegos, pero éste ha recibido atención especial por su temática: es «un videojuego […]
Finalmente, luego de años de desarrollo, polémica y publicidad «gratuita» a través de agencias de noticias y páginas de videojuegos, ha salido a la calle el juego «Mercenaries 2».
Todos los días salen a la calle en Estados Unidos decenas de nuevos videojuegos, pero éste ha recibido atención especial por su temática: es «un videojuego de mercenarios ambientado específicamente en una Venezuela, donde un tirano hambriento de poder altera el suministro de petróleo, provocando una invasión que convierte al país en una zona de guerra».
Las primeras imágenes del videojuego datan de 2005, cuando hubo una gran polémica debido a que se veían imágenes de la sede La Campiña (Caracas) de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) siendo destruida en la invasión. También se veía en llamas a la Torre Domus, de Plaza Venezuela, donde estaba ubicada hasta 2004 la sede del Centro Nacional de Tecnologías de Información, que en ese entonces mantenía a servidores de aplicaciones y sitios web del Estado venezolano.
Según la historia del juego, una importante figura política venezolana llamada Ramón Solano, contrata a los protagonistas (los mercenarios) para un trabajo, pero luego se niega a pagarles. Solano entonces da un golpe de Estado en Venezuela, convirtiéndose en el dictador del país. Se apodera de la producción de petróleo venezolana, y la utiliza para causar incidentes internacionales.
«Es tiempo de que los venezolanos dejen de pagar por la codicia de intereses extranjeros, les haremos pagar por nuestro petróleo. De hoy en adelante todo el mundo pagará», dice Solano antes de iniciar los combates en escenarios venezolanos. Algunas escenas del juego, que tiene lugar en el 2010, muestra a mercenarios de acento estadounidense asaltando instalaciones petroleras durante el sangriento golpe de Estado.
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El juego presenta escenarios de Caracas, Mérida y otros lugares del país. Incluso se pueden lanzar bombas nucleares en territorio venezolano. Las Fuerzas Militares que se oponen a Solano (es decir, los «buenos») se agrupan en el «PLAV»: «People’s Liberation Army of Venezuela», o Ejército de Liberación Popular de Venezuela. Su logotipo sin duda que nos será muy familiar a todos los venezolanos: el puño de OTPOR.
OTPOR es el grupo que ha organizado movimientos estudiantiles para derrocar a gobernantes de Serbia, Georgia, Ucrania y otros países a través de las llamadas «revoluciones de colores». El movimiento estudiantil venezolano, que ha cambiado el puño por las manos blancas con la palabra «Resistencia», es otro de los asesorados por OTPOR.
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«PLAV» son los buenos en el juego. Usan el logotipo de OTPOR, dicen ser izquierdistas y quieren derrocar al «dictador».
De asesinos, a héroes
El sitio web Tribuna Latina da otra descripción del videojuego: «Trata de ganar dinero como mercenario en una guerra que se desarrolla en Venezuela a causa de la lucha por el Oro Negro. Todo parecido con Irak (no) es pura coincidencia».
De pronto, los héroes son los mercenarios (mejor conocidos en Venezuela y Colombia como «paramilitares»): personas contratadas por un gobierno para realizar trabajos tan sucios e ilegales, que no pueden ser realizados por soldados regulares. Los paramilitares o «mercenarios» colombianos acostumbran asesinar a sus víctimas de las formas más despiadadas: serruchan a una persona viva, frente a sus familiares y demás pobladores, con el fin de atemorizar a la población. Sin embargo, repentinamente estos villanos son los héroes y sus acciones se trivializan.
Videojuegos usados para reclutar jóvenes
El juego es desarrollado por Pandemic Studios, empresa radicada en Los Angeles, California, y en Australia. Parece una «inocente» empresa de videojuegos como tantas otras, pero la realidad tal vez no sea tan «inocente». «El mercado al que Pandemic apunta son los jóvenes y adolescentes que están en edad para ser reclutados por las Fuerzas Militares. Y esta no es la primera aventura militar de Pandemic», explicó en 2006 la Red de Solidaridad con Venezuela. Y ofreció evidencias:
El portal MSNBC, de la cadena NBC y Microsoft, escribió un interesante artículo en octubre de 2003, titulado «El Pentágono y la CIA reclutan a los videojuegos», en donde informan que ambas organizaciones estadounidenses están utilizando los juegos electrónicos para resolver dos graves problemas:
- La cada vez más baja cantidad de jóvenes que están postulándose para la recluta militar en su país.
- La necesidad de entrenar a sus soldados con tecnologías cada vez más económicas y masivas, que les permitan aprender tácticas militares y formar líderes.
Mérida no escapa de la guerra en Mercenaries 2
En otras palabras, Pandemic trabajó para un instituto que trabajaba para la CIA. Señala el mismo artículo, fechado en 2003, que el ICT «ha trabajado con la CIA por cerca de un año, a un costo de varios millones de dólares, permitiendo a analistas de la Agencia asumir el rol de líderes o miembros de células terroristas para conducir operaciones».
Imagen de Full Spectrum Warrior
El instituto antes referido también creó otro juego de entrenamiento únicamente para militares, «Full Spectrum Command«, en febrero de 2003. Ambientado en Europa del Este (aún con las heridas del conflicto en los Balcanes), «pone a prueba la organización, toma de decisiones y la habilidad de reconocer amenazas» para un líder de 120 tropas de paz.
MSNBC también señala que «los videojuegos cada vez se ven como una forma de aumentar el interés de los adolescentes en ingresar a la recluta. Jugos como ‘America’s Army’, desarrollado y publicado por el Ejército, y ‘Guard Force’, desarrollado por la Guardia Nacional, pueden ser descargados y jugados en las oficinas de reclutamiento». En Estados Unidos la recluta es voluntaria, y no es para nada secreto que las Fuerzas Armadas han apelado a todo tipo de «trucos» (como ofrecer la ciudadanía a ciudadanos extranjeros, u ofrecer primas de estudio de miles de dólares a los futuros combatientes) para tratar de aumentar la cantidad de jóvenes que se ofrecen a ir a invadir otros países. Hasta Los Simpsons han hecho parodias al respecto.
Pero ningún juego supera a Counter-Strike o Rainbow Six, juegos que si bien son vistos como una forma de entretenimiento en Venezuela, que incluso fomenta el trabajo en equipo, sin embargo en Estados Unidos también ha despertado el interés de los jóvenes en lo militar.
«¿Por qué tanta bulla? ¡Es sólo un juego!»
Es preocupante pensar que millones de adolescentes estadounidenses estén entretenidos en este momento jugando a invadir a Venezuela. En 2002, millones de adolescentes jugaron «Conflict: Desert Storm», meses antes de iniciarse la invasión a Irak. El juego condicionó o acostumbró a muchos a que una invasión a dicho país era inminente y hasta necesaria, ello a pesar de que luego se determinó que era falso que el gobierno iraquí tuviera relaciones con Al Qaeda o desarrollara armas nucleares.
Chuck Kaufman, integrante de ‘Alianza para la Justicia Global, planteó la cuestión de que si se trata de «sólo un juego». Él es un buen conocedor de la comunidad latinoamericana en los Estados Unidos. Antiguo integrante de la ‘Red nicaragüense’, actualmente pertenece a la ‘Alianza para la Justicia Global’ (Alliance for Global Justice, AFGJ) y es el coordinador de la ‘Red Solidaria Venezolana’.
«¿Por qué no eligen Dublin o Washington D.C. como escenarios? Pandemic simplemente capitalizó la imagen negativa y desacertada que la prensa de Estados Unidos cuenta sobre Venezuela y su líder, Chávez. Este juego no es más que otra pieza de propaganda antivenezolana, que sirve para el ejército norteamericano. Así de puro y simple», aseguró.
Pandemic Studios perteneció, hasta el año pasado, al grupo Elevation Partners, siendo Bono (el famoso integrante del grupo musical U2) uno de sus accionistas. Diferentes protestas contra el cantante ocurrieron alrededor del mundo; se desconoce si esta fue la razón, pero el punto es que Pandemic fue vendida el año pasado a la casa de videojuegos Electronic Arts.
Kaufman explicó: «Bono era uno de los mayores inversores en Pandemics y vendió sus intereses en la compañía. Asimismo logramos que los diseñadores cambiasen al ‘hombre malo’ del juego de una figura parecida a la de Chávez por la de un corrupto hombre de negocios».
Pandemic se defiende: Es como una película de James Bond
Hace un par de días el director de Pandemic, Cameron Brown, restó importancia al hecho de que Venezuela fuese el terreno donde se desarrollaba la acción de Mercs-2.
«Nos sentimos halagados cuando nos prestan tanta atención a nosotros. Algunas de las cosas que ellos claman, como que estamos en línea con la administración de Bush, son muy graciosas. Nuestra actitud es no ofender a nadie. Llevamos adelante ‘Mercenaries-2’ como una película de acción. Como en el caso de James Bond; se escoge un sitio en el planeta y lo conviertes en una película de acción sobre ese sitio», explicó al sitio de videojuegos GameSpot. Consideró que las reclamaciones son «muy ficticias. No creo que nadie se las tome en serio. Nosotros no lo hacemos».
Pero para Kaufman, las alegaciones no son para nada ficticias. «Bond es un agente inglés posterior a la era del imperialismo británico. Los Estados Unidos tienen más mercenarios en Irak que soldados. El régimen de Bush hostiga a Venezuela y Chávez con mucha claridad. Pandemics está asociada con la guerra; esto es más que ‘ficción'».
«Existe una diferencia entre mirar a alguien que mata una persona y pulsar un gatillo tu mismo. Esos videojuegos se han vuelto realistas. De todos modos no es verdad que el cine no tenga problemas con la violencia gratuita».
Otro videojuego contra Venezuela: «Conflict: Denied Ops»
Como si ya no fuera suficiente con Mercenaries 2, en febrero se puso a la venta otro juego de combate en primera persona (FPS o First-Person Shooter) llamado «Conflict: Denied Ops» (traducible como «Conflicto: Operaciones no reconocidas») que también se escenifica en Venezuela, además de Ruanda y Rusia. Trata de dos agentes de la CIA que deben incursionar en el país para realizar acciones especiales. Se podrá jugar en PCs, Xbox360 y Playstation3. Aquí hay un video.
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«Debido a la imposibilidad de arriesgar en una intervención militar directa, se pide ayuda a la División de Actividades Especiales de la CIA para intervenir en misiones que no serán reconocidas en absoluto por el gobierno de Estados Unidos. Como primer paso, Graves y Lang son enviados al corazón de Venezuela para que, por sus propios medios, encuentren pruebas del programa nuclear de Ramírez. Un fragmento de datos les lleva a iniciar una carrera contra el tiempo a través de 4 continentes para evitar que una mortífera carga caiga en manos de Ramírez.
El juego es desarrollado por la empresa británica Pivotal Games y comercializado por Eidos, también otra empresa británica que se volvió famosa con los jueguitos de Lara Croft (Tomb Raider). En 2005 Elevation Partners (la empresa de la cual es copropietario Bono) intentó comprar a Eidos, pero se le adelantaron.
¿Son simples e inocentes videojuegos, o planea la ultraderecha estadounidense condicionar a su población -y, en particular, a jóvenes en edad de ingrar a la Milicia- para una futura intervención en Venezuela? Usted decide.