El 23 de noviembre los ciudadanos y ciudadanas venezolanos van a decidir quién y qué partidos van a gobernar los 23 estados federales, el distrito capital y las alcaldías. En Europa hay varias fundaciones que esperan que la oposición anti-chavista siga liderando las dos gobernaciones de Zulia y Nueva Esparta y que, a lo mejor, […]
El 23 de noviembre los ciudadanos y ciudadanas venezolanos van a decidir quién y qué partidos van a gobernar los 23 estados federales, el distrito capital y las alcaldías. En Europa hay varias fundaciones que esperan que la oposición anti-chavista siga liderando las dos gobernaciones de Zulia y Nueva Esparta y que, a lo mejor, conquiste también aquellas cinco cuyos máximos representantes han dado la espalda al proyecto político del comandante Hugo Chávez, pasándose al bando de la oposición. Si fuera por la oposición internacional, ésta convertiría aquellas gobernaciones en puntos operacionales de la contrarrevolución al proyecto socialista del presidente Chávez y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Los estrategas extranjeros ya han elaborado los correspondientes planes para poder pasar de la teoría a la práctica nada más conocerse los resultados de las elecciones.
Según fuentes bien informadas que por razones obvias quieren mantener su anonimato, una fundación centroeuropea ha definido como objetivos primordiales proceder a la división interna del PSUV y al reconocimiento internacional de los futuros gobernadores de la oposición. El eje fundamental de este trabajo contrarrevolucionario se va a basar en las gobernaciones de la oposición cuyos líderes serán reconocidos por partidos europeos. Esto va a ser el primer paso de un plan estratégico para terminar con la Revolución Bolivariana. El segundo será que detrás de esta «cortina democrática» se implantarán determinados «proyectos sociales» de carácter ejemplar que deben servir como alternativa a las misiones del Gobierno bolivariano. Paralelamente se procederá a aumentar la presencia de pequeñas y medianas empresas extranjeras para crear un aire de «auge económico» en los estados gobernados por la oposición. La colaboración de la oposición con los extranjeros no se queda limitada a los campos político, social y económico, sino se amplia al policial. Los estrategas extranjeros han planeado emplear la «lucha contra la criminalidad» para aumentar la colaboración entre las policías regionales y los «expertos» extranjeros. Aquí se menciona especialmente a los alemanes que en las décadas de los años 70 y 80 prestaron ayuda para «democratizar» a los servicios secretos y policías españoles de la dictadura franquista. De esta forma las fundaciones europeas arroparían a las señaladas gobernaciones con la correspondiente estructura policial que podría convertirse así en un poder militar real y por lo tanto en una amenaza contrarrevolucionaria para la seguridad y constitucionalidad de la República Bolivariana de Venezuela. De hecho algunos actores europeos ya han dejado caer sus caretas de «demócratas» y han presentado en Internet a los grupos venezolanos que llevan de la mano.
Los cómplices alemanes del Imperio
Siempre cuando Washington no pudo o quiso aparecer en primera fila de una operación que conduciría a la caída de un gobierno indeseado en América Latina llamó a la asistencia de sus cómplices alemanes. En 1972/73 diputados de la Unión Demócrata Cristiana (CDU por sus siglas en alemán) viajaron a Chile portando dinero en efectivo para la oposición que se preparaba para golpear al presidente Salvador Allende. Al mismo tiempo el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD por sus siglas en alemán), cuyo presidente Willy Brandt era el entonces jefe del Gobierno, organizó un bloqueo económico contra el gobierno chileno, cortando la ayuda financiera y requisando cargamentos de cobre. Todas estas medidas fueron levantadas en el momento cuando los generales golpistas llegaron al poder. El mismo método de trabajo repitieron ambos partidos en la década de los 80 cuando el Imperio estadounidense desató la «guerra sucia» contra la Revolución Sandinista en Nicaragua. La derecha se encargó de propagar la política «contra» y estadounidense, mientras que los socialdemócratas intentaban intervenir desde la Internacional Socialista en el FSLN. Desde que en Venezuela triunfó la Revolución Bolivariana en 1998, ni el SPD ni la CDU han cesado en sus intentos de destabilizar la situación política para que sus antiguos aliados: Acción Democrática (AD) y COPEI, respectivamente, pudieran regresar al poder en Venezuela. Dado que los dos partidos venezolanos han desaparecido casi por completo de la escena política, después de que en 2005 decidieran retirarse de las elecciones a la Asamblea Nacional, sus socios alemanes se buscaron nuevos contactos en Primero Justicia (PJ) y Por la Democracia Social (PODEMOS).
La socialdemocracia alemana lleva de la mano a PODEMOS
Ante la reforma constitucional, promovida por Chávez en 2007, PODEMOS salió del «Polo Patriótico», formado junto con el PSUV, Partido Comunista de Venezuela (PCV) y Patria Para Todos (PPT). La formación liderada por Ismael García opera ahora bajo el tutelaje del SPD. El partido alemán ejecuta su política exterior a través de la fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES). En América Latina la FES se llama ILDIS, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales. Desde 1973 mantiene una sede en Chacao, uno de los municipios ricos de Caracas. En octubre el FES/ILDIS celebró un foro con 30 dirigentes regionales y locales de PODEMOS. Al frente estaban Ismael García y Kurt-Peter Schütt, jefe de la oficina de FES/ILDIS en Caracas, y conocido por sus informes antichavistas. Ambos posan en una foto que cuelga en la pagina web de la fundación alemana. El encuentro se celebró bajo el título: «Construyendo una Agenda Social y Económica desde la Perspectiva de una Izquierda Progresista». Según se puede leer en la página oficial de FES/ILDIS la actividad «se concentró en principales problemas de la actual coyuntura que agobian a la población venezolana: la exclusión social, la incipiente cobertura de la seguridad social, el cada vez más deteriorado sistema público de salud, la desarticulación entre las misiones sociales y la institucionalidad pública existente, el preocupante endeudamiento público y sus repercusiones sociales en el contexto de una recesión global en ciernes y la indetenible inflación que diluye el poder adquisitivo del salario e incide negativamente sobre los niveles de pobreza y la desigualdad existente».
Esta valoración del supuesto estado actual de las cosas en Venezuela corresponde con los planes que las fundaciones manejan respecto a las gobernaciones que podrían ser regidas por la oposición. Al mismo tiempo este foro muestra que el SPD centra sus esfuerzos en PODEMOS para asesorarlo en su lucha contra la Revolución Bolivariana, el PSUV y el presidente Chávez.
El partido golpista Primero Justicia sigue siendo apoyado por la derecha alemana
Seguramente fue un desliz que la Konrad Adenauer Stiftung (KAS), fundación cercana a la CDU, colgara un interesante informe sobre sus socios venezolanos en su sitio web el 1 de octubre. Aunque lo retiró rápidamente, la versión original obra en poder del autor. El material elaborado por la derecha alemana demuestra que sigue apoyando a Primero Justicia (PJ), partido que firmó el decreto que coronó al golpista Pedro Carmona Estanga como presidente dictatorial en abril de 2002. La Fundación Konrad Adenauer mantiene una oficina en la urbanización Altamira de la capital venezolana. Su director local se llama Georg Eickhoff. El doctor figura como autor del informe titulado «Elecciones regionales y comunales en Venezuela».
En su reporte la KAS reconoce que presta apoyo a PJ y COPEI a través de la Fundación Justicia y Democracia (FJD) y del Instituto Popular de Formación (IPF), respectivamente. «La colaboración con las dos instituciones de formación es exitosa y hay que ampliarla» resume Eickhoff. La fundación derechista alerta que la corrupción es un síntoma bien presente en COPEI y PJ, herencia traída de la IV República (1958-1998). Ante este reto la KAS opina que los copeyanos actuales se hayan desmarcado más de aquellas prácticas cuartarepublicanas que PJ, cuando escribe: «Las necesidades de financiación que tienen los partidos y los candidatos los dejan ante el permanente y creciente peligro de recaer en las prácticas de antes». Aún así los correligionarios de la canciller (jefa del Gobierno) alemana Angela Merkel quieren profundizar la colaboración con los dos símbolos del antiguo régimen. Cara a las elecciones del 23-N, la KAS dice que «después de los comicios hay que utilizar las nuevas posibilidades, pues existe el consenso de que el proceso de fortalecimiento de los partidos socios se realizará a través de los mandatarios regionales».
Esta frase corrobora el proyectado reconocimiento internacional de las gobernaciones ganadas por la oposición. Este reconocimiento vendría no sólo por la KAS, sino también a través de la Juventud de la Organización Demócrata Cristiana de América (JODCA) y de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA). El doctor Eickhoff recomienda intensificar el trabajo con la organización juvenil de COPEI y en especial con su jefe Juan Daniel Tapia, quien «realiza un buen trabajo». Además «quiere aumentar sus responsabilidades en la JODCA.» La KAS de Venezuela recomienda apoyar esta iniciativa «ya que existen muy buenos contactos con la organización juvenil de COPEI». Para el 2009 Eickhoff aconseja poner en marcha varias visitas de COPEI y PJ a Alemania, poniendo especial interés en la colaboración con los jóvenes. Las visitas deben fortalecer los dos partidos y «además servir al crecimiento conjunto de los diferentes partidos del espectro democrático».
Die Linke – ¿Un caballo de Troya o un aliado revolucionario?
En Alemania, el SPD sigue los pasos de su socio tradicional Acción Democrática al perder apyo político en la sociedad alemana. En la actualidad se está produciendo una fuerte fuga de miembros socialdemócratas a las filas del nuevo partido Die Linke (la Izquierda). Esta formación figura aún como «socialista» y mantiene un cierto carácter «anti-sistema» pero no hace falta ser pesimista o tener una mala lengua para preguntarse qué posición tomará esa formación cara a Venezuela y a su presidente. Die Linke está en camino de convertirse en tercera fuerza política a nivel nacional. Sin embargo, este partido está lejos de cuestionar el sistema político democrático, tal y como lo hizo el MVR en Venezuela en 1998. Más bien parece que esta formación regresará a posiciones que el SPD mantenía en la década de los 70 antes de que emprendiera el rumbo al neoliberalismo. Los poderes fácticos de Alemania admitirán a Die Linke en el gobierno nacional si ésta demuestra que acepta el actual sistema capitalista, reformándolo pero nunca revolucionándolo. A su vez Die Linke tiene que mostrar que cuenta con haberes a la hora de negociar con las demás fuerzas el poder político.
Sobre la mesa puede poner su propia fundación que se llama Rosa Luxemburg Stiftung (RLS). Die Linke está bien asentado en el espectro izquierdista del país. Su presidente, el ex líder socialdemócrata Oskar Lafontaine, alabó la política de Chávez ganándose así las críticas de la derecha – y al mismo tiempo la atención medíatica que buscaba. La europarlamentaria Sahra Wagenknecht lanzó el grupo de solidaridad llamado «Venezuela avanza» en 2004.
Todo ello hace pensar que Die Linke podría ser un aliado natural del PSUV y de la Revolución Bolivariana en Alemania. Si eso será así, dependerá de su política actual, y si ésta va a ser reformista o revolucionaria. En el peor de los casos puede convertirse en un caballo de Troya para los bolivarianos porque opera bajo una supuesta bandera socialista que es llevada por socialdemócratas que han hecho las paces con los poderes fácticos del sistema capitalista.
Para lograr esa paz capitalista, también respecto a Venezuela, Die Linke cuenta con una asociación de empresarios pequeños y medianos, llamada OWAS. Uno de sus representantes participó en el encuentro de solidaridad que la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela celebró el 15 de noviembre en su sede de Berlín. Dicha persona propuso que las empresas pequeñas deberían apoyar «voluntariamente» la política de Chávez y «patrocinar» los movimientos sociales en Venezuela. Malo es que mala cosa piensa porque este planteamiento corresponde a lo expuesto al principio.
Pero Die Linke cuenta con otro instrumento estratégico en su haber que es mucho más efectivo que el de la CDU y del SPD para lograr la división del PSUV: ha establecido lazos con el secretario internacional del PCV y diputado al Parlamento Latinoamericano, Carolus Wimmer. En 2007 el parlamentario venezolano de orígen alemán asistió a un debate abierto organizado por la eurodiputada Wagenknecht dentro de la anticumbre del G8 en Alemania. En marzo de 2008, la revista política «Disput», editada por el grupo parlamentario de Die Linke, entrevistó a Wimmer, en calidad de secretario internacional del PCV, también sobre la situación del PSUV tras el fracaso de la reforma constitucional. «El problema del nuevo partido es su inmadurez. No es claro, qué línea política va a tener el nuevo partido» resalta el parlamentario venezolano. Después dice, como si fuera miembro del PSUV: «Nuestra debilidad principal consiste en que la clase obrera no participa en el proceso». Luego aclara desde el punto de vista de un militante del PCV que «Chávez defiende la posición de que el PSUV debe ser un partido unificado, lo cual nos hace difícil de apoyar activamente este proyecto».
En teoría el aliado «tradicional» del PCV en Alemania es el Partido Comunista Alemán (DKP) que se niega a integrarse en Die Linke. Por lo tanto es interesante observar cómo este último preste tantas atenciones al aliado de una de las fuerzas políticas con las que compite políticamente en Alemania. Uno podría pensar que Die Linke ha salido a cazar en el coto del DKP pero ¿con qué objetivo? El futuro lo dirá.
Ahora corresponde a las y los venezolanos decidir sobre su futuro político y si cierran la puerta a las fuerzas políticas y sus patrocinadores extranjeros que quieren regresar a la IV República.
Ingo Niebel
Historiador y periodista alemán. Autor del libro «Venezuela – not for sale» (Berlín 2006)
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