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Notas sobre un articulo publicado por Ignacio Ramonet

¿Tiempos nuevos en Cuba, o dialéctica de la Revolución cubana?

Fuentes: Rebelión

En un artículo titulado Tiempos nuevos en Cuba, publicado en Radio Netherland el 31 de diciembre del 2008 y reproducido en Rebelión, el reconocido intelectual español residente en Francia y director del periódico Le Monde Diplomatique Ignacio Ramonet en un intento de balancear los 50 años de la Revolución cubana, plantea una tesis que según […]


En un artículo titulado Tiempos nuevos en Cuba, publicado en Radio Netherland el 31 de diciembre del 2008 y reproducido en Rebelión, el reconocido intelectual español residente en Francia y director del periódico Le Monde Diplomatique Ignacio Ramonet en un intento de balancear los 50 años de la Revolución cubana, plantea una tesis que según él es la ruta que hoy sigue la «nueva» dirección revolucionaria.

«En una reciente entrevista al diario Juventud Rebelde, Raúl Castro ha anunciado que los salarios serán menos igualitarios y corresponderán más al trabajo realizado; también ha repetido que la gratuidad será suprimida en varios sectores; y ha revelado que una de sus tareas prioritarias consistía sencillamente en poner a los cubanos a trabajar: «Tenemos que eliminar gratuidades. Si queremos equilibrar los salarios en el justo papel que deben desempeñar, hay que, paulatinamente o simultáneamente, ir eliminando gratuidades indebidas, que fueron surgiendo por aquí y por allá; y subsidios excesivos. (…) Tenemos que darle el verdadero valor al trabajo, y podemos quedarnos roncos hablando y predicando ese concepto, que si no tomamos las medidas para que las personas sientan la necesidad vital de trabajar para satisfacer sus necesidades, no acabaremos de salir de este bache. (…) Hay que trabajar, crear y ahorrar. Esa es la situación. Creo que se entenderá. Son verdades; por duras que sean, nosotros no podemos edulcorarlas, tenemos que decirlas»

En otras palabras, el comunismo deja de ser un objetivo. La realidad y la práctica han demostrado que no funciona. Y el pragmatismo impone una evolución del socialismo cubano. Porque una revolución no es sólo un balance; una revolución es y debe ser siempre un proyecto» (ver artículo completo en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78602&titular=tiempos-nuevos-en-cuba- )

El señor Ramonet definitivamente confunde los conceptos y las cosas. Un importante elemento a tratar seria la manera en que usa el termino Comunismo, que en diferentes literaturas es usado como sinónimo de socialismo y en otros caso como su complemento u opuesto. La teoría marxista de la que se declara heredera la revolución cubana definitivamente entiende al socialismo como un periodo de transito poscapitalista hacia el comunismo.

Tanto Marx como Engels entendieron que el socialismo es transición. Es la fase caracterizada por la coexistencia en lucha de las nuevas relaciones sociales de producción (que no pueden ser concebidas de otra manera sino como relaciones de producción comunistas) y las viejas relaciones capitalistas, lucha que se expresa necesariamente en todos los sectores de la vida social y en la que las relaciones sociales comunistas van sustituyendo gradualmente a las viejas, gracias a la incesante acción revolucionaria de las clases y sectores sociales interesados en esa subversión profunda de lo existentei.

La revolución cubana es desde su génesis un proyecto anticapitalista por naturaleza, si algo estuvo definido desde los inicios es que el cambio no podía ser solo un cambio de figuras políticas sino una revolución profunda y verdadera que modificara las formas de apropiación de los sujetos y las instituciones que comenzaban a hacer la revolución.

Las transformaciones que la Cuba revolucionaria lleva adelante tienen el claro objetivo sobre todo cultural. La lucha en Cuba por lograr en sus ciudadanos una Cultura General Integral no es un capricho revolucionario coyuntural, es sobre todo un intento por dar un salto gigantesco en la conciencia de los hombres, un salto al Comunismo en materia de pensamiento cuando no están dadas las condiciones materiales para su construcción.

Que nuestros hombres y mujeres se puedan apropiar del mundo desde cualquier perspectiva no solo implica que se puedan apropiar de la realidad de una manera más amplia, sino que esa apropiación puede ser un elemento sumamente importante para la transformación de la realidad, una transformación siempre con apellido comunista. En tanto el comunismo es definitivamente la supresión de toda enajenación.

Si bien es cierto que durante mucho tiempo el socialismo que hemos construido tendió al igualitarismo, no tenemos que asombrarnos si reacomodando el rumbo hablamos hoy de eliminar algunas gratuidades y subsidios excesivos. Socialismo y comunismo no son sinónimos de igualitarismo, lo dicho a la periodista por Raúl ya había sido recalcado por Fidel en varias intervenciones publicas y no es más que un viejo principio socialista sostenido por los clásicos: De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo, por lo que el anuncio de que » los salarios serán menos igualitarios y corresponderán más al trabajo realizado» no es otra cosa que ajustarse al llamado principio de distribución socialista que también se aleja del mismo principio que regirá según los clásicos en el comunismo: De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidadesii.

Lejos estamos de creer que la construcción de una sociedad nueva comunista se logre homogeneizando las aspiraciones de la sociedad y convirtiendo esta en un bloque monolítico, sabemos y lo han expresado nuestros máximos dirigentes de la importancia de disentir, de confrontar criterios, de abrirnos ante las diferencias, contrastar verdades y construir las nuestras sabiendo que vivimos en una sociedad perfectible.

La realidad y la práctica de la que habla el autor de Tiempos nuevos en Cuba no han podido demostrar el fracaso del comunismo, porque nosotros hablamos hoy de modelos socialistas, que se alejaron en teoría y práctica de la construcción de una sociedad nueva y se enfrascaron en perpetuar el poder del Estado. Nosotros estamos consientes de que la desajenación total de los individuos también conlleva la destrucción de toda forma de Estado, en tanto es entendido como instrumento de poder de una clase. El objetivo del socialismo, como etapa de transición, consiste en la gradual extinción del Estado, y no en su constante reforzamiento.

La práctica del llamado socialismo real europeo no puso en crisis al marxismo, ni al comunismo como ideal político, económico, social y cultural de los pueblos, sino que lo reafirmo dialécticamente como la única vía de construir una sociedad nueva que no solo es posible sino también necesaria, solo basta con asomarnos a la realidad de estas naciones para entender lo planteado.

Hay otra cosa que debemos destacar, la identificación de Raúl y la mal llamada «nueva» dirección de la Revolución con el pensamiento de Fidel. El enemigo desde hace años a intentado mostrar puntos de desencuentro entre los dos dirigentes, sobre todo en enfoque económicos y en lo que Ramonet llama pragmatismo político que lo aleja del supuesto idealismo del pensamiento fidelista. Pero el propio Raúl en la citada entrevista publicada por el diario Juventud Rebelde nos dice:

«Eso es como si en Cuba existieran dos partidos: uno lo dirige Fidel y el otro Raúl, con pequeños matices de diferencia, pero es lo mismo» (ver entrevista completa en: ( http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2009-01-03/estos-50-anos-fueron-de-resistencia-y-firmeza-del-pueblo/ )

Si en algo no se equivoca Ramonet es que el camino que llevará adelante la Revolución Cubana será siempre autentico y no se parecerá a ningún modelo adoptado ya, lo genuino de nuestro pensamiento nos guía en este propósito.

Los comunistas cubanos somos hijos de una tradición de pensamiento que desde Varela hasta Fidel Castro nos han educado en la dialéctica revolucionaria, por lo que la negación dialéctica de todo lo que hacemos a diario nos encamina a la identificación de los errores y deja claro los caminos a transitar en la construcción de una sociedad más justa y humana.

Antonio Gutiérrez Laborit Holguín (1979). Licenciado en Filosofía Marxista Leninista en la Universidad de la Habana 2004. Profesor de Filosofía y Sociedad y Ética Informática en la Universidad de las Ciencias Informática, Cuba.

i Acanda, Jorge Luis, Transición, Revista RUTH, No. 1/2008, pp. 40-60

ii Ver: C. Marx: Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán, C. Marx y F. Engels: Obras escogidas, t. III, Editorial Progreso, Moscú, 1974, p.15.