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Un paso más allá de la izquierda moderada

El placer de escuchar a Tariq Alí

Fuentes: Rebelión

 Si de una charla interesante suelo dejar constancia en mi cuaderno de un máximo de dos páginas de notas, escuchar a Tariq Alí me llevó hasta las ocho páginas. Con esta circunstancia quería presentar la magnitud del interés que despertaron en mí sus palabras. No había escuchado nunca antes a este escritor paquistaní nacido en […]

 Si de una charla interesante suelo dejar constancia en mi cuaderno de un máximo de dos páginas de notas, escuchar a Tariq Alí me llevó hasta las ocho páginas. Con esta circunstancia quería presentar la magnitud del interés que despertaron en mí sus palabras. No había escuchado nunca antes a este escritor paquistaní nacido en 1943, ni siquiera seguía sus escritos. Hasta hoy. Este resultó uno de esos momentos mágicos que siempre aparecen en la Semana Negra de Gijón.

El autor se encontró con una carpa del Encuentro llena y un sonoro aplauso cargado de cariño como recibimiento. Le presentó Pedro de Silva que para poner en antecedentes habló de los ensayos «El choque de los fundamentalismos: Cruzadas, yihads y modernidad», «Bush en Babilonia» y «Piratas del Caribe».

Tomó la palabra Tariq Alí diciendo que iba a seguir el consejo que le había dado Paco Ignacio Taibo II de hablar menos de sus ensayos y más de sus novelas, pero avisó de que la situación del mundo merecería hablar de ella. Recordó al auditorio que la situación de Irak no ha cambiado y que el comportamiento de los estadounidenses en ambos países se ha mantenido después de la llegada al gobierno de Obama. Habló de la patraña de la retirada de las tropas de EE.UU. en Iraq, ya que actualmente se está construyendo una base militar, mostrando un comportamiento similar a los británicos en la década de los treinta del siglo pasado. Respecto a Afganistán comentó que allí la situación de los ejércitos de la Unión Europea y de EE.UU. es caótica y que las agencias de inteligencia norteamericanas reconocen que no van a poder ganar a los afganos. Opina que Zapatero se mostró inteligente al retirar las tropas españolas de Iraq y que ahora debería mantener la misma agudeza con esta situación y sacar de allí el contingente militar que tenemos.

En este punto pasó a hablar de la ficción de sus obras. Para comenzar explicó de qué manera se convirtió en escritor de novela. Cuenta que durante la guerra del Golfo en 1991 veía un programa de la BBC y oyó a un comentarista decir que el mundo árabe en realidad nunca había tenido una cultura política. Así que ofendido decidió escribir sobre la presencia del Islam en el mismo origen de Europa y lo que se había perdido con la ruptura que supuso su expulsión. Se vino a España para seis semanas con el fin de documentarse y hablando con campesinos de Albarracín se sorprendió que le contaran la historia de la expulsión de los árabes como si hubiera ocurrido hoy mismo. Leyó a Cervantes. Analizó nuestra Historia, para descubrir que no se nos enseñaba de una manera coherente. En ese momento se dio cuenta de que para contar lo que aquí pasó en los siglos XV, XVI y XVII debía recurrir a la ficción. Así pudo hablar de los conversos a la fuerza, de la quema por parte de la Inquisición -la primera policía secreta del mundo como él la describió-, de la expulsión de los judíos en 1495 y de los musulmanes españoles a principios del XVII. Así surgió el espíritu de su primera novela «La sombra del Granado». Aquel fundamentalismo de la España de la Inquisición es el mismo que desemboca en la Guerra Civil.

Al terminar la novela pensó que cerrada esta historia ya no necesitaría escribir más ficción. Peros sus amigos le pidieron que siguiera, que no podía dejar de contar todo lo demás. De este mismo espíritu de convivencia entre contrarios y de lo fructífero de aquellos momentos de paz y armonía entre culturas diferentes, surgen sus siguiente novelas «El libro de Saladino», «La mujer de piedra» y «El sultán de Palermo». Todas ellas hablan de la coexistencia y de lo diferente que hubiera sido Europa si no se hubiese roto aquella armonía. En Europa viven 24 millones de musulmanes que han venido como mano de obra. Tenemos que conocer nuestro pasado para evitar repetir los mismos errores. Acaba de terminar la quinta novela de esta saga. Dice que le ha costado mucho porque está ambientada en la actualidad.

Como es un escritor prolífico, en paralelo se permite escribir una trilogía sobre el comunismo en el siglo XX. La primera de ellas fue una sátira sobre los enfrentamientos entre grupúsculos trotskistas. En ella quería denunciar que la izquierda ve como enemigo al que está muy cerca, aquél que sólo tiene una pequeña diferencia en una idea. La izquierda no avanzará si no deja de comportarse como una secta religiosa. Ahora presenta la segunda parte de esta trilogía, que ha titulado «Miedo a los espejos» y en la que habla sobre las ilusiones perdidas tras la caída del comunismo. Respecto a la futura tercera parte, Tariq quiere compartir con el auditorio la idea que ahora tiene y que quizá cambie después. Se tratará de una nueva sátira, esta vez ambientada en Brasil, país en el que se quiere celebrar una convención de renegados a la que se pretende invitar a aquellas personas con un pasado izquierdista que se han convertido en neoliberales a la vez que se iban enriqueciendo. A los organizadores les llegan solicitudes de todo el mundo y en un volumen tan alto que se encuentran con la imposibilidad de poder albergar a todos ellos, por lo que comienzan un proceso para elegir a los más puros. La idea parte de que el propio Tariq conoce mucha gente así, que en los 60 y 70 fueron amigos suyos y ahora reniegan de aquellas ideas. ¿Qué pasa si eres un ensayista de izquierdas y das un volantazo hacia la derecha?, ¿qué haces entonces con tus libros pasados?, ¿quemarlos? ¿esconderlos para que no los vean tus hijos? ¿dejarlos en un desván al que acudir cada seis meses a releerlos?

Tariq quiere acabar esta charla como empezó, hablando de este mundo en pleno proceso de cambio. Cita que lo interesante de la América Latina es que un grupo de dirigentes se han dado cuenta de que el sistema neoliberal no funciona y luchan con fuerza promoviendo un cambio. Estos dirigentes llegan todos a raíz de una elección democrática, es decir sustentados por un pueblo que comparte el mismo deseo.

Pide aquí una reflexión para comparar el tratamiento de la prensa con las actuales elecciones de Irán y lo que pasó hace unos años en México. Aquello de entonces fue más escandaloso, con muchas más personas en la calle, sin embargo no se les hizo caso por parte de los gobiernos con capacidad verdadera de resolución y la prensa apenas lo difundió. Recuerda aquello como un duro golpe a un renacer de la esperanza. Nos pide que miremos hacia aquellos países que nos están trayendo de vuelta la esperanza. La socialdemocracia europea tendrá que plantearse como es obvio que no es posible seguir comportándose como hasta ahora porque estamos viviendo una implosión del consumismo que lo muestra en su esencia. Es el momento de que la izquierda plantee nuevas alternativas asociadas a lo público, donde crezca los servicios universales para la ciudadanía, camino por el que tendrá que avanzar superando las barreras que su comportamiento actual de izquierda moderada le impone. Si no lo hace, la derecha volverá a imponerse con sus normas.

Para cerrar habló de cómo el centro de la economía capitalista se está desplazando hacia oriente, entre otros motivos debido al fracaso de la Unión Europea como solución. China se ha convertido en el taller de esta economía, pero los medios han decidido no contar las noticias que llegan de allí sobre los enfrentamientos entre la mano de obra y el capital. Tariq defiende que durante las próximos décadas asistiremos inevitablemente a que las reglas políticas serán marcadas por China, Japón y una Corea unificada. Nos pide que veamos el mundo en su totalidad. El poder de USA es limitado y ya están apareciendo rivales económicos que sin duda pasarán a enfrentarse políticamente. Cuando los ideólogos de OTAN se preguntan por qué están en Afganistán, se responden que el verdadero motivo es para tener bases militares en la proximidades de China que les permita controlar sus movimientos. Su preocupación consiste en la forma de dividir a China para resquebrajar su poder, ¿a través de Taiwan o con el Tíbet? Si el centro se desplaza sería contraproducente la utilización de la fuerza.

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