1. La entrega del Muro de Berlín La versión políticamente correcta de Occidente sobre «la caída del muro» es la siguiente. Guenter Schabowski, periodista de profesión y miembro del Buró Político del Partido Socialista Unificado de la Alemania socialista (SED), anunció en una conferencia de prensa televisada del 9 de noviembre de 1989, una liberalización […]
1. La entrega del Muro de Berlín
La versión políticamente correcta de Occidente sobre «la caída del muro» es la siguiente. Guenter Schabowski, periodista de profesión y miembro del Buró Político del Partido Socialista Unificado de la Alemania socialista (SED), anunció en una conferencia de prensa televisada del 9 de noviembre de 1989, una liberalización de los viajes de ciudadanos de la RDA a Occidente. Al terminar la conferencia, un periodista le preguntó: ¿Cuando entra en vigor esa ley?» Schabowski dijo, «de inmediato». Y, de inmediato, muchos ciudadanos de la RDA fueron al muro para pasar a Berlin Occidental, a la Alemania capitalista (RFA). Las tropas fronterizas, que no estaban informadas, no las dejaron pasar. Cuando sus sorprendidos oficiales consultaron con autoridades superiores, les dijeron que sí, que era un nuevo decreto del Politburó dado a conocer por Schabowski hacía unos cuantos minutos en la televisión. Entonces los dejaron cruzar. Todo espontáneo y democrático: un pueblo buscando la reunificación.
La verdad histórica, que empieza a abrirse paso, es diferente. El entonces alcalde de Berlin-Occidental (RFA), Walter Momper, acaba de revelar que se reunió unos diez días antes de la apertura del muro clandestinamente con Schabowski. En esas reuniones, el funcionario de la SED le informó de que se iba a abrir la frontera y de que las autoridades de la RFA debían prepararse para un éxodo. De la misma manera, la pregunta del periodista acerca de la entrada en vigor de la ley liberalizadora, no fue más que una finta para ocultar la conspiración de la entrega de la RDA, organizada por sectores de la elite política de la SED. El periodista que hizo la pregunta era el italo-alemán Riccardo Ehrman quien trabajaba para la agencia noticiosa italiana ANSA. Ehrman había recibido una llamada de Gunter Poetschke, director de la ADN, agencia de noticias de la RDA, en la cual Poetschke le solicitó que hiciera la pregunta sobre las nuevas leyes de tránsito. Ehrman llegó tarde a la conferencia, pero logró hacer la pregunta -con Schabowski pasando por alto a un periodista estadounidense- y obteniendo la consabida respuesta. A pocos minutos de haberse terminado la conferencia, a las 19:31, ANSA distribuyó por el mundo la noticia intitulada: «Ha caído el Muro de Berlín.»
2. La moraleja para la Revolución latinoamericana
El análisis de la capitulación de la clase política socialista de la RDA es de enorme actualidad para el proceso revolucionario latinoamericano, aun cuando mencionamos sólo dos de las razones principales que la hicieron posible. Egon Krenz, el penúltimo Presidente de la RDA, ha dado dos de las respuestas más sintéticas a la pregunta sobre el porque del colapso del Estado socialista alemán, refiriéndose a un componente objetivo y otro subjetivo. El objetivo es que «El destino de la RDA siempre estuvo vinculado al destino de la URSS», porque fue un «producto de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría. Terminada la Guerra Fría y desaparecida la URSS, «¿cuál podía ser su destino?»
Ese argumento de Krenz se refiere al papel de las alianzas estratégicas en las guerras de liberación anti-imperiales, por ejemplo, las intervenciones pro-independentistas de Francia y Gran Bretaña en los triunfos de las Guerras de Independencia norteamericana y latinoamericana, o también, de la URSS y China en el triunfo de Vietnam. Es un argumento de suma importancia ante el hecho, de que en los próximos meses la agresión de Washington contra Venezuela entrará en su fase abiertamente agresiva y que la ausencia de alianzas estratégicas de Venezuela es una debilidad de suma preocupación. El gobierno bolivariano tiene, sin duda, el apoyo de Rusia, Irán y China, pero tales relaciones bilaterales no alcanzan el status de alianzas estratégicas.
El componente subjetivo de la implosión de la RDA se encontró en la falta de vanguardia operativa capaz de implementar las innovaciones necesarias para la renovación del Partido, Estado y de la sociedad, en las condiciones del Siglo XXI. Desde 1985, revela Krenz, había sectores de la alta clase política socialista que vieron la necesidad de sustituir a Erich Honecker y darle un salto cualitativo al «Socialismo realmente existente», resolviendo, entre otras cosas, el problema del cambio generacional a tiempo. Sin embargo, el inmovilismo del sistema fue tal, que hasta el 18 de octubre, 1989, la vieja guardia inmovilista seguía controlando el SED.
Cuando se sustituyó a Honecker el 18 de octubre de 1989, fue demasiado tarde para la necesaria recuperación de la «iniciativa estratégica» (Krenz) por parte de los reformadores y de la credibilidad en la población, porque el 9 de octubre, una muchedumbre de 70.000 manifestantes en Leipzig le había arrebatado pacíficamente esa iniciativa estratégica al Estado y al Partido, pese a que el director de las «milicias fabriles» (Betriebskampfgruppen) había amenazado tres días antes con el uso de la fuerza. Ante la ausencia de una vanguardia real en la clase política socialista de la RDA, la pérdida de la iniciativa estratégica del 9 de octubre nunca pudo ser revertida por el Partido de Estado.
3. Fin del Socialismo del Siglo XX, cambio de la historia mundial
El 9 de noviembre, sin un solo disparo, el imperialismo reconquistó en una noche lo que con todas sus armas nucleares no había podido reconquistar en 44 años: el territorio del país más avanzado del Socialismo del Siglo XX. La importancia histórica de este acontecimiento se puede comparar a la Toma de la Bastilla en la Revolución Francesa que inició el derrumbe del antiguo régimen (ancien régime) a nivel francés, consumado posteriormente a nivel europeo por la espada de Napoleón, el «gerente general» de la burguesía europea. Y con el control de Europa, el capitalismo tenía asegurada la conquista del globo.
La caída del Muro, a su vez, terminó con el antiguo régimen del Socialismo del Siglo XX en el corazón de Europa. En consecuencia, el orden bipolar de la posguerra desapareció para evolucionar hacia el Nuevo Orden Mundial cuatripolar -Estados Unidos, Unión Europea, China, India- pasando por el interregno de tres lustros de dominación unilateral global de Washington. La incapacidad de los partidos del Socialismo del Siglo XX para evolucionar hacia el Socialismo del Siglo XXI abrió las puertas a la restitución euroasiática del régimen del capital. Pero su caída también quitó del camino de la evolución los infranqueables obstáculos materiales y dogmáticos del estancado modelo stalinista, incapaz de toda innovación necesaria para adecuarse a las condiciones del Siglo XXI.
El trágico triunfo de la contrarrevolución de 1989/90 ha devuelto la dialéctica evolutiva a la humanidad, recordándoles a los revolucionarios del futuro una eterna verdad. Sin vanguardia no hay muros ni fusiles, capaz de sostener una revolución.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.