«Pero, de suyo, el dinero es mercancía, una cosa externa que puede convertirse en propiedad privada de cualquiera. Así, el poder social -el dinero – deviene poder privado de la persona privada. Por eso la sociedad antigua lo denuncia como moneda corrosiva de su orden económico y moral». El Capital. Karl Marx. Las formas de […]
«Pero, de suyo, el dinero es mercancía, una cosa externa que puede convertirse en propiedad privada de cualquiera. Así, el poder social -el dinero – deviene poder privado de la persona privada. Por eso la sociedad antigua lo denuncia como moneda corrosiva de su orden económico y moral». El Capital. Karl Marx.
Las formas de existencia de lo social al servicio de los intereses privados
Todavía muchos sectores de la izquierda siguen presentando el capitalismo como el reino del individualismo y del egoísmo; y en este sentido coinciden con los propios conceptos de los apologistas del capitalismo. Pero la verdadera esencia del capitalismo, incubada de forma acabada en el siglo XVIII, consiste en que las distintas formas de existencia de lo social se enfrentan al individuo como simples medios para sus fines privados. ¿Cuáles son estas formas de existencia de lo social? Muchas: el lenguaje, el dinero, el estado, la división del trabajo, las conquistas de la ciencia y el mercado mundial entre otros. Les pongo un ejemplo: un simple músico, nada estelar, crea una pieza musical. Sus promotores utilizan todos los circuitos del comercio mundial, una conquista socio-histórica que se remonta al siglo XV, y venden un sinfín de copias que permite al cantante enriquecerse de forma descomunal. Esta es la esencia del capitalismo: usar las formas de la trabazón social, en este caso el mercado mundial, como un medio que sirve a los intereses privados.
Pensemos en la cita que encabeza este trabajo: el dinero como poder social convertido en poder privado de la persona privada. Pensemos sólo en los trabajadores de España. Supongamos que cada uno de ellos tiene en el banco un ahorro de solo 6.000 euros. Aisladamente 6.000 euros no representan un gran poder, pero multiplicado por 20 millones representan un enorme poder social inmenso. Si a eso añadimos los ahorros de los trabajadores de la Unión Europea, de América y de Asia, vemos con claridad que la afirmación de Marx es absolutamente verdadera: el dinero es un enorme poder social. Pero bajo el régimen de producción capitalista ese poder social es transferido por los bancos a manos privadas para que se enriquezcan sin control ni medida. Como además vivimos en una sociedad globalizada, la posibilidad de que los individuos usen las formas de existencia de lo social como simples medios de sus intereses privados se ha multiplicado de forma infinita. Y esta posibilidad, el uso del mercado mundial como simple medio de los intereses privados, representó una de las causas básicas de la crisis financiera que se desató en el año 2008.
El dólar, los bancos y el oro
La crisis financiera del año 2008 tuvo un claro responsable: EEUU. Pero como el dólar era la moneda reserva y la moneda refugio por excelencia, poco podían hacer las otras potencias económicas para hacer pagar a EEUU su responsabilidad. Pero China, Rusia Brasil, la India y otras naciones han reaccionado: han pensado en crear una cesta de monedas en lugar del dólar para las transacciones mundiales. Pero ha habido otra reacción: el Banco Central de Rusia aumentó sus reservas de oro en casi 130 toneladas durante el último año, y recientemente el Banco de la Reserva de la India compró 200 toneladas de oro al Fondo Monetario Internacional. Muchos economistas prestigiosos han afirmado que si el mercado mundial hubiera estado bajo el dominio del patrón oro, el grifo del crédito no se hubiera abierto con la ligereza con que se hizo. La tendencia se está perfilando: los bancos centrales de la mayoría de los países aumentarán sus reservas de oro como alternativa al debilitado dólar. No cabe traer a colación la famosa frase de Keynes de que el oro es una «reliquia bárbara», puesto que carece de sentido en la actualidad: en aquella época, 1944, EEUU iniciaba su andadura como potencia hegemónica en el mundo capitalista. Hoy por el contrario su hegemonía ha tocado fin y el mundo es multipolar. Y si es multipolar, ninguna moneda nacional podrá ostentar el papel de moneda mundial. Es posible que tras la creación de una cesta de monedas nacionales pueda crearse una moneda mundial única para una mayoría de países, como hoy existe el euro como moneda única para todas las naciones europeas. Y mientras tanto el oro ocupará un papel destacado como depósito de reserva.
El oro y los fondos de inversión
Observando la oferta y la demanda de oro durante el periodo 2007-2008, comprobamos lo siguiente: la demanda de joyería y la industrial ha disminuido en un 9 por ciento y 6 por ciento respectivamente, mientras que la demanda de lingotes y moneda e inversión en fondos ha aumentado en un 46 por ciento y 27 por ciento respectivamente. Esto ha provocado un acelerado aumento del precio del oro: a principios del año 2009 la onza de oro valía 875 dólares, mientras que al 10 de diciembre la onza ya había alcanzado un precio de 1.131 dólares. El precio ha subido durante ese periodo un 30 %. Ya está otra vez en marcha la máquina de multiplicar el dinero. Los fondos cotizados (ETFs) se han convertido en el principal instrumento de la demanda de oro de inversión en 2009. Y algunos economistas y autoridades financieras ya temen que se vuelva a crear otra burbuja.
Reflexionemos sobre este asunto. Una economía globalizada supone cantidades ingentes de ahorros disponibles para emplear como capital. Se trata de multiplicar el dinero. Del dinero hacer más dinero. A esta forma del capital Marx la denominaba forma irracional. Y les explico por qué. En esta materia el lenguaje se ha pervertido hasta extremos imaginarios. Hay muchos economistas convencionales que hablan de que el dinero hay que ponerlo a trabajar. Hablan del dinero como sujeto y como trabajador. Pero la riqueza sólo la puede crear el trabajo. Y si algunos nos espetan con ánimo de señalar nuestra unilateralidad «y también las máquinas; sin ellas no se puede crear riqueza», les responderemos: las máquinas son trabajo acumulado». Y si aún así nos replicaran que las máquinas no se pueden comprar sin dinero, les responderíamos: el dinero es signo del trabajo.
El dinero es la expresión del valor de las mercancías. Y la sustancia del valor de las mercancías es el trabajo humano abstracto, esto es, el gasto de fuerza de trabajo. Ahora comprenden por qué Marx llamaba al capital productor de interés forma irracional del capital: porque bajo esa forma el dinero se multiplica aparentemente por causa de sí mismo, aunque esencialmente lo sea solamente gracias al trabajo.
Que ciertos bancos racionales aumenten sus reservas en oro nos parece una tarea necesaria: genera estabilidad y seguridad al mercado financiero mundial. E inevitablemente esta acción provoca cierta subida de precios. Pero que los fondos de inversión cotizados compren oro con el único fin de obtener ganancias especulativas porque se espera una subida continuada de sus precios, no es racional ni necesario. A los fondos de inversión no se les debería permitir especular. Si alguien tiene ahorros y lo quiere invertir, se le debe dar un interés equivalente a la inflación para que su dinero no pierda valor. Pero en ningún caso se debería permitir que su dinero se multiplicara sin medida. Pensemos en las personas que tienen en su poder ahorros inmensos. Sólo en el periodo de un año pueden ver enriquecido su patrimonio monetario de un modo colosal. Y esto no es más que otra manifestación de lo que presenté al principio como esencia del capitalismo: los individuos utilizan las formas de la trabazón social, en este caso la trabazón entre los grandes bancos nacionales y su demanda de oro, como simples medios al servicio de sus intereses privados.
Las minas de oro y plata
Antes hablamos de la demanda: la de los bancos y la de los fondos de inversión. Ahora nos toca hablar de la oferta. Hasta hace menos de un año todos las minerías de oro se protegían del riesgo de la caída de los precios y vendían su producción futura a precio fijo. Pero Peter Punk, presidente de Barrick Gold, la minera de oro más grande del mundo, de acuerdo con la fuente de información Oro y Finanzas, ya hacía la siguiente afirmación el 9 de marzo de 2009: «El mercado del oro es pequeño y sensible a los movimientos. Si un pequeño porcentaje de bancos centrales o simplemente los Emiratos Árabes Unidos cambiaran algunas de sus reservas de dólares a oro, no harían falta muchos movimientos para elevar el precio de la onza por encima de los 2.000 dólares». Y este pronóstico ha sido tan certero que a principio de septiembre del año en curso la empresa informó que se gastaría 5.100 millones de dólares en recomprar los futuros de oro que había vendido. Y esta medida provocó que sus acciones subieran casi un 8 % al tiempo que contribuía al incremento del precio del oro. Comprobamos, suponiendo que el incremento de precios fuera sólo del 30 %, que los tenedores de esos contratos de futuro se embolsaron sin mover un dedo más de 1.500 millones de dólares de ganancias especulativas. Y también comprobamos que los dueños de acciones de esa compañía, sin haber igualmente movido un dedo, han visto aumentar su patrimonio accionarial en un 8 por ciento. Beneficios privados y beneficios sociales Samuelson y Nordhaus en su libro «Economía» dicen lo siguiente sobre el mercado equilibrado: «El mercado se encuentra en equilibrio cuando el precio y la cantidad equilibran las fuerzas de la oferta y la demanda. Al precio de equilibrio, la cantidad que desean adquirir los compradores es exactamente igual que la que desean vender los vendedores. La razón por la que se llama equilibrio se halla en que cuando las fuerzas de la oferta y la demanda están en equilibrio, no hay razón alguna para que el precio sube o baje». Pero resulta que el mercado del oro no está en equilibrio. Las fuerzas de la demanda son más poderosas que las fuerzas de la oferta y esto hace subir el precio del oro y enriquecer a muchos de manera injusta. ¿Debemos tomar medidas o permanecer con las manos cruzadas hasta que el mercado se equilibre? ¿Debemos hacer lo mismo que con el mercado inmobiliario? ¿Debemos dejar que los mercados exploten y ocasionen pérdidas sociales cuantiosas? Yo creo que no. Hay que actuar de manera dura y firme. Hay que tomar medidas contra los enriquecimientos ilegítimos.
Afirmamos antes que el mercado es una de las formas de la existencia social. Y creo que es bueno para la economía mundial que los bancos centrales aumenten sus reservas en oro. Pero esto de forma inevitable hace subir el precio del oro. ¿Debemos permitir que esta subida de precio se transforme en un beneficio individual? Yo creo que no. Es necesario conceptualizar la idea de beneficios sociales. Los beneficios sociales son los que producen las formas de trabazón de lo social. Y si la subida de precios del oro ha sido provocada por el aumento de la demanda de oro por parte de los bancos centrales, dicho incremento de precios debe ser apropiado de forma social y no de forma individual. Del mismo modo el aumento del valor de las acciones de las empresas mineras de oro nada tiene que ver con las habilidades empresariales de sus dirigentes, sino con la demanda de oro por parte de los bancos centrales. Así que ese incremento del precio de las acciones de las empresas mineras debe ser igualmente apropiado socialmente.
El mercado, mientras tengamos que producir la riqueza como valores, es un gran mecanismo económico. Lo que lo distorsiona, lo que genera crisis y destruye riqueza y vidas humanas, es la propiedad privada sobre los medios de producción y sobre los frutos sociales que genera las distintas formas de existencia de lo social. Creo que la izquierda radical dará un gran giro de madurez cuando apunte sus tiros contra la propiedad privada y no contra el mercado.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.