Universidad privada, fundada en 1886 por la Compañía de Jesús. Universidad de prestigio e influencia. En su edificio La Literaria se imparten estudios de Derecho con título propio de Especialidad Económica. De ahí su título fardón de abogado-economista. La Universidad alberga también la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, la conocida Universidad Comercial de Deusto. […]
Universidad privada, fundada en 1886 por la Compañía de Jesús. Universidad de prestigio e influencia. En su edificio La Literaria se imparten estudios de Derecho con título propio de Especialidad Económica. De ahí su título fardón de abogado-economista. La Universidad alberga también la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, la conocida Universidad Comercial de Deusto. Alumnos, que explican su trayectoria, son entre otros: Agustín Rodríguez Sahagún, Sabino Fernández Campo, José Félix de Lequerica, Ángel Sánchez Asiaín, José María Oriol y Urquijo y, más en nuestro tiempo, Joaquín Almunia, Antonio Garrigues Walker, Emilio Botín, Emilio Ibarra Churruca, Mario Conde… Alumnos-banqueros o ministros españoles de economía y finanzas, que es lo mismo, mismos fines.
«Santísimo padre, escribe el 25 de mayo de 1647 el obispo Juan de Palafox desde México, encontré en manos de los jesuitas casi todas las riquezas, casi todos los bienes inmuebles, casi todos los tesoros de esta provincia de América». Y todavía en el siglo XX es la Compañía de Jesús, de aquel que no tiene dónde reclinar su cabeza, sin duda la orden más rica, por ejemplo posee el 51% del Banc of America, el mayor banco privado del mundo [1] . Y el historiador Karlheinz Deschner narra: «Los jesuitas todavía poseen en América fincas extensas, inmensos rebaños de ovejas, a veces de 30.000 cabezas, poseen las mayores fábricas de azúcar y minas de plata
La historia nos dice que su poder lo han ejercido en especial mediante lo que se ha llamado pandilla de confesores. «El mismo Ignacio de Loyola fue confesor de la duquesa Margarita de Farnese, de la hija del emperador Carlos V. Y él puso a los padres Le Jay, Polanco y Pelletier como confesores a disposición de los duques Hércules de Ferrara y Cosimo de Medici, así como a los padres González y Miron como confesores del rey de Portugal. El jesuita Cheminot fue el confesor del duque Carlos IV de Lorena, asimismo confesor de la duquesa; el jesuita Bodler fue confesor del duque Felipe Guillermo de Neuburgo y Jülich-Berg; el jesuita Mengin fue confesor del duque Guillermo de Baviera; el jesuita Verwaux fue confesor de Maximiliano I de Baviera; el jesuita Viller fue confesor del archiduque Carlos de Steiermark; el jesuita Maggio fue el confesor del emperador Rodolfo II; el jesuita Lamormaini fue el confesor del emperador Fernando II; el jesuita Kampmiller fue el confesor de la emperatriz María Teresa; el jesuita d´Aubanton fue el confesor de Felipe V de España ( la Compañía estableció contractualmente el nombramiento legal de un jesuita como confesor real en Madrid en 1720, incluso mediante un artículo reservado); el jesuita Cloton fue el confesor de Enrique IV de Francia, su hija, la duquesa Cristina de Saboya, tuvo como confesor al jesuita Monod, del que su biógrafo dice que gobernaba sobre París, Madrid, Roma y Turín. El jesuita Caussin fue el confesor de Luis XIII de Francia; el jesuita La Chaise fue el confesor de Luis XIV de Francia, igual que el jesuita Tellier (también escrito Letellier); el jesuita Warner, al tiempo que superior provincial de los jesuitas británicos, fue confesor del rey Jacobo II de Inglaterra [2] .
No en la teoría pero sí en la práctica la institución de los confesores de los príncipes fue creada -y esto demuestra la gran hipocresía, zorrería y cinismo en este asunto- para influir en política. ¡Y todo, por supuesto, para ad Majorem Dei Gloriam!
Vicenç Navarro [3] , profesor no de Deusto sino de la Universidad Pompeu Fabra, nos ilustra frecuentemente con sus atinados análisis y sostiene que la tesis difundida, entre otros por preclaros alumnos de Deusto, es decir: esa especie de dogma de que la crisis que padecen algunos países mediterráneos -Grecia, Portugal y España- e Irlanda se debe a su excesivo gasto público, generador de un elevado déficit y una exuberante deuda pública es mentira y, por tanto, su remedio propuesto (por ellos, por el Fondo Monetario Internacional, por el Banco Central Europeo, por el Consejo de Europa, por el Consejo Europeo -mismo perro con distinto collar-): el apretar el cinturón a las clases populares, reducir el déficit y la deuda pública a costa de las clases populares no es más que cargar la culpa en espalda ajena. Mismo dogma y mismos planes de Rajoy y Zapatero. Según el profesor Navarro, «e l mayor obstáculo para la reactivación económica en la UE es el dominio del pensamiento liberal en el establishment político y mediático europeo, imponiendo políticas ineficientes e innecesarias». Y todo para asegurar los beneficios de la banca, que siguen siendo cuantiosos en época de crisis porque ella no tiene cinturón. La deuda se debe pagar con ingresos de sus arcas y beneficios de las clases expoliadoras . Así de claro.
La teoría de los profesores de la Universidad jesuítica de Deusto sigue siendo, también hoy, aplauso cerrado a sus aventajados alumnos banqueros y ministros de economía: saqueo y sumisión de las clases populares. O en frase de Mikis Theodorakis [4] hablando de su país, Grecia, con nota afinada: » creo que no hay una explicación plausible salvo la existencia de un complot internacional, con la participación de europeos pro estadounidenses como [la canciller alemana] Merkel, el Banco Central Europeo y la prensa reaccionaria internacional, que han elaborado conspirativamente un «gran plan» destinado reducir a la esclavitud un país libre». ¡Que lejos del pensamiento de un Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino…, hombres tiernos, luchadores por la libertad de las gentes y los pueblos !
Nos lanzan un grito de castigo y sumisión, nuestra reclamación: libertad y puño unido contra el saqueo. No olvidemos que, a pesar de sus muchos medios, son pocos.
[1] Von Hoembroech, 14 años de jesuita II, pág. 157, 205s, 218s, 306; Tondi, Los jesuitas, pág. 94s, 307s; Deschner, K.H., «Y de nuevo cantó el gallo«, pág. 431s.
[2] Von Hoenbroech, 14 años de jesuita II, pág. 200, 234, 256s, 267, 271s, 278, 286s, 293s, 303s.
[3] Véanse en Rebelión, entre otros, los siguientes artículos del autor:
«Lo que no se dice de la crisis»
«La políticas promovidas por la Unión Europea son ineficaces e injustas»
«Consecuencias del libre comercio»
«¿Estado versus mercado? El falso dilema»
«¿Por qué no banca pública?»
«Las políticas anticrisis de la Unión Europea están profundamente equivocadas»
«Medidas que garantizan las sostenibilidad de las pensiones y recuperación económica»
[4] «Augurio de grandes desastres», Rebelión, 14 de mayo de 2010
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