Cualquier manifestación cultural y artística producida en Cuba es interpretada en clave política, de una manera casi obsesiva, por los medios de comunicación internacionales (1). Nada de esto ocurre con la información sobre la música, el teatro o el cine de países que sufren situaciones políticas y sociales mucho más complejas y convulsas que las […]
Cualquier manifestación cultural y artística producida en Cuba es interpretada en clave política, de una manera casi obsesiva, por los medios de comunicación internacionales (1). Nada de esto ocurre con la información sobre la música, el teatro o el cine de países que sufren situaciones políticas y sociales mucho más complejas y convulsas que las de Cuba (2) (3) (4).
La crónica de L. M. De Pablos en este diario del Grupo Vocento es una rocambolesca interpretación de la obra como un alegato político contra el gobierno cubano.
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El 11 de junio, el periodista L. M. De Pablos escribía una crónica en el diario El Norte de Castilla, acerca de la presentación en el Festival de Almagro, en Ciudad Real, de la obra «Fuenteovejuna», a cargo de la compañía cubana Mefisto Teatro (5). La originalidad y los hallazgos artísticos de esta adaptación cubana del texto de Lope de Vega, sin embargo, poco parecieron interesarle al periodista, que dedicó su texto a construir una rocambolesca interpretación de la obra como un alegato político contra el gobierno cubano. El titular y subtítulo son clarificadores: «Fuenteovejuna y Cuba, todos a una. La compañía Mefisto lleva al (Teatro) Zorrilla este clásico en una versión que evoca la política cubana».
Según el diario, la obra plantea «un conflicto social entre el señor y sus vasallos. Un argumento muy del siglo XVI que, pese a transcurrir cuatrocientos años, cobra actualidad si lo trasladamos a la situación política que se vive en Cuba. Las connotaciones y paralelismos que guardan la Fuente Ovejuna del siglo XVI y la Cuba del XXI llaman aún más la atención si colocamos el texto de Lope en manos de una compañía caribeña».
Para sustentar esta tesis, De Pablos hace una lectura estrambótica de las palabras de la directora de la obra, la cubana Liuba Cid (6): «sin llegar a profundizar -afirma el periodista- sobre los paralelismos que guarda (la obra) con la situación de Cuba, (la directora) señaló que ‘la versión no cambia el mensaje. El pueblo es víctima de su gobernador'».
Pero el periodista no se conforma con interpretar desde los prejuicios más insultantes las palabras de la citada directora. Además, manipula descaradamente sus palabras, como se aprecia en el siguiente párrafo de la citada crónica: «la directora elogió el esfuerzo que lleva a cabo (el actor cubano) Vladimir Cruz en su cambio de registro después de hacer de ‘malo, malísimo’ en la película ‘Fresa y chocolate'».
Aquí se está refiriendo a David, el personaje que interpreta Vladimir Cruz en la citada película cubana: un joven comunista en la Cuba de 1979 que, luchando contra sus prejuicios homófobos, reivindica la tolerancia y acepta finalmente la condición homosexual de su amigo Diego, interpretado por Jorge Perugorría (7). Lamentablemente, al contrario que este personaje, el periodista de El Norte de Castilla no consigue superar sus arraigados prejuicios anticomunistas, al trascribir de manera errónea las palabras de la directora cubana en la rueda de prensa. Si leemos otras notas periodísticas, como la de la agencia Europa Press, la directora afirmó en realidad que Vladimir Cruz había sabido pasar a un papel de «malo malísimo» en la actual Fuenteovejuna, donde interpreta el papel de Comendador, tras la imagen que el público conserva de su participación en Fresa y Chocolate (8). Pero para tantos medios, un comunista, aún el más tolerante y comprensivo, solo tiene derecho a pertenecer a la categoría de personajes «malos malísimos».
El periodista aporta la imprescindible dosis de intriga, cuando insinúa que esta obra tiene obstáculos para su representación en Cuba. En el texto se puede leer: «La directora aseguró que le gustaría representar esta versión en su país, aunque por el momento no ha recibido ofertas. (…) ‘Nuestra versión no ha recibido todavía una invitación formal'». La insinuación de que la obra no puede ser representada en Cuba es doblemente ridícula, si tenemos en cuenta que el clásico «Fuenteovejuna» ha sido representado en la Isla en más de 200 ocasiones, y que la compañía Mefisto Teatro tiene todo el apoyo del Ministerio de Cultura y del Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba (9).
Este texto periodístico podría ser interpretado, simplemente, como una mera reflexión personal de un redactor altamente prejuiciado contra la Revolución cubana. El problema es que El Norte de Castilla, perteneciente al grupo español Vocento, es el primer periódico en tirada de toda Castilla y León, con 240.000 ejemplares diarios, y constituye el único medio por la que miles de personas han sido informadas sobre la presencia en la zona de la prestigiosa compañía cubana (10).
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación
Notas:
(2) http://www.nortecastilla.es/
(5) http://www.nortecastilla.es/v/
(6) http://es.wikipedia.org/wiki/
(7) http://es.wikipedia.org/wiki/