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La opacidad acecha a la Copa Mundial de Fútbol 2014

Fuentes: IPS

El atraso de las obras para la Copa Mundial de la FIFA 2014, que tendrá lugar en Brasil, recuerda los problemas de sobrefacturación y opacidad en las licitaciones que se registraron antes de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007. «La demora en la realización de las obras nos puede llevar a atropellar […]

El atraso de las obras para la Copa Mundial de la FIFA 2014, que tendrá lugar en Brasil, recuerda los problemas de sobrefacturación y opacidad en las licitaciones que se registraron antes de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007.

«La demora en la realización de las obras nos puede llevar a atropellar los procedimientos licitatorios, como en los Panamericanos de 2007, que acabaron costando 4.000 millones de reales», algo más de 2.100 millones de dólares al cambio actual, declaró a IPS el diputado opositor Silvio Torres, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y presidente de la Subcomisión de Fiscalización de la Copa Mundial 2014 de la cámara baja.

Esas cifras fueron manejadas por la prensa y por una comisión investigadora del concejo deliberante de Río de Janeiro que, sin embargo, no llegó a conclusiones finales.

El presupuesto previsto en 2003 era de 386 millones de reales (unos 204 millones de dólares) y lo gastado efectivamente, según las autoridades, ascendió a 1.000 millones de reales (unos 529 millones de dólares).

Torres cree que «estamos en camino de cometer los mismos errores» porque ante la prisa de finalizar la «construcción de estadios e infraestructura en tiempo y forma» el gobierno decidió «flexibilizar las exigencias en las licitaciones».

Para el legislador, los controles menos rigurosos harán que «sea difícil saber cuánto va a ser el costo final de la Copa» de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado).

«El gobierno apenas decidió en enero último meterse de lleno en el tema, inyectando dinero para cumplir con los plazos prometidos» aseguró.

El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva liberó en la última semana de mayo 5.000 millones de reales (unos 2.650 millones de dólares) a Infroaero, el organismo que fiscaliza los aeropuertos y el tráfico aéreo en Brasil, para adecuar las terminales de las ciudades que serán sedes del encuentro futbolístico.

Al mismo tiempo, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) abrió este mes una línea de crédito de 4.800 millones de reales (2.540 millones de dólares) para la reforma y construcción de estadios.

El Comité Organizador de la Copa 2014 designó como sedes a 12 ciudades: Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Curitiba, Fortaleza, Manaus, Natal, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro, Salvador y São Paulo.

Más de la mitad de las obras para remodelar o construir nuevos estadios, como en Manaus, Recife y Natal, están atrasadas. En igual situación se encuentran los trabajos para modernizar los aeropuertos y la infraestructura de las localidades que acogerán los partidos de la vigésima edición del torneo.

Ni el Ministerio de Deportes ni el Comité Organizador, repetidamente consultados por IPS, aceptaron contestar sobre estos temas mientras no regresen sus máximas autoridades de Sudáfrica, donde asisten al Mundial 2010.

El 30 de octubre de 2007, la FIFA anunció que Brasil sería, por segunda vez en su historia, después de 1950, sede de la Copa Mundial de Fútbol. El gigante sudamericano es el único país del mundo que ha ganado el torneo en cinco oportunidades.

Ese día, «Ricardo Teixeira (presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y del Comité Organizador) dijo que la financiación de los estadios sería privada», recordó Torres.

«El capital privado», continuó el diputado opositor, «no apareció por la crisis financiera de 2008 y por la falta de sustentabilidad de los estadios después de la Copa».

Marcelo Damato, jefe de edición del principal periódico deportivo brasileño, Lance!, señaló a IPS la contradicción de que «el Mundial, un negocio privado de la FIFA», y la promesa de Teixeira «de inversores particulares», hayan terminado «en un pedido de dinero público» para financiar la infraestructura.

Torres también destacó que, por ser sede de un Mundial, «el país organizador firma un contrato leonino con la FIFA», en el cual «se compromete a renunciar a recaudar impuestos provenientes de los sponsors (patrocinadores), empresas de marketing, sobre los derechos de transmisión televisivos», entre otros socios de la institución que comanda el fútbol mundial.

Para alcanzar ese punto del acuerdo, los países sedes deben modificar las leyes impositivas locales, y Brasil no es la excepción.

«Es muy difícil que el Congreso apruebe el proyecto del (Poder) Ejecutivo sobre el tema este año» porque en «octubre son las elecciones presidenciales», vaticinó.

El diputado explicó que, de esa forma, el Estado brasileño dejaría de percibir 900 millones de reales (473 millones de dólares) por concepto de impuestos y tasas federales.

«Esa cifra es la que nos informaron a la Subcomisión de Fiscalización dos técnicos de la Receita Federal», como se llama en Brasil el organismo de control fiscal y aduanero federal, dijo.

Si el Congreso no aprueba ese proyecto antes del 1 de enero de 2011, Brasil puede perder su calidad de sede, porque esa es la fecha límite impuesta por la FIFA para que se sancionen las leyes de exenciones fiscales para sus socios.

«El propio Teixeira lo afirmó en una audiencia pública en la Subcomisión del Congreso cuando se presentó a dar explicaciones sobre el atraso en las obras y los costos del Mundial», indicó el diputado.

En paralelo, el gobierno autorizó a los municipios sedes a no cobrar dos gravámenes, los Impuestos Sobre los Servicios y el Impuesto Sobre la Circulación de Mercaderías y Servicios, con lo que el total del perjuicio fiscal para este país puede llegar hasta 1.200 millones de reales (630 millones de dólares). Damato consideró que el dinero público destinado a la organización del Mundial «debe ser entre 10.000 y 25.000 millones de reales (entre 5.291 millones y 13.227 millones de dólares).

En su opinión, «3.000 o 4.000 millones de reales serán para los estadios» y el resto «debe invertirse en infraestructura» urbana.

A juicio del periodista, «la Copa traerá beneficios económicos», pero es necesario establecer «si el precio que se paga es justo o si las obras respetan las listas de prioridades del país».

«A la FIFA lo único que le importa es que sus socios no pierdan dinero y ella misma recaudar con la Copa a costo cero», enfatizó Torres.

El Comité Organizador de la Copa Mundial 2014 se comprometió a finalizar todos los estadios el 31 de diciembre de 2012, un año y medio antes del inicio del torneo.

Fuente:http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95705