La idea de la llamada «crisis estructural», se encuentra primeramente en el prólogo de Marx a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Marx habla de un largo período histórico, «una era de revolución social» en que se crea, dentro del modo de producción existente, un nuevo modo de producción. Las relaciones sociales […]
La idea de la llamada «crisis estructural», se encuentra primeramente en el prólogo de Marx a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Marx habla de un largo período histórico, «una era de revolución social» en que se crea, dentro del modo de producción existente, un nuevo modo de producción. Las relaciones sociales de producción buscan ajustarse al desarrollo de las fuerzas productivas que no logran avanzar sin profundas reformas hasta al nacimiento revolucionario de un nuevo modo de producción que supera el anterior.
El modo de producción capitalista evoluciona hacia la constante innovación tecnológica, la concentración, el monopolio, y la intervención del Estado. Solo estos ajustes de las relaciones sociales le permiten mantenerse en funcionamiento y hasta expandir las fuerzas productivas. Pero esto se hace entre revoluciones, crisis económicas y guerras cada vez más violentos. De ahí el surgimiento de nuevas formaciones sociales que buscan adaptar las relaciones sociales a los nuevos y gigantescos avances de las fuerzas productivas, particularmente con la explosión de la revolución científico-técnica en los años de 1940.
El Nazifacismo, luego de derrotado el Estado Militar que emerge después de la 2ª guerra y con la excusa de la «Guerra Fría», el Estado de Bienestar y la planeación centralizada que se identifico con el socialismo, fueron las formaciones sociales nuevas que permitieron la supervivencia del modo de producción capitalista entre varias revoluciones sociales y la emergencia de los nuevos Estados nacionales en las zonas coloniales. La derrota del fascismo, la caída de los regímenes coloniales y el surgimiento de los Estados nacional-desarrollistas marcaron los años de posguerra.
Como respuesta a esta expansión, los centros de decisión capitalistas lograron articular una ofensiva ideológica y política en su contra que, en las décadas del 1970-80, se cristalizó en el llamado «pensamiento único» neoliberal.
Pero, al contrario del mundo de equilibrio fiscal, cambiario y monetario que proponía alcanzar, con una disminución de la intervención estatal, la práctica neoliberal condujo a un gigantesco desequilibrio global con fuertes déficit en el centro del sistema mundial y la creación de un sistema financiero colosal sostenido por esta intervención estatal – sobretodo la expansión colosal de la deuda pública. Ésta, a su vez, generó un gigantesco sistema financiero que absorbió los excedentes económicos generados en todo el planeta a partir de la generalización de los efectos de revolución científico técnica, para el consumo ostensivo de una nueva casta social de dimensiones globales.
La crisis actual (2008-2010) demuestra las dificultades del sistema capitalista de gestionar la economía, la sociedad y la cultura contemporánea. La gigantesca intervención estatal en curso no hizo más que reforzar los intereses privados y su capacidad de destrucción de la vida en la tierra: expansión de la pobreza, violencia social creciente, destrucción del medio ambiente y amenaza a la propia sobrevivencia de la humanidad, en tanto que las nuevas guerras son las manifestaciones de la crisis del sistema.
La coyuntura actual, marcada por la fuerte intervención estatal, l no apunta a un periodo de crecimiento sostenido y a cambios estructurales profundos. La recuperación del crecimiento económico en marcha apunta hacia una «recuperación rasante» en los países centrales, mientras la periferia se abre camino al crecimiento y al desarrollo. Pero hay graves límites para un desarrollo sostenible, igualitario, pluralista y democrático en esta nueva coyuntura. Además, la actual ola de innovación tecnológica, en curso desde 1994, se encuentra en su fase final. Ella debe agotarse en 10 a 15 años. La combinación de una nueva crisis coyuntural violenta con una nueva fase depresiva de reestructuración del sistema mundial abrirá un periodo de revoluciones y contra-revoluciones mundiales parecido al que vivimos entre las dos guerras mundiales, pasando por las revoluciones sociales, de un lado, y el acenso del nazi-fascismo, de otro, con un costo de vida colosal para la humanidad.
Theotonio Dos Santos es Profesor Emérito de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Profesor Visitante Nacional Sénior de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Presidente de la Cátedra y Red UNECO/UNU sobre Economía Global y Desarrollo Sostenible (REGGEN). Ver www.reggen.org.br
Fuente: http://alainet.org/active/39584