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Entrevista a Alberto Acosta, economista y ex Presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador

‘Rafael Correa sufrió una liposucción ideológica del grupo que le rodea’

Fuentes: El Comercio

Con la grabadora encendida responde moderado… Aunque la expresión de su rostro, que en 40 minutos no deja la rigidez, permite ver un gesto de sorpresa ante la pregunta que cierra esta entrevista… Así, dice que no tiene por qué molestarle que militantes de A. País quizá tomen sus críticas como las de un «pequeño […]

Con la grabadora encendida responde moderado… Aunque la expresión de su rostro, que en 40 minutos no deja la rigidez, permite ver un gesto de sorpresa ante la pregunta que cierra esta entrevista… Así, dice que no tiene por qué molestarle que militantes de A. País quizá tomen sus críticas como las de un «pequeño burgués».

Alberto Acosta

Trayectoria: tiene 62 años, es economista y fue Ministro de Energía de Correa, cargo que dejó para ir a la Asamblea. Fue Presidente de la Constituyente.

Pensamiento: el trabajo de Lenín Moreno es magnífico, pero no transforma estructuras profundas, no cambia el modelo de acumulación concentradora.

Esto en alusión a sus familiares banqueros. Su abuelo gerenció por más de 40 años el Banco Pichincha y su primo hoy es el Presidente adjunto. «Cada quien es libre de ver mi posición como quiera. A cuenta de ser parte de un proceso revolucionario no voy a aceptar jamás la ética del poder por el poder…».
 
Pero, al final de la entrevista, con la grabadora apagada, señala que no puede borrar sus orígenes. Y jovial puntualiza: «Además no soy un pequeño burgués». Y rompe la formalidad al ponerse de pie para probar lo contrario con su 1,86 metros de estatura.

Hace más de cuatro años usted era uno de los mentalizadores de la candidatura presidencial de Rafael Correa. ¿Se arrepiente de eso?

No es momento de arrepentimientos, sino de analizar qué se propuso, qué se ha hecho y cuáles son las expectativas. No se quiso llegar a la Presidencia para controlar al menos una parte del poder político, sino para ser un Gobierno que transforme radicalmente las estructuras. No tiene mucho mérito ser mejor que el de Gutiérrez, Noboa, Mahuad…

¿Este Gobierno se ha vuelto de derecha?

Luego de la presentación del informe a la nación de Rafael Correa hay más elementos que permiten preguntarse si el Gobierno mantiene la línea de izquierda o se está derechizando.

¿Cuáles elementos?

El Presidente dedicó gran parte de su mensaje a atacar a los aliados estratégicos que permitieron que se ponga en marcha este proyecto. Habló contra indígenas, sindicalistas, ecologistas; arremetió contra el MPD y Pachakutik. Sin ese respaldo habría sido impensable aprobar la Constitución, el 28 septiembre del 2008.

¿Por qué Correa se aleja de sus antiguos aliados?

Porque no quiere tener interlocutores para hablar de una manera igualitaria y equitativa sobre cómo organizar la sociedad. Ya sabe lo que hay que hacer, ya tiene todas las respuestas y conoce lo que la gente quiere, no abre el espacio para construir expectativas compartidas. No se trata de compartir cargos burocráticos.

¿Habla como la oposición?

Desde hace un tiempo sostengo que cada vez el Gobierno tiene más rasgos de autoritarismo, de individualismo e intolerancia. Agrede a la izquierda, ya se olvidó de la partidocracia, los pelucones, la oligarquía. Y pide olvidar los crímenes de Alberto Dahik.

Usted estuvo cerca, compartió con él, ¿qué le pasa?

No sabría explicarlo, no he vuelto a encontrarme personalmente, vis a vis con él, desde el 28 de septiembre del 2008. A lo mejor Correa no tenía sólidos fundamentos de izquierda, transformadores y revolucionarios. Era quizá un buen economista keynesiano, que en el auge neoliberal aparecía como renovador.

¿Qué le ha ocurrido?

Se produjo talvez una liposucción ideológica del grupo que le rodea y que mina sus sólidas bases revolucionarias de izquierda.

¿Por qué no lo ha buscado?

Estoy abierto a una conversación el rato que sea posible y necesario. No lo he buscado. No tengo ese afán, pero no tendría inconveniente alguno de hablar con él.

Fue el asambleísta más votado, ¿no le crea eso un compromiso para hacer algo?

El compromiso está presente siempre, con o sin esa votación. Lo tengo y no solo se debe manifestar a través de una función pública. Estoy en la trinchera del análisis y discusión académica, que no deja de ser también política.

¿Es suficiente con enviar e-mails con sus reflexiones sobre las coyunturas?

Quizá no. Pero debato, asisto a reuniones, reflexiono… Me gustaría que desde los movimientos sociales se configure un gran frente popular, no solo para oponerse al gobierno de Correa sino para rescatar las banderas de lucha. Alianza País en su plan de Gobierno del 2006 y en la Constitución recogió el sentir de cambio.

¿Usted lo lideraría?

Parecería que quiero hacer algo en beneficio personal…

Alguien debe liderarlo…

Desde hace meses propongo a los movimientos sociales que defiendan la Constitución. El proceso de revolución empieza a quedar trunco. En el mejor de los casos hay un Gobierno reformista.

¿ Alberto Acosta colgó los botines de la política?

Uno nunca se aleja de la política, ya Aristóteles lo decía: (todo ser humano es un animal político);  Benjamín Carrión decía que mientras más político, menos animal. Cuando reflexiono, escribo, mi trabajo aparentemente es solo académico, pero sin vinculación con la sociedad no fructifica’.

(Durante la entrevista repite que dejó de ser parte de A. País. Sobre la convención, en la que se decidirá si se mantiene como movimiento o se convierte en partido, dice que no es un tema de fondo. Recuerda el proverbio chino: «No interesa que el gato sea negro o blanco sino que cace ratones». Relata que charla con asambleístas de País, gente del buró y del Gabinete, preocupados por no tener un espacio de debate. Antes de la entrevista, de su oficina en la Flacso, sale Fander Falconí, el ex canciller y miembro del buró política de Alianza País. No niega que tocan temas de Gobierno).

 http://www.elcomercio.com/generales/solo-texto.aspx?gn3articleID=258038