El Athletic se encomendó ayer 8 (23 de agosto de 2010) a la Amatxu de Bizkaia, a la que pidió amparo de cara al nuevo curso, en el que confía en conseguir «éxitos a base de trabajo». La basílica de Begoña acogió un acto entrañable y sencillo, en una misa oficiada por Jesús Garitaonandia, […]
El Athletic se encomendó ayer 8 (23 de agosto de 2010) a la Amatxu de Bizkaia, a la que pidió amparo de cara al nuevo curso, en el que confía en conseguir «éxitos a base de trabajo». La basílica de Begoña acogió un acto entrañable y sencillo, en una misa oficiada por Jesús Garitaonandia, rector del templo, que pidió al Athletic «ser un referente de honradez, generosidad, esfuerzo y deportividad». Pablo Orbaiz, capitán del Athletic, e Iraia Iturregi, del equipo femenino, lideraron la ofrenda floral a la Amatxu.
Cada año se repite la misma vieja y caduca historia: los jugadores y su directiva a los pies de la virgen de Begoña solicitando amparo y protección celestial. Un rito del medioevo, sin fundamento objetivo, con sabor iletrado y barniz supersticioso. Pura otroidad animista en una competición de hombres y mujeres, que pugnan por un puesto alto en la tabla de la liga y la copa. Una iglesia, un párroco, dos hisopazos y un grupo de jugadores y jugadoras de fútbol arrodillados ante una imagen vieja de madera carcomida antes de salir al campo de competición. Luego les vi entrar en el restaurante del Ercilla de Bilbao.
Estructuras carcas de la historia, que se repiten: Franco y el corrupto brazo de santa Teresa, el rey y Santiago Matamoros, Pinochet comulgando, Azkuna bailando a la virgen, el papa coronando a reyes, representantes institucionales encabezando procesiones en formación y grupo… Restos feudales y trasnochados en gentes de hoy con sabor rancio y caduco.
Más televisión y lastre que convicción individual.
¡Un lenguaje que chirría y deshonra, leones!
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