Al principio, los artistas de Tacheles buscaban espacios de libertad y «en la situación actual, el dinero significa libertad». Asi termino la nota que el País de Madrid, http://www.elpais.com/articulo/cultura/millon/euros/okupas/Tacheles/elpepucul/20110407elpepucul_6/Tes, le hiciera a un punk cuarentón integrante de una de las casas mas emblemáticas perteneciente al movimiento ocupa en Berlín. La nota se regodea que este […]
Al principio, los artistas de Tacheles buscaban espacios de libertad y «en la situación actual, el dinero significa libertad».
Asi termino la nota que el País de Madrid, http://www.elpais.com/articulo/cultura/millon/euros/okupas/Tacheles/elpepucul/20110407elpepucul_6/Tes, le hiciera a un punk cuarentón integrante de una de las casas mas emblemáticas perteneciente al movimiento ocupa en Berlín.
La nota se regodea que este grupo anarquista aceptara de los dueños del edificio la suma de un millón de euros por irse del lugar y permitir que allí se afinque una empresa hotelera.
El edificio ubicado en la céntrica Oranienburger Strasse de la capital alemana, fue ocupado en los años 90 por un grupo de artistas que no encontraban lugar para expresarse en la nueva alemana unificada y capitalista.
Una acción enmarcada en lo que fueron las ocupaciones masivas de casas reconvertidas en lugares de encuentro para los anti sistémicos, artistas, jóvenes anti capitalistas y con ideas libertarias en su gran mayoría. Barcelona, Londres, Berlín e innumerables ciudades vieron como crecía este fenómeno de expansión de bastiones anárquicos.
El diario el País de Madrid nunca le dio trascendencia, por supuesto, hasta que llegó el bienaventurado día del la traición, de la derrota, y lo convierte en noticia de su diario.
Como la escena de la película argentina «nueve reinas» donde en un baño público los protagonistas hablando de ética, discuten por la cantidad de plata necesaria por la cual se «dejarían coger», ante la negativa de uno, el otro pone arriba de la mesa un millón de dólares y ante el silencio de su compañero sentencia: «putos somos todos, lo que faltan son accionistas»… Esta parece ser la conclusión a la que llegamos con esta noticia.
Está todo perdido de antemano, todos nos vamos a vender, y si aun no lo hicimos es porque nadie nos vino a comprar o aun no dieron con el precio.
Hasta la cifra del «millón» pareciese estudiada por su sentido emblemático. Como en la película, un millón, es la cifra que nos aflojan las rodillas.
De cualquier manera conocemos gente que se vendió por mucho menos y algunos incluso de forma gratuita. Pero ese es otro tema.
Colegas que tiraron piedras fuera del baile porque no los dejaban entrar y al primer silbido de llamado, entraban cabizbajos y en silencio. Nunca se plantearon hacer otro baile! Y si lo hicieron fue por la falta que les hacia el otro, pensando en el otro, el que propone el sistema.
La crónica del diario madrileño se regocija además con signos tales como el nombre la cafetería que funcionaba en la casa: Zapata.
Uno se puede imaginar al redactor refregándose las manos con el artículo, donde de paso, ante la acción de un traidor, cae la integridad del anarquismo mundial.
Nacho Delgado, músico uruguayo que reside en Alemania hace casi 20 años, nos contaba que la interna de la casa estaba muy dividida y que las practicas empresariales en su seno eran moneda corriente, esto explicaría la acción. Un grupo de personas se apodera de una expresión legítima en el pasado y después la vende. En el capitalismo no hay sorpresas, hay procesos.
El propio articulo señala a otro grupo que amenaza con seguir la ocupación y que no acepta la entrega del lugar.
No tenemos que recurrir a personajes famosos en la historia que no se vendieron, hay miles en este mundo que no lo hacen, que se mantienen fieles a sus ideas y no hay millones que puedan con ellos. Pero estos compañeros no serán noticia en el País de Madrid.
¡Por suerte!
Aspecto exterior de la casa de los artistas, Tacheles, en el centro de Berlín